Toda Mi Mala Suerte

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—Mira este —Elizabeth sostiene un vestido lila frente a m´.

Es hermoso pero sé que le quedaría mucho mejor a ella que a mí, además, ese precio es demasiado costoso. —Pruébatelo —propongo.

Niega con los ojos abiertos. —No, es para ti, vamos.

Janne asiente. —Sí, vamos, quiero ver cómo me queda este verde.

Las dos me toman de los brazos hasta los vestidores.

Janne, Elizabeth, Michael y yo venimos hasta una plaza comercial en la ciudad vecina, la cual no imaginaba que fuera tan lujosa con solo verla de lejos. Es un espacio abierto con varios locales y todos lucen intimidantes con sus techos altos, sus escaparates largos y prendas visualmente elegantes.

Este lugar es uno de esos donde no hay muchas tallas ni tampoco muchas opciones, recuerdo venir a una tienda similar con mamá y ella me explicó que las personas prefieren pagar por lo exclusivo. Con estos precios es probable que no veas la misma prenda por todos lados.

Antes de ir al probador, me detengo al notar un vestido rosa. Es muy lindo, con mangas largas, holgado y con encaje negro en el cuello. Creo que ese es el tipo de vestidos que me gustaría llevar a un baile.

Pero no iré.

— ¿Te gusta? —la chica que atiende la tienda, vestida con un uniforme negro, pregunta.

Elizabeth sonríe. —Cass, te verías tan linda —se acerca para tomarlo con cuidado—. Vamos, te quedará.

—Sí, sí —Janne afirma.

Bueno, probármelo no costará nada, ¿no? Al menos me gustaría vérmelo puesto. —Está bien —respondo.

Las tres entramos a unos vestidores con cortinas gruesas y pesadas. Me desvisto y me coloco con cuidado el vestido rosa, me miro frente al espejo y sonrío. Me queda bien, casi pareciera que fue hecho para mí.

No soy alta y no soy delgada pero me veo bien.

— ¿Cass? —Janne me llama desde afuera—. ¿Ya estas lista?

Respiro profundo y abro la cortina lentamente. Janne y Elizabeth ya están con sus vestidos, se ven geniales. El de Elizabeth es de dos piezas, magenta y con mangas asimétricas. El de Janne es verde, con cortes en la cintura y una falda corta.

—Mírate —Janne me toma de la mano—. Luces como una princesa, Cass.

Elizabeth sonríe. —Te lo llevas, ¿bien?

Suelto aire por la nariz. —No, yo… —no puedo pagarlo—, no iré al baile.

Ambas se ven decepcionadas. — ¿Pero no te gusta?

—Llévatelo y lo usas en otra ocasión —sugiere Janne.

Lamo mis labios. —Um, bueno… yo no puedo pagarlo.

Elizabeth asiente. —Ah, entiendo —suspira—. Lo siento, no queríamos traerte aquí para esto, digo, no queremos que pienses que estamos burlándonos de ti.

—No lo hago —respondo honestamente—, está bien, gracias por traerme con ustedes. Me estoy divirtiendo.

Ambas me miran no satisfechas con la situación pero no hay nada que hacer, además, no iré a ese baile. Si voy, es probable que ahí intenten hacerme algo y aunque parezca paranoica, prefiero serlo para evitar más problemas.

Salimos del lugar luego que Janne y Elizabeth compraran un par de vestidos. —Ah, esperen —Elizabeth entorna sus ojos—. Creo que dejé mi teléfono en el vestidor —retrocede—, ahora vengo, vayan allá, en el café.

—Está bien —responde Janne, entrelazando su brazo con el mío—. Entonces, ¿Qué te pareció esta tienda? Es mi favorita.

—Es linda —afirmo.

—Um, oye, ¿Qué hay de Wesley? ¿No quieres que lo invitemos la próxima vez que salgamos? —me pregunta.

Oh, no sabía que habría una próxima vez. —Um, bueno, me agrada.

— ¿Compraste algo? —Michael se aparece a su lado, sosteniendo una bolsa de papel negra.

—Sí —responde—, unos vestidos muy lindos. Ahora, no nos interrumpas, estoy ocupada intentando convencer a Cass  para que vaya al baile con Wes.

— ¿Con Wes? —Junta sus cejas—. ¿Por qué con él?

—Porque se verían bien aunque si ella quiere a otra cita, está bien —afirma.

Niego, sonriendo nerviosa. —No, no quiero otra cita, digo, no quiero una cita. Yo realmente no iré.

Michael asiente. — ¿No?

Seguimos caminando hacia la cafetería. —No, no es lo mío.

—Es una lástima, sería muy divertido —afirma Janne.

Michael se mueve para colocarse a mi lado. — ¿Cómo te fue en clases?

— ¿Por qué? —Janne gira a vernos—. ¿Qué pasa?

—Porque Kelly no fue nada amable hoy —responde Michael.

Janne se detiene y bufa. — ¿Cuándo lo ha sido? —niega, molesta—. Pero, ¿Qué pasó? ¿Te hizo algo?

Niego rápidamente. —No, no.

—Sigue obsesionada con Rodney y la culpó —explica él—. Siempre actúan tan dramáticamente.

— ¿Rodney? —Janne junta sus cejas—. ¿Por qué la culpó?

Muerdo mi labio. —No…

Michael resopla. —Porque en lugar de fijarse en Kelly, se fijó en Cassandra.

—Bien hecho —responde Janne—. Cass es cien, ¡No!, Diez mil veces mejor que ella.

Levanto mi mano. —No, no lo soy. Yo, no quiero hablar sobre eso.

Michael asiente. —Bien, no hablemos sobre eso —se pasa la mano delicadamente sobre su cabello—. ¿Qué harán ahora?

Janne se encoje de hombros. —Tomar café y luego, no sé, ¿Cass, estás libre o ya no quieres pasar tiempo con nosotros?

Sonrío. —Si quiero, ¿Por qué?

— ¿Vamos a mi casa? —pregunta Janne emocionada—. Veamos una película, ¿sí? ¡No, tengo una mejor idea! Empecemos a ver esa nueva serie y así todos los días después de la escuela vemos un capitulo, lo hacemos con Elizabeth todo el tiempo.

Me siento feliz que me incluyan en sus planes, que no les moleste mi presencia y que quieran pasar más tiempo conmigo. Espero que no sea otro truco, que no intenten sacar provecho de mí.

Espero que no.

— ¡Regresé! —Elizabeth viene hacia nosotros—. Um, ¿Por qué caminan tan lento? Vamos, necesito mi café helado ahora.

 

— ¿Qué te pareció? —pregunta Janne, inclinándose sobre este asiento que es básicamente una butaca de cine.




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