—Michael, ¿A dónde vas? —pregunto cuando salimos de la oficina del director.
Él levanta un dedo. —Espérame, ¿sí?
Pero no permanezco aquí, lo sigo tan rápido como puedo porque él está caminando con prisa. Se detiene frente a una puerta al fondo de un pasillo y abre la puerta de golpe.
Veo que a un lado está el rotulo de “DETENCIÓN”
Me acerco a la puerta y lo veo pararse justo en el medio del aula, frente a los once, quienes están sentados con rostros molestos.
— ¿Qué quieres? —pregunta Jason.
Michael los señala. —Ustedes merecen muchas cosas malas —Kelly iba a hablar pero él coloca su dedo sobre la boca—. ¡No! ¡Ahora me escuchan a mí!
Vaya, incluso su voz me hizo pegar un salto.
— ¿Si ustedes fueran tratados como se merecen, les gustaría? —Pregunta—. ¿Y si de pronto todos aquí comenzáramos a llamarlos por lo que son? —Mira a David—. Un idiota que no sabe controlarse en las fiestas y las chicas no se siente seguras con él —pasa a un lado de Elize—. La que vive criticando a todas las novias de Alex porque él no saldrá con ella.
—Oye, Michael —Alex empieza.
Suelta una risa irritada. —Alexander Larsson —pronuncia con un tono burlón—. ¿Quieres que les diga qué tipo de banda tienes? ¿De punk melancólico? ¿Quieres que les diga que en realidad tú no naciste como el niño rico que ahora presumes?
— ¿Su banda? —pregunta Jason.
—Basta, Michael —Alex pide.
Él mira a Carmen. —Y tú, no eres más que una chica presumida más, hay cientos como tú, no eres tan especial.
Carmen bufa. — ¿Qué estás haciendo?
—Tú te besaste con Louis, ¿no? —suelta.
Mis ojos se abren así como los de Marcia y la mayoría en el aula. — ¿Qué? —Pregunta Marcia—. ¿Cómo que Louis?
Louis niega varias veces. —No, puedo explicarlo, fue un error.
— ¿Cuándo fue eso? —pregunta Nova.
—Ay, Nova, ahora no —Carmen levanta la mano—. Escucha Marcia, no fue intencional.
—Ni siquiera me gusta Carmen —Louis se levanta.
Ella también se levanta. — ¡Eso no dijiste cuando me invitaste a tu casa!
— ¿Cómo pudiste hacer eso? —Marcia le reclama a Carmen—. Somos amigas.
— ¿Lo son? —Michael eleva la voz—. Porque Kelly tiene muchas cuentas falsas, esos comentarios que después borran, vienen de ella.
— ¿Cómo sabes eso? —Kelly abre los ojos—. Digo, eso no es cierto. Yo no hago eso.
—No deberías seguirte en todas —Michael responde—. Es fácil deducirlo.
Nova se levanta también y se coloca las manos en la cadera. — ¡Tú fuiste quien me insultaba todo el tiempo!
—Fue una broma —Kelly dice—. No era… yo…
— ¿Qué te pasa? —Pregunta Elize—. ¿Fuiste la que comentó sobre mi cara redonda?
— ¿Y mis piernas? —Carmen reclama.
— ¡Esperen, tengo más! —Señala a Jason—. ¿Crees que no te vi cuando estabas grabando las piernas de Nova? ¿Por qué haces eso? Es patético y asqueroso, eres un pervertido.
A este punto todos comienzan a gritarse y reclamarse. Es algo bueno que no me miren desde donde yo estoy, no me gustaría estar en medio de todo ese caos.
—Una persona más —Michael levanta el dedo y apunta a Rodney—. Él era amigo de Morgan pero nunca se los dijo.
Se miran entre ellos. —Todos fuimos amigos de Morgan —Alex responde.
Rodney se levanta. —Yo no quería que lastimaran a Morgan —baja el rostro—. Que lo lastimáramos, no quería eso. Pero es tarde y esto, lo merecemos.
—Marcia no es tan mala —Michael continua, ignorando a Rodney—, pero no es tan buena. Había alguien que quería ser tu amiga y tú la dejaste a un lado, ¿sabes quién es, no?
Está hablando de mí.
Marcia no responde, solo se sostiene el rostro con los codos recostados en el escritorio.
Michael regresa al centro y se recuesta en la pared. —Y ahí están, son patéticos, mentirosos, cobardes y tan inmaduros —se cruza de brazos—. Pero aún pueden cambiar, si realmente quisieran, podrían hacer las cosas diferentes.
Ninguno responde, se ven con las mandíbulas apretadas y miradas cansadas.
—El director no dejará que asistan a eventos escolares por dos meses pero yo me encargaré que no vayan a ninguno —afirma—. Y si no mejoran, el día de la graduación, todos sabrán qué tipo de personas fueron durante estos años.
Michael camina hacia la puerta, sale y camina en mi dirección.
—Vamos —me sorprende que después de usar un tono severo y fuerte, cuando me habla es tan suave.
Caminamos en silencio sin un rumbo en concreto, hasta que tomo su brazo para detenerlo.
—Oye, Michael —lamo mis labios—, perdón que estés en todo esto por mi culpa, sé que te esfuerzas y quieres que las personas ya no dañen a otras pero sé que es mi culpa.
Enfoca sus ojos en los míos. —No es únicamente por ti, es por mí también —responde—. Tengo sueños, Cassandra. Quiero ser abogado, quiero eventualmente ser juez y así, poder impartir justicia porque me molesta que las personas usen excusas y justificaciones, que no acepten sus errores.
Asiento. —Sigue así y serás el mejor juez de todos.
Michael me observa por unos segundos sin decir nada, yo muevo los ojos hacia mis zapatos.
— ¿Puedo preguntarte algo? —dice.
Asiento. —Sí.
Entorna los ojos. — ¿Te gusta Rodney, verdad?
Abro la boca con la intención de responder que “no” pero la verdadera respuesta, es lo contrario. A pesar de todo, a pesar que ya no debería ilusionarme con él o creer que algo podría funcionar entre nosotros, me gusta.
—Sí —finalmente respondo.
Sonríe un poco. —Lo imaginaba —mira hacia el fondo del pasillo—. Tú le gustas a él y creo que realmente le gustas, él no es así —aclara su garganta—. De todos ellos, él no me desagrada pero a pesar de ser un tipo rudo con músculos, siempre retrocedía por sus amigos.
—Aunque ahora no creo que le guste —digo—, está castigado por mi situación.