— ¿Qué es esto? —pregunta Janne, tomando una hoja colocada en mi escritorio, doblada por la mitad.
Pero no solo está en mi escritorio, está en el de todos.
Elizabeth toma la que está en el de enfrente, la desdobla y sus ojos se abren. — ¿Qué?
Pánico entra dentro de mí por lo que sea que esté ahí, me acerco a Janne para descubrir que están viendo. Pero no se trata de mí, se trata de Jason, Marcia, Louis, David, Nova, Kelly, Carmen, Alex, Elize y Rodney.
Están las diez fotografías impresas, todas en pequeños cuadros y parece que tomaron esas fotografías de Socials. En la parte de arriba tiene un título: Confesiones.
Debajo de las fotografías hay una parte que dice: “Si alguno de ellos te ha hecho algo o haz visto que le haya hecho algo malo a otro de tus compañeros, escribe su nombre y qué ocurrió. Esto es anónimo, cuando termines, deja las hojas en el buzón de la dirección”
Las miro y ellas a mí, ¿Qué es esto?
— ¿Qué buzón de la dirección? —pregunto juntando mis cejas.
Janne suspira. —Después de lo de Morgan, la escuela colocó un buzón donde supuestamente puedes quejarte de manera anónima pero nadie lo usa realmente.
¿Quién imprimiría todas estas hojas? — ¿Creen que fue Michael?
Ambas niegan. —No, él no actúa de esta manera —Janne asegura—. Además, yo no lo vi salir antes que yo, es imposible que le haya dado tiempo para dejarlas aquí.
—Bueno, ¿Qué estamos esperando? —Elizabeth sonríe—. Vamos a nuestro salón y llenamos una hoja de estas.
—Sí —Janne sostiene la que estaba en mi lugar.
—No, no, esperen —pido, nerviosa— ¿Y si es algo malo?
Para mí.
¿Y si es un truco? Tiene que haber alguna intención mala detrás de esto, ¿no?
Janne suspira. —Bien —deja la hoja en mi lugar—. Pero vamos a ver quiénes han llegado, vamos a nuestro salón, quizás Michael sepa.
Volvemos a salir y nos dirigimos hacia allá, cuando entramos, ya hay un par de personas pero aquí también dejaron hojas sobre cada uno de los escritorios.
—Oh —Elizabeth mira todos los escritorios—. Chicos, ¿Quién dejó esto aquí?
Uno de sus compañeros responde: —No sé, dice Liam que cuando llegó ya estaban.
Janne toma la de su lugar y resopla. —Parecen criminales, como los más buscados por la policía —muerde su labio—. Entonces, deberíamos llenarla. Yo tengo muchas quejas.
Elizabeth asiente. —Yo también —mira a los tres chicos que ya están aquí—. Si ustedes tienen algo que decir, deberían hacerlo.
Se miran entre ellos y luego, se encojen de hombros y buscan algo con qué escribir.
Elizabeth me sonríe. —No te obligaremos a que tú lo hagas, pero deberías.
No quiero caer en ninguna trampa, todo esto es demasiado extraño.
—Buenos días —volteo cuando escucho la voz de Michael—, oh, vaya.
Se detiene al ver las hojas, junta sus cejas.
Janne sacude la mano para que se acerque dónde estamos. —Mira esto, ¿sabes quién lo hizo?
Michael se ve genuinamente sorprendido por lo que me demuestra que él no tiene nada que ver con esto. —No, yo no sé…
Elizabeth me señala. —La clase de Cass también estaba así —dobla la hoja—. Creo que voy a necesitar más para quejarme de todos.
—Esperen, esperen, ¿Pero quién hizo esto? —me mira—, puede que sea un truco para tomar represalias con Cassandra después.
Elizabeth niega. —No lo creo, literalmente pide que vayamos a la dirección a quejarnos, yo no escribí nada sobre Cass.
—Sí, nadie usa ese buzón —Janne responde—. Es hora de darle uso y que mejor que con ellos.
Michael se toca el cuello de la camisa. — ¿En tu salón están estas hojas también, no? —Asiento—. Vengan, vamos a ver si en las otras secciones también las dejaron.
Janne toma su hoja doblada y se acerca a los otros chicos. — ¿Las llevamos nosotros? Tranquilos, no las leeremos.
Asienten. —Está bien.
Michael toma una hoja cuando pasa por su escritorio. —Están todos —anuncia en voz baja—. Por un segundo creí que…
— ¿Qué? —pregunta Elizabeth.
Niega. —Nada, vamos.
Salimos de ahí y caminamos hasta la siguiente sección. Por la ventana podemos ver que sí, hay hojas sobre los escritorios y los alumnos adentro ya están sosteniéndolas.
En esta sección debería estar David y Nova, pero no los veo.
— ¿Vamos abajo? —pregunta Elizabeth.
Ahí, están Kelly, Marcia, Louis y Jason.
Bajamos las escaleras, yo moviendo mis ojos a todas direcciones, con un remolino de emociones en mi interior. Nadie voltea a verme, es algo bueno que no lo hagan. No quiero que piensen que yo hice esto.
—Esperen —pido—, ¿Y si ellos lo hicieron para que piensen todos que yo imprimí esas hojas?
—Pero no lo hiciste —Elizabeth responde.
—Estuve contigo ayer —Michael me recuerda—, luego ellas llegaron y por la mañana viniste con ellas, ¿no?
—Pero… —digo.
Janne niega. —No, tranquila. Somos tus testigos, nadie te acusará de nada.
Terminamos de bajar las escaleras y vamos en dirección a esa sección para asomarnos y ver si ahí también dejaron las hojas, aunque seguramente sí.
Entre más cerca estamos, más voces se escuchan. Reconozco las voces de Kelly, Carmen y Alex.
Dejo de caminar.
Michael, Jane y Elizabeth me miran, luego se ven entre ellos y continúan su camino. Ellos se asoman a la puerta, lo que hace que el volumen de las voces crezca.
— ¿Qué es esto? —Pregunta Kelly—. ¿Qué hacen aquí? ¿Ustedes hicieron esto?
—No —Janne se recuesta en el marco de la puerta—, pero fue una buena idea.
—Tienen que… ustedes… —Carmen no puede terminar la oración.
Alguien me toma del hombro y me gira noventa grados. — ¿Qué hiciste? —es David, al lado de Jason.
Me lo sacudo moviéndome a un lado. —No hice nada.
— ¡Ey! —Michael se acerca extendiendo el brazo—. Cassandra no hizo nada, no vuelvas a tocarla.