Amber
“Por Favor los pasajeros con destino Los Ángeles entren por la puerta treinta y cuatro.”
Son y yo llevamos dos maletas de tamaño medio para pasar estos días en Los Ángeles y San Francisco.
Nos ha costado mucho meter toda la ropa porque pese a que vamos a pasar cinco días me he querido llevar ropa para la mañana y la tarde porque me quiero hacer miles de fotos.
Son lleva una camisa clara azul con un pantalón y unas zapatillas blancas. Y yo me he puesto un pantalón vaquero que viene un poco toto por que me ebcanta y una blusa de color granate que destaca con mis zapatillas que son del mismo color.
Tengo ganas locas de iniciar este viaje. Llevo cuatro meses esperando este viaje provocaba que estudiara más y más porque quería aprobar y venir aquí. Sabiendo que en unos meses vivire y estudiare alli.
Son va super nervioso, nunca ha montado en avión. Yo si que he montado cuando he ido a ver a Mery a Italia.
Dejamos las maletas y nos dirigimos al avión. Son me va cogiendo la mano.
—Tranquilo, ya verás como todo va bien.
En ciertas ocasiones no soy muy buena dando consejos.
—Ya verás cómo esto se caiga.
Poco a poco nos vamos acercando y se va viendo más de cerca el avión.
La expresión de la cara de Son se va notando más asustadiza conforme vamos avanzando metros. Lo noto en su rostro y en la mano que me va apretando más y más.
Es un mal día ponerse una camisa clara azul ya que se le traspasa el sudor por las axilas.
llegamos a nuestros asientos y Son prefiere sentarse en el pasillo, no quiere ventana. Así no veo lo alto que estamos.
Por una parte es mejor porque a mi me encanta. A veces encajamos como un puzzle.
Aprovecho este momento para sacar mi famosa lista.
Llevo todos estos meses elaborando una lista de todos los lugares a los que quiero ir.
La he comprobado una y mil veces para no dejarme nada. Me mira Son con una sonrisa pícara.
—Va a ir el viaje genial —se repite una y otra vez mientras me da la mano.
El viaje va genial, hemos aprovechado para dormir un poco. Son ha ido relajándose con el paso del tiempo hasta que conseguimos llegar, Una vez hemos tomado tierra se ha notado el suspiro de alivio.
Salimos tranquilamente y esperamos nuestras maletas.
Espero que no tarden mucho.
Son ha pedido un Uber para llevarnos hasta el hotel.
De camino vamos viendo los edificios y algunas personas que son bastantes pintorescas. No me puedo creer que esté aquí y esté pasando por uno de los ayuntamientos más famosos de Estados Unidos, que esté pasando por Alameda o por el centro comercial “Crossroads of the World”.
El también va observando por la ventana con la boca abierta.
—Es increíble —parece que no da crédito.
—¿Que ocurre?
—Yo aquí en el GTA atropelle a una anciana con una limusina —dice mientras pasamos por el centro comercial.
—Y aquí quemé a uno con un lanzallamas —añade super emocionado señalando al hotel.
Es el Holiday Inn, un hotel de tres estrellas.
—Pero si elegistes tu el hotel¿no?
—Sí pero en la agencia solo me enseñaron el nombre del hotel y los precios. No sabía que era este.
Bajamos y nos dirigimos hacia dentro. Hay un hombre en la puerta con traje muy serio. Supongo que será el botones.
—Lo subo yo —dice el hombre que será de mediana edad y tiene buenos modales.
Entramos dentro para hacer la entrada al hotel.
—Hola sean bienvenidos al bienvenidos al Holiday Inn. Me dejan sus pasaportes por favor.
Los dos se lo dejamos y mientras confirma todo vamos viendo la entrada. Es muy bonita y muy aseada. Ya hay gente que está yendo al restaurante para comer. Con todo el lío yo no he tenido tiempo de comer.
—Bueno ya está señor Best y señorita Taylor, ya podéis subir a la habitación.
El desayuno es de siete a diez, la comida de doce a cuatro y la cena de siete a once. Su habitación es la quinientos veintitrés. Que tengáis una bonita estancia.
La chica es muy amable y nos da una tarjeta para entrar en la habitaciones. El botones nos sigue hasta el ascensor.
Son y yo cogemos el ascensor de los huésped y el otro chico se marcha a otro ascensor.
El ascensor es completamente nuevo, tiene música que siempre me ha gustado y me ha llamado la atención. Aparte también tiene una pantalla que muestra el tiempo y noticias.
Llegamos hasta la quinta planta y buscamos la habitación veintitrés.
Paso la tarjeta y se abre la puerta. La habitación es muy luminosa, tiene la pared de color blano a juego con el escritorio que sujeta la televisión y la cama. La habitación es preciosa. El baño es muy bonito, tiene un espejo cuadrado con una luz blanca en él. El lavabo es de granito y la grifería al estilo antiguo.
Tiene ducha con hidromasaje.
—¿Te gusta?
Me pregunta mientras me agarra de la cintura.
—Si, es precioso…
De repente recuerdo que tengo un hambre atroz.
—¿Bajamos a comer? —le pregunto.
—Si —responde mirando la hora y comprobando que ya se puede bajar.
Me recojo el pelo con un par de horquillas y me preparo para bajar.
Llegamos al restaurante. Es un buffet de lo más grande cuenta con varios pasillos con comida, hay todo tipo de platos.
Ambas nos sentamos en una mesa libre Son coge un plato y se marcha a coger comida.
Se queda mirando toda la comida mientras se relame la boca.
Yo me cogo una ensalada y un poco de pollo, si me quedo con hambre iré a por algo más.
Aunque creo que no me va hacer falta levantarme. Son se ha encargado de coger medio buffet. Lleva dos platos llenos de comida, dudo que se lo pueda comer todo.
Seguro que yo picaré algo de él. Se ha cogido dos filetes de ternera, un trozo de pollo, dos alitas, patatas y un poco de bacon. Si no conociera a Son diría que no se lo puede comer pero se que es capaz de hacerlo.