Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 3

Son


Abro los ojos y observo que Amber me mira fijamente. Parece que se acaba de levantar porque lleva las legañas en los ojos.

Esta guapisima por la mañana


Sigo trabajando en el restaurante, hace un par de meses me hicieron un contrato y me dieron de alta. Ahora cobro mucho más dólares. También pudimos aprobar los dos, ahora estamos a la espera de saber a que universidad ir.

Estoy nervioso porque no sé lo que va a pasar. Mi primera opción es Berkeley y si no me cogen en esa universidad ya me tendría que ir a Arizona pero eso son catorce horas de viaje en coche entre un lugar a otro. Una distancia demasiado grande que no me quiero imaginar ahora.


Hoy vamos a ir a la feria en la playa de Santa Mónica Pier. Es uno de los sitios a los que quería ir. He pasado horas en esa feria en el juego. Creo que es mi lugar favorito.

Me levanto rápidamente y abro las cortinas. Hace un día esplendido. Amber se me ha adelantado y ha entrado antes al baño.

“Mierda me estoy meando mucho”

Como tarde dos minutos más me voy a tener que ir al que está al final del pasillo y no va a ver maleta que me detenga.

Por mi integridad física sale antes de los dos mencionados minutos.

—Ups, acabo de terminar igual huele.

—Prefiero eso a tener que ir de urgencia por una infección.

Cierro la puerta sin casi tener una respuesta pero para mi sorpresa no huele nada. Seguro que no ha hecho nada.


Salgo del baño ya una vez aliviado. Amber tiene en la mano la ropa que se va a poner hoy. Me da un par de besos y se mete al baño a cambiarse. Yo aprovecho y me cambio fuera. Me pongo un pantalón de vestir corto. Ayer pase bastante calor.

Me coloco un poco el pelo para no llevarlo uno para cada lado y espero a que salga Amber del baño para echarme colonia y gomina.


Sale del baño, en lo que a mi tan solo me ha dado tiempo a vestirme y colocarme un poco el pelo a ella le ha dado tiempo a ponerse un precioso vestido blanco que le queda por encima de la rodilla y a pintarse. Está radiante, no puedo ocultar que se me caiga la baba con ella. No se como lo hace pero siempre lo consigue.

Bajamos al comedor para desayunar y después de eso nos dirigimos al autobús de eso nos dirigimos al autobús para ir a Santa Mónica.


Esta igual que las fotos que he visto estos días y que en el videojuego.

Amber lleva el móvil en la mano y comienzo a hacer fotos. En una de esas me pide que pose para la foto. Nos vamos a llevar miles de fotos de este viaje y cien van a ser de mi.

Nos subimos a la noria, todavía me acuerdo de la primera vez que nos subimos a una.

Todo lo que conllevo aquel primer beso. Parece que fue ayer y hace ya cuatro meses de aquello.

Estaba tan guapa aquella noche. Bueno y lo está ahora. Tiene apoyada la mano en el borde de la noria y aprovecho para acariciarla lentamente. Está tan suave, provoca que se me erice la piel. También enmarca una sonrisa en el rostro. Hace que me derrita con esa cara bonita.

La cabina se detiene por completo, se instaura el silencio.

—Te quiero —rompo el silencio con un dulce comentario.

—Yo también te quiero y siempre lo voy hacer.

Esa última parte hace que reflexione si siempre voy a estar a su lado. La miro y observo que sus ojos se iluminan con los rayos del sol que caen con el astro en todo lo alto.

—¿Que piensas? —me pregunta dulcemente.

—En lo maravillosa que eres.

La noria continúa bajando hasta que llega a su fin.

Nos dirigimos a la montaña rusa, quiero probar todas las atracciones.

Después de bajarnos aprovechó para comprarle a Amber un helado de turrón. Ella lo miro como si fuese una niña pequeña. Se le dilatan las pupilas y comienza a relamerse. El sol está en lo más alto. Vamos a regresar al hotel para comer.

Tengo el estomago que me ruge, el helado no me ha cesado. Vamos a comer y después descansaremos. Llevamos prácticamente un día y medio sin descansar.

Faltan un par de horas para que el sol caiga por el horizonte. Vamos a ir a la playa para ver la puesta de sol. Es una de las cosas que tenía apuntada en la lista.


La brisa nos golpea mientras lentamente el sol se va desvaneciendo.


Amber saca de nuevo la lista que lleva todo el viaje encima de ella. Tacha “ver la puesta de sol en la playa”

—Yo también tengo una cosa.

Saco de mi bolsillo una lista que tengo doblada en mil sitios distintos. Es una lista que llevo varios meses escribiendo.

—Tiene de título “todas mis razones para estar junto a ti”

Lo abre con mucho cuidado y empieza a leerlo. No puede evitar que le salte alguna lágrima mientras lo lee.

 

El sol se ha ido del todo, la luna ya está casi en lo alto y está llena. Es la noche perfecta para darle esto.

Esto me recuerda a aquella noche en la noria. La lista es bastante extensa, he tenido varios meses para completarla.




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