Toda Mi Mala Suerte

27

—Entonces, ¿Irás al vivero? No suena tan entretenido pero al menos saldremos de la escuela —Rodney termina de ayudarme a limpiar la mesa.

—Sí, ya entregué mi permiso —respondo.

Un retumbo se escucha afuera, pocos segundos después la lluvia comienza a caer abundantemente. Miro a través de la ventana con el entrecejo junto.

—Ay, no —volteo a ver a Rodney—. Lo siento, te entretuve mucho tiempo aquí, tal vez no dure mucho tiempo, si quieres puedo buscar un paraguas…

—Cassie —Rodney se acerca a mi lado—. Está bien, no te preocupes. No es tu culpa, podemos seguir estudiando si quieres.

Niego. —Está bien, digo, si quieres o no porque no sé qué más hacer.

Él coloca su mano sobre mi hombro. —Si no quieres estudiar ahora, ¿quieres que veamos un video? Encontré un podcast donde cuentan historias de fantasmas y cosas extrañas que la gente les envía sus experencias.

Otro trueno. —Eh, sí, suena bien —sonrío—. Tenemos la ambientación, ¿no?

Asiente. —Sí, espero no te de miedo estar sola después de esto.

Sacudo mi cabeza. —Honestamente, ya me acostumbré y cuando escucho sonidos extraños, solo hago lo que mi abuela me enseñó cuando era niña —le explico.

Eleva una de sus cejas. — ¿Qué?

—Voy al ático, saco el agua bendita y expulso a todos los entes del más allá —contesto.

Rodney entorna sus ojos, está intentando descifrar si lo que acabo de decir es verdad. — ¿Tienes agua bendita?

Sonrío. —Era una broma —explico—. Pero mi abuela sí me enseñó a orar cuando tuviera miedo, lo hago de vez en cuando —aunque no siempre es por los fantasmas en mi casa, a veces es porque quienes realmente me asustan, son personas de carne y hueso.

—Ah —resopla—. Por un segundo pensé que estaba frente a una exorcista.

Me coloco la mano sobre el pecho. —En realidad, me gustaría serlo.

Rodney deja salir una carcajada. —No sé porque pero no me sorprende.

Y yo no sé porque Rodney me hace sentir tan tranquila y relajada.

—Entonces… ¿Dónde lo vemos? —pregunta juntando sus manos.

Llevo mi mano a la punta de mi cabello. —Um, pues, podríamos ir al sofá si quieres, se puede conectar a la pantalla.

—Sí, suena bien —aclara su garganta y me hace una seña para que pase.

Camino con la sensación de nervios por todo mi cuerpo y aumenta cuando un trueno resuena en el exterior. Rodney me sigue hasta el sofá y nos sentamos, dejando varios centímetros de distancia entre nosotros.

Tomo el control remoto para encenderla. —Entonces, um, ¿todos los sábados visitas a tus abuelos? —pregunto.

—Eso intento —responde, con su teléfono en las manos—. Quisiera verlos más seguidos pero ellos nunca abandonarán su casa.

Sonrío. —Es una casa muy linda, se siente acogedor estar ahí.

—Lo sé —responde cuando la pantalla avisa que un dispositivo se ha conectado, la pantalla cambia de negro a un fondo azul—. Este episodio no lo he visto aun, es sobre apariciones en hospitales.

Subo un poco el volumen para escuchar por encima de la lluvia. —Mis padres trabajan en un hospital —menciono.

Rodney deja su teléfono sobre la mesa frente a nosotros. —Pues esperemos que a ellos no les haya ocurrido nada de eso.

Niego. —No creen en esas cosas, dicen que todo está en la imaginación.

—Um —se acomoda sobre el asiento—. Pues seguramente algunos sucesos sí son error de nuestra mente pero no sé, ayer me vi como tres episodios y si hay tantas personas contando sus experiencias, alguna de esas debe ser real.

—Sí —lo señalo—. Como con tus abuelos, ellos saben que lo que han visto es real.

—Claro —sonríe—. ¿Lista?

Junto mis manos sobre mi regazo. —Sí, lista.

Rodney reproduce el video y ambos escuchamos en silencio. Me sorprendía como siempre escuchar sobre las apariciones de niños, ancianos y figuras desconocidas como siempre, pero esta vez, no dejaba de darle rápidas miradas a Rodney.

Él está cerca de mí y aunque este momento no es romántico y yo no debería hacerme ilusiones de nada, sabía que mi corazón estaba feliz porque alguien como él estuviera interesado en pasar tiempo conmigo.

Puede ser que solo esté esperando a que pase la tormenta pero al menos, está aquí.

Cuando el episodio termina, la pantalla vuelve a negro.

Aún no hemos encendido las luces por lo que mayormente está oscuro. La lluvia sigue cayendo sin pausa y ahora solo quedan unas horas antes que mis padres vengan.

—Fue impresionante —admito.

Rodney asiente varias veces. —Lo fue —escucho su respiración—. Um, Cassandra, ¿puedo hacerte una pregunta?

Su rostro está levemente iluminado. — ¿Qué?

—Ah… —se está tardando en continuar—, ¿A ti te gusta Alex?

Junto mis cejas, no esperaba que preguntara algo como eso. — ¿Alex?

—Sí —contesta—, ¿Te gusta? Yo sé que me dijiste que no pero, puede que las cosas hayan cambiado.

Exhalo, cansada de estas preguntas. Me levanto y voy hasta el interruptor, enciendo la luz y me recuesto en la pared. —No me gusta Alex, ¿Por qué preguntas?

Rodney rasca su cuello. —Porque sí —pero debe haber otro motivo.

—Pues él me pregunto algo similar y le contesté que no —afirmo—. No quiero problemas por un chico, no quiero dramas. Ya no.

— ¿Ya no? —Eleva una ceja—. ¿Te refieres a lo que sucede ahora?

Muevo mi cabeza de izquierda a derecha. —No realmente, en realidad, el año pasado ocurrió un problema en mi anterior escuela por algo como eso.

Rodney se cruza de brazos. — ¿Qué te pasó?

Respiro profundo y camino para sentarme de nuevo a su lado. —En mi anterior escuela había un chico, se llama Garrett y pues, nos hicimos amigos rápidamente.

— ¿Y qué pasó después de eso? —pregunta.

Lamo mis labios. —Bueno, él me hablaba constantemente y a mí me gustaba un poco, supongo. Pero todo se arruinó rápidamente porque su ex novia comenzó a odiarme por nada, ni siquiera salíamos y los rumores fueron creciendo.




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