Toda Mi Mala Suerte

28

Hoy es el viaje escolar y estoy hecha una bola de nervios.

Llegue temprano como siempre, la mayoría también lo hizo ya que tendremos que salir a tiempo y al profesor no parece agradarle las personas que llegan tarde.

Rodney se acercó y me mostró una sonrisa cuando pasó a mi lado, yo levanté mi mano disimuladamente. Aún no están Elize y Carmen, pero siempre estoy alerta.

Elize llegó junto con Carmen unos minutos después, entraron riéndose y hablando entre ellas. Unos pocos segundos después, Alex entró al salón y como siempre, inició su ronda de saludos.

Excepto que esta vez no se sentó en su asiento de siempre, caminó hasta donde está Rodney y lo saludó, después se sentó frente al escritorio de él. —Hola compañeros.

Asumo que me está hablando a mí también, aunque bajo la mirada.

—Que buena suerte que estamos juntos —le dice a Rodney—, es el destino.

Rodney bufa. —Sí claro.

—El destino nos unió —reafirma—, a ti, a mí y a Cass.

Yo lo miro y le doy una sonrisa que duró casi nada.

Desgraciadamente, Elize y Carmen se acercaron a Alex también, pero sus miradas están sobre mí. —Un día lejos de la escuela, es perfecto —Carmen celebra.

Elize coloca un brazo sobre los hombros de Alex. —La mejor parte es que no solo vamos nosotros.

Un momento, ¿Qué? Pensé que solo sería algo de esta clase, aunque ahora que lo analizo, es lógico que fueramos todos.

Pude que sea lógico pero no me hace nada feliz, eso significa que Kelly, Nova, Jason y David estarán por ahí.

Solo espero que se alejen y se olviden de mí.

—Deberías sentarte con Elize en el autobús —Carmen le sugiere a Alex—. Yo quiero sentarme al lado de Cassie.

Alex bufa. —No podemos hacer eso, tenemos que estar con nuestros compañeros —me voltea a ver—. Y ella es mi compañera, tú quédate con quien sea que te asignaron.

Elize y Carmen juntan las cejas. —Pero eso es en el lugar —especifica Carmen—. No en el autobús, a nadie le importa dónde nos sentemos.

—Ella irá conmigo —Rodney señala, con voz firme—. Ya lo decidí.

Elize toca su cabello. —Um, ¿De verdad? ¿Por qué?

Carmen me mira molesta. —Ten cuidado, Cassie. Rod suele mover sus manos por las piernas de las chicas.

Alex se voltea hacia ella con el ceño fruncido. — ¿Qué?

Rodney la señala. —Carmen, basta.

Elize resopla. —Quizás eso le guste —“murmura” aunque la pude escuchar sin ningún problema.

Trago saliva, presiono las uñas contra mis palmas.

—Rodney no hace eso —Alex lo defiende.

Carmen se encoje de hombros. —He escuchado rumores.

Rodney chasquea la lengua. —Lo que digan.

Elize aclara su garganta. —Entonces, ¿Por qué tanto interés en sentarte con ella?

No  me gusta que hablen de mí como si yo no estuviera a un lado, escuchando todo perfectamente.

Alex estornuda y se cubre con su brazo, luego voltea hacia Elize con la nariz arrugada. — ¿Tienes perfume?

Asiente, juntando las cejas. —Sí, siempre uso.

Él se toca la punta de la nariz. —Sí, lo haces pero este es diferente —vuelve a estornudar—. Los olores cítricos me hacen estornudar.

Carmen bufa. —Que dramático, solo es un perfume.

Elize rueda los ojos. —Al menos yo huelo bien —y por alguna razón, me mira.

No puedo dejar que ella me ofenda aunque, es complicado evitarlo. Ahora estoy dudando si mi desodorante no está funcionando o si debería cambiar mi shampoo.

—Me iré con Rodney —Alex afirma—. Él huele a jabón de bebé, no estornudaré.

Rodney estira su pierna y lo empuja suavemente. —No te quiero a mi lado.

Alex levanta tres dedos. —En el asiento caben tres personas, así que no hay problema —y me mira por un segundo.

Me hundo en mi asiento y me pregunto qué tan buena idea fue haber venido el día de hoy.

 

 

—Bien alumnos, por favor ubiquen a sus compañeros y saldremos al jardín numero dos —el profesor mueve las manos en el aire cuando explica—. Por favor tomen todas sus cosas, la escuela no se hará responsable de perdidas así que presten atención.

Algunos abren sus bolsas revisando que llevan todo.

—Este no es un paseo de entretenimiento, es para educarnos así que les pido que se comporten —ajusta su camisa—. No quiero que avergüencen a la institución, espero su mejor comportamiento y ni una sola queja, ¿entendido?

—Sí —responden sin energía.

—Una cosa más —levanta el dedo—. No quiero nada de parejitas escapándose a lugares lejos de la supervisión de los profesores, si nos avisan sobre alguien comportándose de manera inapropiada obtendrá una suspensión sin excepción —mira a todos, encontrando sus ojos uno por uno—. Nadie, ¿comprenden?

—Si —nuevamente responden.

Levanta la mano. —Bien, jóvenes, vamos al jardín a esperar los autobuses y caminaremos en silencio para respetar a los demás alumnos.

Todos obedecen, salen susurrando y sin llamar mucho la atención. Yo espero hasta el final, al igual que Rodney y Alex. Supongo que debemos permanecer cerca.

Salimos por la puerta y a diferencia de los demás grupos, nosotros no hablamos entre nosotros. Caminamos en silencio, Rodney a mi lado y Alex al lado de Rodney.

Bajamos las escaleras y desde aquí veo que los otros salones están comenzando a salir también. Al fondo puedo distinguir a Marcia y a Kelly, también veo a Louis.

Cuando llegamos a la primera planta, otros dos profesores se encuentran con el nuestro y discuten algo entre ellos. Las personas de mi clase saludan a los de otras con señas y sonrisas.

Seguimos nuestro camino hasta el jardín número dos, que al fondo tiene un portón gris largo y alto, supongo que por ahí entraran los autobuses para el viaje.

Es aquí cuando las voces van en aumento y ya no parece molestarles a los profesores. Las personas se apartan de sus grupos para saludar a sus otros amigos y reírse de sus propias bromas internas.




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