Toda Mi Mala Suerte

52

 

Abro la puerta esperando ver a Michael, pero no es él.

— ¿Rodney? —parpadeo rápidamente, en caso lo que estoy viendo es tan solo una ilusión.

Él se acerca, caminando lentamente a mí y mi corazón late al ritmo contrario. Tan rápido, sin poder evitarlo.

Baja sus ojos a mi vestido y sonríe de lado. —Te ves realmente hermosa.

Y él se ve muy bien también. Siempre lleva el cabello despeinado y le cubre parte de la frente, pero esta vez, está peinado hacia un lado y parece que incluso se aplicó un poco de gel. Su camisa es de botones, gris oscura y sus pantalones negros, de tela.

Rodney ya no debería tener este efecto en mí pero aquí están, esas mariposas en mi estómago.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto a pesar que sé la respuesta, pero necesito confirmación.

Siempre necesito confirmación de todo.

Estira su mano hacia mí y la extiende. —Quiero que vengas conmigo al baile, quiero que me dejes demostrarte que todo lo que viví contigo, ha sido real —me mira a los ojos—. Quiero ser honesto de ahora en adelante, porque no quiero perderte.

Trago saliva, mi mente se llena rápidamente de preguntas y posibles respuestas. —Rodney, pero tú no puedes ir al baile —le recuerdo—. Y yo, um, pues… iré con Michael.

—Lo sé —inclina levemente su ostro—. No podía ir al baile hasta que hablé con un chico que tiene cierto control de la escuela —junto mis cejas—, hablé con Michael sobre esto, él sabe que yo vine por ti.

Un momento, ¿esta era la sorpresa de Michael?

Él da un paso hacia mí, toma mi mano y sonríe de lado. —Quiero escuchar todas tus historias sobre fantasmas —acomoda un mechón de mi cabello, mueve su mano detrás de mi oreja y la baja rozándome la línea de la mandíbula—. Quiero llevarte con mis abuelos y verte sonreír con sus historias, quiero que tomemos café helado después de la escuela —inclina su rostro, acercándolo a mí—. Y sobre todo, por encima de todos, te quiero a ti.

—Rodney… —trago saliva.

Él respira profundamente. —Quiero saber que hay en tu mente, qué piensas sobre mí —se acerca más—, sobre nosotros y lo que podríamos ser.

Eso me ha robado la respiración. —Yo… aun me gustas pero, por mi culpa sucedió todo eso y ahora no sé si tú realmente quieres estar conmigo o quizás solo estabas siendo buena persona y…

Rodney acerca su rostro y sus labios tocan los míos por primera vez.

Siempre había soñado con mi primer beso, algo que parecía que todos estaban obteniendo menos yo, pero ahora está sucediendo. Rodney me toma con una mano, de la cintura y yo coloco mis manos sobre su pecho.

Tengo los ojos cerrados y a pesar que dejo que él sea quien mueva los labios, estoy sintiendo como cada parte de mi cuerpo se siente viva. Besarlo es de las mejores experiencias y ahora, no quiero que se detenga.

Pero se separa y me mira, sonriendo. —Te quiero, Cassandra.

Sonrío. — ¿Cómo puedes quererme? —pregunto—. Aun no nos conocemos lo suficiente.

Resopla. —Para eso, tenemos el resto de la vida —sube su mano derecha a mi mejilla y la acaricia—. Pero esta noche, solo quiero bailar contigo y tenerte cerca de mí.

Rodeo su cuerpo con mis brazos y le doy un abrazo. —No sé porque estás aquí pero me siento muy feliz —él huele bien, como siempre.

Me rodea con sus brazos y besa la coronilla de mi cabeza. Rodney es cálido, es dulce y valiente. Es la combinación perfecta entre alguien fuerte y vulnerable. No es perfecto, pero intenta ser mejor cada día y eso es suficiente.

—Te quiero —susurra de nuevo—. Odio no estar cerca de ti, solo quiero verte cada día y quiero poder sostenerte en mis brazos.

Me acomodo en su pecho. —Entonces hazlo, cada día.

Se mueve para tomar mi rostro entre sus manos mientras yo lo tomo de la cintura. —Sé que no he sido la persona que mereces, no soy ni la mitad de espectacular como lo es Michael o he actuado correctamente, pero me has cambiado y ni siquiera te has dado cuenta de ello —sonríe de lado—. Me haces querer ser mejor, hacer las cosas bien. No te merezco pero me esforzaré, porque lo vales.

Levanto mis talones, me sujeto de sus hombros y beso sus labios. —Sí quiero ir al baile contigo, Rodney.

Me devuelve el beso. —Vámonos, entonces.

Suelto una risita. —Tengo que cambiarme de zapatos, no puedo irme de esta manera —levanto una de mis piernas y sacudo mi pie.

Él sigue concentrado en mis ojos. —Para mí, te quedan bien.

Esto es como lo que me he estado imaginando, sobre un final como las películas. Aunque no es el final, es tan solo el comienzo de algo que he esperado toda mi vida. Rodney me observa como si nadie fuera mejor que yo, como si estuviera dispuesto a arriesgar todo por mí.

Y creo que en parte, lo hizo.

—Michael es mi amigo —afirmo—, Janne y Elizabeth también, así que… um, creo que si esto sigue, deberían llevarse bien.

Hace una mueca. —No me pidas cosas imposibles, Cassie.

Abro mis ojos, es la primera vez que me llama de esa forma. —Usaste mi apodo.

Levanta un hombro. —Sí, aunque me gusta más llamarte por tu nombre —besa la punta de mi nariz—. Tienes un buen nombre, me gusta.

Le sonrío y él a mí, de pronto todo se siente bien.

—Oye, hablo enserio, tengo que cambiarme de zapatos —retrocedo.

Asiente, viendo hacia las escaleras. —Te acompaño.

Recuerdo esa vez que Rodney llegó a mi casa después de la fiesta, realmente no ha pasado mucho tiempo pero se siente de esa manera. Es extraño.

Entramos a mi habitación, voy al fondo para tomar los zapatos negros con un tacón muy bajo porque no sé caminar con los de más de cinco centímetros y me siento en el borde de la cama para colocarlos.

—Jason ya no regresará a la escuela —afirma, aun de pie cerca de la puerta—, y David está suspendido por tres semanas.

— ¿Qué? —Abro los ojos—. ¿Por lo del acoso?




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