Toda Mi Mala Suerte

41

Elize asiente. —Kelly se disculpará con ella, ¿bien?

—No —responden Kelly y Michael al mismo tiempo.

Ahora sí, me encuentro entre la espada y la pared.

Si intento convencer a Michael que no está sucediendo nada entre ellas y yo, las dejaran sin ningún castigo y estoy segura, todo empeorará. Lo he vivido antes, sé que cosas peores pueden llegar a suceder.

Pero si hablo de todo lo que han hecho, de cómo me han tratado, existe un riesgo que yo quede como la acusadora y no sé qué tan bien reaccionarían el resto de sus amigos, los que no interactúan conmigo.

¿Y si mi vida se vuelve peor?

La clase estaba de acuerdo en no subir la mano cuando Carmen hizo ese juego, ¿y si después me odian muchas más personas?

¿Qué tengo que hacer?

—Michael —le hablo.

Él gira a verme. — ¿Qué pasa?

Suspiro. — ¿Podemos hablar un segundo?

Me mira desmotivado, creo que ya sabe qué le diré. —Cassandra, vamos a la dirección para que esto se resuelva.

—Ve a llorar con el director —Kelly suelta—. Luego acuéstate con el hijo rico de papi.

— ¡Ey! —Michael voltea su cuerpo rápidamente—. ¡Basta de eso, Kelly! ¿Te escuchas cuando hablas? ¿Por qué piensas que insultándola vas a ganarte a Rodney? ¿Vas a decir que ella llorará cuando tú te comportas como una niña inmadura?

Silencio.

Alex exhala y suelta un quejido. —Está bien, iremos con el director y…

— ¡Pero no hicimos nada! —Carmen suelta.

Alex niega, apretando los ojos. —Ya me cansé, ya… ya me cansé.

Elize levanta su mentón para señalarme. —Ella quería decirte algo, Michael.

Regresa conmigo. —Escucha, todo estará bien, no tengas miedo —susurra.

Muerdo mi labio inferior. —Yo creo que… —mis dedos tiemblan—, solo fue, yo… no importa. Kelly está molesta y por eso dijo eso.

Michael niega. —No digas eso, sabes que no es así.

—Ey, no pongas palabras en su boca —Carmen dice—. Ya lo dijo ella, solo fue algo del momento.

Michel aprieta su mandíbula, no las mira, me mira a mí.

—Discúlpate, Kelly —Carmen dice.

Kelly chasquea su lengua. —Perdón, ¿feliz?

Michael levanta su mano y sacude hacia atrás. —Váyanse a su salón de clases.

Elize toma a Carmen y se mueven rápido, Kelly retrocede empujando a Alex y se va en dirección recta. Alex me da una mirada y luego sube, lo pierdo de vista.

Michael se masajea las sienes. —Cassandra, sabes que cometiste un error, ¿verdad?

Me duele el cuello, es como si estuviera cargando algo muy pesado. —Hice lo que creo es mejor.

—No —responde Michael—, no, Cassandra. Lo he visto pasar, sé qué sucederá ahora.

Morgan.

Sarah.

—Yo… —me siento como una estúpida pero no sé qué hacer, quisiera reiniciar todo.

Michael se toca la barbilla. —Escúchame, si veo una vez que te están insultando o lastimando no pediré tu opinión para ir con el director.

A pesar que es para mí beneficio, suena como una amenaza. —Yo soy la que sufre las consecuencias.

— ¿Qué? —junta las cejas.

—Yo soy la que sufre todo, no tu —respondo con los ojos ardiéndome—. Si vas y los expulsan, seguirán estudiando otros de sus amigos que pensaran que soy una tonta que se queja de todos y se burlaran de mí, ya no quiero que eso suceda.

Junta sus manos y las frota. — ¿Y si todo sale bien? ¿Y si finalmente dejan de acosarte?

¿Y si no?

—Sé que eres el presidente o no sé qué eres pero, solo tengo que ignorarlas —afirmo.

Michael niega. —Ese es el problema —da un paso al frente—. Tú no deberías ignorar a nadie, deberías venir aquí y no escuchar comentarios que te fuerzas a ignorar.

Me odio tanto, una lágrima se me sale del ojo y la limpio inmediatamente.

Kelly tiene razón, soy una niña llorona al final del día. Necesito que otros me defiendan y siempre busco agradar a todos pero siempre fallo. Siempre fallo.

—No llores —me pide, pero no como una orden, lo dice suavemente—. Mira, sé que nos acabamos de conocer pero antes que te sucediera esto a ti, ocurrió algo similar con un chico que por la presión, se quitó la vida.

—No haré eso —respondo.

Se acerca un poco más. —Espero que no, espero que nadie nunca haga eso por culpa de otros pero, la presión a veces puede ser demasiada y si llegas a tu límite, creerás que esa es la única opción.

Limpio otra de mis lágrimas. —Sé que ocurrió con Morgan —admito—. Y es frustrante, puedo imaginarme un poco como se sintió.

—Morgan era un buen amigo —afirma y por su tono puedo darme cuenta que lo dice enserio—. Hicimos todo lo que pudimos pero, cuando tienes a una persona diciéndote lo malo que eres, no te importan las otras cien que sí ven lo bueno en ti.

—Pero en su caso, era al revés, ¿no? —digo—. Morgan tenía más personas que lo molestaban.

—Pero llegó a un punto donde era incapaz de ver lo bueno que él tenía —asegura—. Morgan tocaba la guitarra, era bueno dibujando y siempre me ganaba en ajedrez —hace una pausa—. Pero ellos se encargaban de recordarle que no valía la pena y bueno, que incluso su mamá murió por su culpa a pesar que él sabía que no era así.

Me hubiera gustado conocer a Morgan.

—Tal vez pienses que soy demasiado intenso con todo esto pero, no quiero que vuelva a ocurrir —aprieta sus labios—. No solo aquí, cuando se gradúen y sean los jefes de alguien, incluso en los trabajos pueden acosarte de esta manera.

Creo que puedo entender más la preocupación de Michael, no se trata solo de mí, se trata de quienes puedan convertirse en sus víctimas en el futuro.

— ¿Qué clase tienes después? —me pregunta de pronto.

—Um, biología —respondo.

Asiente. —Está bien, acompáñame aquí —señala el fondo.

— ¿A dónde? — ¿me llevará con el director a pesar de todo lo que le dije?

—Es la oficina del subdirector —levanta una mano—. No, no voy a obligarte para que digas algo, pero tengo que pedir una cosa ahí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.