Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 10

Amber


Termino de arreglarme y colocarme el vestido. Hace rato que llegue de la peluquería. No puedo negar que estoy algo nerviosa.

Son puede llegar en cualquier momento. Tengo muchas ganas de verlo en traje, es la primera vez que lo voy a ver así. Suena el timbre y las mariposas del estómago comienzan a moverse.

Estoy más nerviosa que cuando Son conoció a mis padres. Mi madre como una gacela se abalanza sobre la puerta. Es el, llega con un traje negro y pajarita, en el traje lleva la ralla echa y lleva el pelo perfectamente alineado.

Esta mas guapo de lo que nunca hubiera podido imaginarme. Viene con una sonrisa puesta y las gafas que le regale.

—Señora Taylor —dice amablemente mientras da un paso enfrente para entrar al interior de la casa.

Después de saludar cordialmente a mi madre mantiene la mirada en mí unos segundos mientras abre ostensiblemente la boca.

—Estas guapísima Amber —dice con los ojos vidriosos.

Parece que está apunto de llorar. Pero enseguida se da cuenta que está mi madre delante y se seca con la camisa de su traje.

—¿Vamos? —añade mientras me ofrece el brazo.

MI idea era que mi madre nos llevara con estos tacones no voy a llegar con pies.

Miro a mi madre en señal de compasión. 

—Ahora os llevo yo.

Menos mal que con ella puedo hablar sin necesidad de articular palabra.

—¿Quieres tomar algo? —le pregunta mi madre amablemente.

—No, pero gracias.

Le devuelve esa sonrisa que me tiene enamorada desde hace meses.

Hoy no hay ex pesados entrometiendose ni ese abismo de kilómetros entre universidades. Hoy solo estamos él y yo. Y eso es lo que importa.

Sale de la habitación mi madre ya cambiada.

—Es una pena que no pueda verte —dice mi madre.

—No, por favor. Que vergüenza.

—Me pondría a bailar contigo.

—Por eso mismo. No quiero perder la dignidad el último día.

—Pero si tu madre es la reina del baile.

—Mamá, te he dicho que no es bueno esnifar lejía antes de las doce.

—Ya te lo demostraré.

—Recuerdame entonces que pida una orden de alejamiento.

Comienzo a carcajearme. Son es un mero espectador pero mi madre y yo siempre estamos con la broma.

—Bueno chicos nos vamos.

Yo me siento al lado del conductor, Cuando solo voy con mi madre o mi padre siempre me gusta ponerme delante. Son se ha tenido que conformar con ir en la parte de atrás callado y observando.

—¿Que piensas?

—Estoy pensando si al final he apagado la play.

Si no lo conociera pensaría que es mentira pero el problema es que es verdad.

Son Best tiene un arresto domiciliario con esa consola.


Llegamos más rápido de lo que imaginaba. Entre que es de noche y vamos en coche se me ha hecho muy corto. Son va algo nervioso, se ha secado varias veces el sudor de las manos con un pañuelo que lleva en el bolsillo. Llegamos a la puerta del que hasta ahora era nuestro instituto. Dentro de unos días ya no lo será. 

Es una mezcla de sentimientos. Por una parte estoy triste por dejar este instituto en el que he pasado seis años de mi vida y por otro lado estoy ilusionada por empezar mi vida universitaria.

Todo el mundo va llegando hasta que prácticamente no hay espacio entre una persona y otra.

El director entra y se sube al tablero que han instalado para dar la charla del Prom. Por lo que tengo entendido todos lo años hace el mismo discurso. Pero no quiero emocionarme. Lo escucho atenta y no puedo evitar soltar alguna lagrimilla.

El discurso termina antes de lo que quisiera y da comienzo al popular baile. Las luces se apagan y Son me agarra para empezar a bailar. He soñado con este momento en los últimos días.

El baile va exactamente como me imaginaba o incluso mejor. Me tiemblan las piernas pero creo que él está más nervioso todavía.

Se acerca a mí para decirme bajito al oído lo guapa que estoy. Mientras, observo que una parte de su atención se la está llevando a los pies para que no me pise.

Es tan mono con cada detalle. Quiere que salga todo a la perfección y yo no voy a negar que también lo quiero. Seguimos el ritmo de la música y me doy el lujo de cerrar un momento los ojos para solo escuchar la música y poder sentir su suave piel de las manos.

El baile termina mucho antes de lo que a mi me gustaría. Mi madre me ha dicho que pasa a por nosotros a las os. Quedan dos horas para ello.

Nos acercamos a la barra y pedimos algo para refrescarnos. En la barra no hay nadie hasta que nos acercamos del todo y veo una cabeza debajo.

—Perdonar chicos que estoy cogiendo más hielo —dice sin llegar a subir.

Pero la voz me resulta familiar. La he escuchado antes en alguna parte. El chico se sube y es el mismo camarero que estuvo en la fiesta de Mery e intento ligar conmigo.

—Vaya que casualidad.

No sé muy bien que contestar. Esa noche no estaba en las condiciones idóneas.

—Escucha. Haz tu trabajo y sirvenos un par de coca colas —responde Son de mala manera.

Me acerco a él.

—Son tranquilo —le musito al oído.

—Con este tipo de escoria hay que tratarlos así.

Nunca había visto a Son de esta forma. Aunque no lleva la razón si que tiene motivos.

Me emborracho e intento ligar conmigo. Si hubiese sido al revés yo también estaría enfadada pero ella tendría cien pelos menos.

—Está bien, lo siento. No sabia que tenias novio —dice poniéndonos los refrescos pero mirándome solo a mi—. Ata al perro antes de que me muerda —dice haciendo alusión a Son y a su enfadado. Lo que no me hace ninguna gracia.

Cogemos nuestros refrescos y nos marchamos. Dejándole con su impertinente comentario. No quiero que nadie nos estropee esta noche.

Por eso mismo hemos estado todo el baile esquivando a Sophia y Hector.

Hace semanas que no los vemos más incluso que antes de irnos de vacaciones y quiero que se mantenga así.




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