Toda Mi Mala Suerte

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—Al menos yo no me quejo con todos —Carmen le dice a Kelly, Nova y Elize.

—Ya sé —Kelly ríe—. Solo lo hace para que los chicos le tengan lástima —responde en voz alta, claramente para que yo pueda escucharla.

—Qué vergüenza ser así, ¿no? Es como, patético, no sé —Carmen agrega.

Kelly bufa. —Y se cree tan importante, es una mentirosa.

—Sí, pero ya no podemos decir nada porque llora con todos —Elize afirma, luego ríe.

Alex llega al salón de clases pero eso no impide que ellas sigan, ahora es el turno de Carmen: —Um, lo peor de todo es que le creen, ¿acaso no pueden conseguirse algo mejor?

—Si pueden pero los hombres son unos idiotas —responde Kelly—. Se conforman con cualquier cosa, no saben valorar a las chicas buenas.

—Um, sí, odio eso —responde Elize—. Además no sé cómo pueden compartirse una chica, que asco, ¿no? Yo no podría estar con alguien que estuvo con una de ustedes.

—No, qué horror —responde Carmen—. Es como, pasarse un chicle.

Todas ríen de nuevo.

Alex solamente se sienta y las ignora, no sé si sabe que están hablando de mí o no le importa.

Rodney llega también, lo que agrega más gasolina a sus comentarios. —Y, ¿Por qué estarías con alguien que te deja en ridículo? —Kelly suelta—. Imagínate decir eso y que luego se vaya con otro.

Ríen. —Pero es por lo mismo, son unos tontos —Carmen continúa—. Les gustan las chicas fáciles de obtener porque ellas no se dan a respetar, dejan que les hagan lo que quieran.

Elize exhala ruidosamente. —Sí, que idiotas.

Rodney se deja caer en su asiento.

—Pero ya no hablemos de eso —pide Carmen—. Después llega su nuevo novio y nos amenaza.

—Ah, sí, mejor ya no —Kelly comenta—. Aunque la admiro, fue escalando de chico en chico y ahora obtuvo a uno con dinero.

—Creo que eso quiere, ¿no? —Elize responde—. Como ella no tiene, necesita que le paguen todo.

—Ah, es por eso —Kelly chasquea los dedos—. Pero eso no es como, ¿venderse?

Y vuelven a reír.

Yo estoy intentando no reaccionar de ninguna manera pero es difícil. Escuchar todas esas cosas desde temprano me hace sentir físicamente enferma. Quisiera que se callaran, que me dejaran en paz. Ya no quiero que sigan hablando.

— ¿De quién hablan? —pregunta Alex.

Carmen bufa. — ¿Tu qué crees? —Se cruza de brazos—. Tu noviecita, bueno, ya no es tuya pero la tontita de allá.

Me señala.

Alex suspira. —Elize, basta de eso.

—No —responde ella—. Ahora que ya sabemos que la defiendes porque te gusta, que ella se queja de todo y que se ha ganado a los hombres para su beneficio, me da igual.

—Lo dices porque no nos llevaron a la dirección —responde Alex, molesto—. Pero sabes que no quieres que suceda de nuevo.

— ¿Por qué tanto drama? —Kelly reclama—. Si no se aguantan, ¿Por qué no se van de aquí? ¿Por qué quiere que la tratemos bien cuando no nos agrada?

Todo este tiempo Nova ha permanecido en silencio y únicamente ríe con los comentarios. Quizás ella solo está siendo influenciada por sus amigas o quizás no, quizás esta vez no quiere decir nada sabiendo que yo estoy aquí.

—Ya cállense —pide Alex—, dejen el tema.

—Mejor vámonos —Carmen suelta—. Ya Alex fue contaminado, vamos.

Ellas salen y finalmente hay silencio. Es agradable dejar de escuchar todos esos insultos.

Unos instantes después, Elizabeth y Janne entran y se dirigen hasta donde yo estoy. Las admiro por su seguridad cuando caminan y la manera en que entran como si no necesitaran pedir permiso.

—Hola —Janne saluda al igual que Elizabeth.

—Hola —respondo.

Ellas se recuestan en la pared al lado de mi escritorio. — ¿Qué hacemos hoy antes de ir a mi casa? ¿O quieres que vayamos y ordenemos comida allá?

— ¿Has probado la comida de Coal Leaf? Es tan buena —Elizabeth me pregunta.

Niego. —No, yo no.

—Um, entonces tenemos un plan —avisa Janne.

Elizabeth mueve sus ojos detrás de mí y junta las cejas. — ¿Qué tanto ves, Rodney?

Me giro y sí, él está viendo en esta dirección. —Nada —contesta—. ¿Ahora pasan tiempo en tu casa, Janne?

Janne me toca el hombro. —Sí, eso hacen los amigos, se divierten juntos.

Elizabeth suspira. —Que aburrido que te tocó en este salón, ojala estuvieras con nosotras.

—Sí —Janne dice, recostándose de nuevo—. Al menos no están ellas, solo ellos.

Rodney se queja detrás de mí.

Janne chasquea su lengua. —Como sea, alguien preguntó por ti, Cass —se acerca a mí para susurrar: —mi hermano quería saber si ibas a llegar hoy también.

Michael seguramente solo intenta que yo tenga amigos. —Ah, sí…

—Ya no nos contaste nada —Elizabeth se acerca—. ¿Qué paso? ¿Qué hablaron?

Janne sube la mirada y suspira. —Espera, Cass. Mejor nos dices después, aquí no hay privacidad.

—Vamos afuera —Elizabeth propone y básicamente, me levanta del brazo—. Quiero saber que pasó.

—Yo también —Janne afirma sonriendo—. No quiso decirme nada, vamos.

Ambas me toman de la mano y me dirigen a la puerta.

Creo que deben estar pensando que entre Michael y yo sucedió algo “romántico” pero eso no puede estar más alejado de la verdad. Creo que él realmente tiene algo que lo empuja a ayudar a otros, y yo puedo afirmar que no siento nada de eso por él.

Lo que sí siento es agradecimiento, pero también siento eso con Elizabeth y Janne.

—Dinos, dinos —pide Elizabeth sonriendo—. Matt no ha dicho nada, necesitamos detalles.

Niego. —No hay detalles, él solo… —hago una pausa—, estábamos hablando de um, ese chico, Morgan.

Ambas cambian las sonrisas por rostros tristes. —Oh —suelta Janne.

Elizabeth tuerce la boca. — ¿Te contó?

—No fue él —digo—, alguien más… pero, um, Michael no quiere que eso ocurra de nuevo.

Janne asiente. —Nosotras tampoco. Cass, lo que sea que te dijo mi hermano, aplica para nosotras —afirma—. Ya que sabes eso, sabes que ellos pueden ser crueles entonces, cuando quieras hablar sobre algo, aquí estamos.




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