Toda Mi Mala Suerte

53

 

Cuando llegamos me doy cuenta que realmente este evento no es uno “no tan casual”

Por los pasillos de la escuela colocaron pinturas creadas por los alumnos, que según los rótulos, son de la clase de arte. También hay un salón donde están sirviendo postres preparados por otros alumnos, es un gran evento.

En una de las áreas abiertas hay puestos como si fuera un feria, aquí están los de penúltimo año, quienes celebran cada vez que alguien gana.

Rodney y yo paseamos por el lugar, buscando a Elizabeth o a Janne, quienes afirmaron que ya habían llegado hace unos diez minutos. Es probable que Michael también esté por aquí, después de todo, él se encargó de la organización junto con otras personas.

Finalmente las veo, están con sus respectivas parejas jugando a lanzar unos aros a unas botellas pintadas de distintos colores. Me acerco lentamente, devolviendo los cabellos que el viento empuja sobre mi rostro, a su lugar.

—Hola —digo.

Ambas voltean y me miran, abriendo los ojos. — ¡Cass! —saludan.

—Te ves genial —afirma Janne.

—La luz de tu habitación no estaba haciéndote justicia, te ves tan linda —afirma Elizabeth.

Janne asiente dos veces. —Por aquí hay un par de chicos que te podemos presentar.

Río un poco. —Um, en realidad, vengo con Rodney —quien está a mi lado escuchando todo.

Elizabeth levanta un dedo. —Viniste con Rodney pero puedes irte con alguien más.

—Claro —Janne mueve sus manos en el aire—. Se trata de evolucionar, renovarse.

Rodney suspira. —Pues tu hermano aceptó que yo trajera a Cassandra, así que… —mueve sus manos como lo hizo Janne—, no va a renovarse.

—Rodney —lo miro—, tienes que ser amable.

— ¿Él? —Bufa—, eres demasiado buena para él, pero si eres feliz…

Asiento y ellas sonríen. —Bien, entonces —Janne lo mira entornando los ojos—, tienes que ser bueno con ella o sino, tomaré el camino de la violencia.

Él coloca su mano sobre mi hombro y se inclina para decirme en voz baja. — ¿Por qué no le dices que tiene que ser amable conmigo?

Suelto una pequeña risa. —Como sea, se ven bien —afirmo—. Ambas, sus vestidos son muy lindos.

—Gracias —responde, cambiando el tono de su voz a uno alegre.

—Ven —Elizabeth me toma de la mano—. Vamos a ganar premios.

Estuvimos un rato jugando con todos, me la pase muy bien y en cierto punto, Rodney se miraba más relajado al lado de estas personas con quienes antes no parecía llevarse tan bien.

Elizabeth sugirió que fuéramos al salón ya que Michael le avisó que estaba abierto. Rodney tomó mi mano y caminamos hasta el lugar.

Es impresionante, decoraciones tan bien hechas que parecen compradas aunque Michael me aseguró que los de penúltimo las hicieron. En el piso hay luces dentro de cuadrados blancos y mesas alrededor.

— ¿Bailamos? —Isaac le preguntó a Elizabeth inmediatamente.

Ella aceptó, sonriendo emocionada. —Los veo después.

Janne toma de la mano a su pareja. —Vamos a bailar —sin esperar respuesta, se lo lleva al centro donde cada vez más personas se unen.

Rasco mi cuello y bajo la mano a mi estómago. ¿Es esta la parte donde él me pregunta si quiero bailar? ¿Si quiera sé bailar?

—Oye —se inclina a mi costado—, ¿puedo llevarte a un lugar?

Miro el lugar. —Pero…

—Volveremos —promete—, solo quiero un momento a solas.

Asiento, reprimiendo mi sonrisa. —Está bien.

Rodney vuelve a tomar mi mano, retrocede y salimos de nuevo. Caminamos en dirección contraria, él avanza sin prisa pero mi corazón está tan acelerado como si acabara de hacer ejercicio.

Cuando cruzamos, me doy cuenta que estamos yendo en dirección a la parte más apartada de la escuela. Aunque sí hay algunos focos encendidos, los pasillos están bastante oscuros. Si no fuera por la mano de Rodney, tendría un poco de miedo.

—Está muy oscuro —afirmo.

—Ay, vamos —ríe—, ¿no estarás asustada? Tú, la chica caza fantasmas.

Sonrío y niego dos veces. —No cazo fantasmas, prefiero no verlos.

—No creo que hayan aquí —asegura—. Aunque si aparece alguno, te protegeré.

Resoplo. —Um, no estoy segura que puedas hacerlo, hace dos noches te envié un vídeo y no quisiste verlo porque era muy tarde.

—Lamento no ser tan intrépido como tú —se acerca y besa mi mejilla—, creo que, en ese caso, tú me protegerás de los fantasmas.

—Hablando de fantasmas, ¿Cómo está el señor Carl? —pregunto.

Rodney mece nuestras manos. —Si tú quieres, puedes verlo de nuevo, mañana.

Asiento. —Sí quiero, es divertido hablar con él.

Rodney me da una sonrisa y finalmente llegamos al jardín escondido de la escuela. Ya que el área está abierta, la luz de la luna llena y brillante aclara el lugar.

— ¿Vamos? —pregunta.

—Sí —tomo la falda de mi vestido y evito que se enrede en alguna planta.

Finalmente estamos aquí, en este lugar especial que Rodney me mostró cuando estábamos comenzando a ser amigos. Elevo mis ojos al cielo, las estrellas brillan como pequeñas luciérnagas y algunas nubes opacas se mueven rápido.

El viento sopla sacudiendo un poco mi cabello, mis brazos se enfrían así que los junto y los froto.

—Gracias por acompañarme —Rodney me toma de los hombros y me abraza—. Te quiero, Cassandra.

Sonrío, recostándome en su pecho. —Te quiero, Rodney.

—Ahora sí —susurra—, quiero bailar contigo.

Muevo mi cabeza para verlo. — ¿Aquí? No hay música.

Él se acerca a mi oído. —Cierra los ojos, escucharas la melodía.

Lo hago y aunque no escucho nada al comienzo, luego percibo los sonidos del exterior. La fricción de las ramas chocándose, algunos pájaros emitiendo gritos lejanos, vibraciones de autos que pasan a metro de aquí.

Y creo que también escucho el sonido de mi corazón.

Rodney me toma de la cintura y comienza a moverse de un lado al otro, sigo con los ojos cerrados, dejándome guiar por él. Siento su frente contra la mía, su aliento a menta penetra mi nariz y me hace abrir los ojos.




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