Toda Mi Mala Suerte

21

 

Llegó la hora de almuerzo y de nuevo, espero en silencio a que todos salgan.

Rodney también sale y no me voltea a ver, pareciera que está molesto aunque no hay ninguna razón para que lo esté. Quizás solo esté ocupado con asuntos personales.

Finalmente me he quedado sola. Pienso que debería ir a buscar algo de comer pero no sé, es raro ver como todos siempre van acompañados de otras personas y yo sería la única que está sola.

Me levanto, ordeno mis cosas y mientras iba a salir de la clase, Alex se aparece en la puerta. Miro a un lado de él, esperando ver a alguno de sus amigos sin embargo, no hay nadie más.

—Hola, Cassie —sonríe fugazmente—, um, ¿Qué haces aquí sola?

Señalo hacia un lado. —Ya voy a salir.

— ¿Por qué no vienes a comer con nosotros? —Pregunta—, Rodney está ahí… digo, no sé… parece que se llevan bien.

Sonrío amablemente. —Gracias, um, no estoy segura de eso pero gracias.

Alex se recuesta en el marco de la puerta y dobla una pierna frente a la otra. —Está bien, eh, ¿te llevó después de la escuela? —Pregunta—, lo de la banda, nosotros practicamos en la casa de un amigo.

Ya no estoy segura si quiero ir. —En realidad, creo que no puedo hoy, olvidé que tengo que hacer algo. Lo siento.

Alex entorna sus ojos. — ¿En serio? —Se encoje de hombros—. Es una lástima.

Yo muevo mi mirada hacia el suelo y un silencio incomodo vuelve a crearse.

Alex habla de nuevo: —Ellos, mis compañeros de banda, estudiaron aquí —explica—, son un año mayor que yo.

Asiento sin responderle nada.

Su teléfono comienza a sonar y él mira la pantalla, luego levanta sus ojos hacia mí. —Tengo que irme, pero, si algún día quieres ir a verme solo avísame.

—Está bien —contesto.

Él se da la vuelta y se aleja de aquí. De nuevo he quedado sola.

 

Rodney es el primero en regresar antes que termine la hora de almuerzo.

Al final, solo salí a comprar una bolsa de frutos secos y regresé para pasar el tiempo viendo videos en mi teléfono. Creo que no me molestó tanto hacer eso, de todas formas me he tenido que acostumbrar a mi soledad desde que fui una niña.

Cuando me mira junta sus cejas, como si no esperaba verme aquí por alguna razón.

Levanto mi mano. —Hola.

Él se acerca a su asiento y se acomoda sobre él, sentándose de lado para verme. —Hola, Cassandra.

Sonrío. —Eres el único que me llama Cassandra aquí.

Asiente con una expresión sería. —Me gusta tu nombre.

Junto mis manos y comienzo a jugar con mis dedos. —Aún faltan como diez minutos, ¿no? Pensé que estabas con tus amigos.

Se toca la oreja, cerca de su piercing. —Um, sí estaba ahí pero… —hace una pausa repentina—, espera, ¿Cómo sabes que me fui con ellos?

Me encojo de hombros. —Alex me dijo, me preguntó si quería llegar pero, pues, no sabía si eso era una buena idea.

—Alex —repite—, ¿entonces estaba contigo?

Niego. —Solo unos minutos, creo que regresó por algo pero se olvidó de eso porque se fue, me vio aquí y ofreció que me uniera con todos.

Se toca el mentón con dos dedos. —Ah, genial.

—Sí… —muevo mis piernas de adelante hacia atrás—, um, ¿él toca en una banda, no?

Asiente. —Sí, le gusta todo eso desde niño —afirma—, ¿te lo dijo?

Me encojo de hombros de nuevo. —Bueno, sí, me preguntó si quería ir a verlo o algo así pero, eh, no sé.

— ¿No sabes? —Recuesta su cabeza sobre su brazo—, podrías ir si quieres, son unos chicos que conoció hace unos años pero son diferentes a… bueno, me refiero a que ellos viven su vida y son agradables, digo, si estás dudando en ir.

Supongo que si Rodney afirma algo así, debe ser cierto. —Bueno, iba a ir pero no sé, creo que acepté sin pensarlo —sonrío—. Ni siquiera tengo auto para ir a donde sea que es.

—Ah, ¿entonces no irás? —pregunta levantando una ceja.

Niego. —No, no iré. Ya le dije.

Rodney permanece unos segundos en silencio y luego estira sus piernas. —Entonces, ¿quieres que hagamos hoy algo? —Yo junto mis cejas—, sí, sé que dije que estoy ocupado pero, es una larga historia. Estoy libre y si tú quieres, no sé, podemos ir a algún lugar.

Entorno mis ojos. — ¿Por qué cambiaron tus planes?

Se acomoda el cabello con la otra mano. —Bueno, solo cambiaron —responde—, ¿quieres?

Asiento lentamente. —Sí, está bien.

Él sonríe discretamente. —Genial, entonces, eso haremos —se mueve para poder inclinarse hacia mí—. Eh, creo que no te había dicho pero les pareces agradable a mis abuelos, estuvo hablando con mi abuela ayer, por teléfono.

Toco la tela de mi blusa. —A mi también me agradaron, me la pasé bien.

Rodney me mira a los ojos. —Si quieres, puedes acompañarme otro día… si tú quieres.

Asiento. —Sí, suena bien.

Su teléfono comienza a vibrar, dobla su brazo para sacarlo del bolsillo y contesta: — ¿Qué pasa? —Espera—, estaba aburrido, solo me fui… sí, está bien, nos vemos.

Termina la llamada y deja el teléfono sobre su escritorio.

— ¿Sabes algo? Acaban de estrenar una película, ¿quieres ir a verla hoy? —Me pregunta—, es de comedia y he leído que tiene buenas críticas, por cierto, son fantasmas los que salen ahí.

Sonrío. —Suena como que todo lo paranormal ahora lo asocias conmigo.

—Creo que sí, todo esto me recordará a ti por el resto de mi vida —afirma, bromeando—, pero entonces, ¿sí quieres? Hay una función a las cuatro y media, yo te llevo a tu casa de regreso.

—Sí, está bien —contesto—, tengo ganas de comer palomitas de maíz.

—Genial, ya tenemos un plan —entorna sus ojos—¸ ¿Pero no hay problema con tus padres? Digo, mañana hay escuela y tal vez no quieran que salgas.

Mis padres llegar siempre tarde así que no importa. —Está bien.

Y hablando de fantasmas, en ese momento me pareció ver algo en la ventana. Dirigí mi mirada hacia ese punto pero no hay nada, quizás fue un efecto de luz.




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