Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 2

Amber


Me levanto de la cama a mirar un poco por la ventana a intentar asimilar que estoy aquí. Las vistas son inmejorables. Son se hace el remolón en la cama. Se ha quedado dormido completamente. Le hago una foto para tener recuerdos de este viaje.

Decido subirla a Instagram porque este perfil solo tiene un seguidor y soy yo. De esa manera nos aseguramos de tenerlas guardadas sin que se nos pierda. Así hicimos el primer día que empezamos a salir o aquella noche de San Valentin. Todas nuestros recuerdos están aquí.

Comienza a abrir los ojos. Voy a ver como se levanta la bella durmiente.

—Buenos días oso que hiberna —me mira con tan solo un ojo.

Mete la cabeza debajo de la almohada.

—Venga que vamos hacer turismo por la ciudad.

Me meto al baño para arreglarme un poco. Quiero estar resplandeciente.


Termino de arreglarme y salgo para fuera. Son ya está vestido. Lleva la misma ropa que esta mañana y el pelo lo lleva despeinado.

Nada más salir me da un beso y se mete al baño. Yo voy aprovechar para cambiarme. Cojo de la maleta perfectamente colocada un vestido liso rojo que me queda un poco suelto.

Me lo pongo y sale Son del baño. Ya está con el pelo colocado. Tiene un mechón mojado que se le ha pegado en la frente.

El rubio platino desaparece con el pelo mojado y se la vuelve oscuro.

Me acerco y se lo aparto de la cara. Bajamos de nuevo por el ascensor. El botones está en recepción. Me pregunto cuantas horas hará este hombre.

Salimos a la calle, el sol pega fuerte. Vamos a ir a la playa a dar un paseo. Quiero pasear descalza por la orilla con el agua de la playa entrando por mis pies.

—He visto que a dos manzanas hay un autobús turístico. Nos deja justo en la playa.

Nos montamos y mientras va avanzando yo voy haciendo fotos aprovecho para hacerle una foto a Son que está muy guapo hoy.

El va atónito observando cada detalle del paisaje. Quien me  lo iba a decir a mi. Hace un año estaba locamente enamorada de Hector o cree estarlo.

Un amor platónico de esos que te destrozan por dentro. Y ahora un año después estoy de viaje que hace un año no le ponía nombre ni apellidos.

Se nos sienta una pareja en la parte de detrás. Tendrán unos diez más que nosotros. Seguro que son de aquí o al menos viven cerca. Lo se por la sencilla razón de que están bastantes más morenos que nosotros. Aquí en Los Angeles pega más fuerte el sol. En Valley City la mitad de los días el pueblo está nublado. Es un poco triste pero es la verdad.

Una de las primeras cosas por la que me enamoré de California fue por su buen tiempo. La gente desea pasar los veranos aquí.


Llegamos a la playa, está llena de gente pero el ambiente es inmejorable. Voy rápidamente a tocar la arena. Es muy fina. Me quito las zapatillas y las llevo en la mano.

—Ahora sería un buen momento para llevar mis chanclas.

—Son…

—¿Que?

—Se trata de que no nos echen. Es mejor donde están.

—¿En la basura es donde mejor estaban?

—Te dije que fue un accidente. Se cayeron dentro del cubo solas.

Todavía recuerdo el cabreo que cogió cuando se lo dije.

Realmente están en lo alto de mi armario. Quiero guardarlas y dentro de unos años sacarlas y le enseñaré lo que se llevaba a poner.

La única razón por lo que se lo ponía era por que se ponen mas rapido.

Tengo que ir alternando la arena con el agua porque la arena está bastante caliente.


Después de dar un paseo largo por la playa nos dirigimos a una heladería de la zona.

Me apetece un granizado de limón.

—¿Estás nerviosa por lo de la universidad? —me pregunta Son.

Es extraña la pregunta y no entiendo por que me la hace ahora.

—No. ¿Por que tendría que estarlo?

—Por si al final no te cogen en esa.

—Bueno soy la persona que se ha sacado la nota más alta de la clase. Creo que me ha ganado estar tranquila. Aunque eso no significa que me vayan a coger pero es un gran incentivo grande.

—Si, es verdad —responde mientras da un sorbo a su granizado.

Después de tomarnos un par de granizado nos volvemos a coger el autobús para volver al centro.

Vamos a ir a ver el paseo de la fama y después pasaremos a ver un par de edificios emblemáticos.


Aun no me creo que mis pies estén pasando por encima de nombres como Marilyn Monroe, Walt Disney, Sandra Bullock, Guillermo del Toro, Johnny Depp, Quentin Tarantino o Vin Diesel.

Me llama la atención que todas las estrellas del paseo de la fama están en el suelo excepto una. La de Muhammad Ali que está sobre la pared.

Después de eso nos dirigimos cerca de la montaña para ver el cartel de Hollywood. Está atardeciendo así que lo vamos a ver tanto de día como de noche. Lo observo y lo noto algo cansado.

Llevamos todo el día sin parar desde que hemos salido esta mañana. Nos volvemos al hotel a cenar. Esta vez Son se coge algo más sencillo.

Mientras va al baño yo aprovecho para ver las fotos.

—¿Salimos bien? —directamente me da un fuerte abrazo y se acerca por detrás para darme un beso en la frente.

Siempre me gusta cuando tiene estos detalles conmigo.

—Si, la verdad que si sobretodo el letrero por la noche me encanta.

—El mejor monumento eres tú y de eso tengo miles de fotos.

Me encanta este tipo de comentario. Esta noche es la primera vez que vamos a dormir juntos. Hemos dormido alguna tarde juntos porque hemos quedado para estudiar o ver una película.

Y lo cierto es que él ha aprovechado para hacerme fotos pero yo también tengo de él.


Llegamos al restaurante, está bastante lleno. Él ha aprovechado para cambiarse la camiseta azul que lleva puesta desde esta mañana. Se ha puesto esta vez la rosa.

Se la regale cuando hicimos tres meses juntos.




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