Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 21

Son

Regreso de nuevo a recoger a Amber. Después de estar varios días pensando si venir o no, al final he juntado el valor para venir. También ha ayudado el maldito poder de seducción que tiene Amanda con la gente.

Toco el timbre y espero un par de minutos a que baje. Se ha cambiado de ropa, ahora lleva un vestido amarillo que le queda perfectamente. Que pena que estemos así porque me gustaría decirle lo guapa que está.

Se que no debería de morderme la lengua pero ahí algo que me detiene.

—¿Dónde vamos? —no conozco mucho de esta ciudad.

Solo los lugares a los que fuimos cuando estuvimos de aquí.

—Vamos a dejarnos que nos lleve la corriente.

Tengo miedo de decir algo y cagarla.

—Pues eso, vine en autobús escuchando a una mujer que no paraba de hablarme de su vida —trato de explicar mi viaje en autobús que tuve que hacer para venir.

No me dejó dormir. Amber suelta una leve carcajada lo que hace que me de energía para arreglar esto.

—Bueno, yo vine hasta aquí escuchando a un chico que iba a ver a su novia y una chica que venía a trabajar. 

Madre mía parece que fue hace una eternidad y fue hace solo unas semanas.

Ojalá me hubiese contado todo esto mientras hacía el viaje. Seguro que yo hubiese estado al otro lado con unos nervios deseando que llegase.

—Bueno y yo me he apuntado a la autoescuela.

—¡Que bien! El coche hace mucha falta y más en ciudades grandes.

Creo que no sabe muy bien que responderme.

—¿Y tú cómo estás? ¿Que tal los primeros días?

—Bueno en las universidad bien ¿te acuerdas que hubo uno que nos echo del restaurante?

—Si —claro que me acuerdo, menudo imbécil, si llego a encontrarme por aquí le hubiese dicho un par de cosas.

—Pues es amigo de mi compañera de piso y se ha tenido que quedar en el apartamento estos días.

—¿Os habéis enrollado? —no se que digo pero se me pasa por la cabeza miles de situaciones.

Me preocupa y me pone nervioso que haya ocurrido algo entre ellos.

—¿Que? claro que no. Tan solo te lo he mencionado. ¿Por qué dudas de mí? —se pone bastante nerviosa y eleva un poco la voz.

—¿Por qué no estamos juntos y eras libre de hacer lo que quisieras? —noto como se me acelera la respiración.

—¿Cuando hemos hablado de dejarlo? —cruza los brazos y se pone enfrente de mí.

Ya la he liado, he estado bastante rato sin cagarla.

Nunca… es decir… pensé —tartamudeo y me atropello en las palabras.

Se acerca a mí y me mira con compasión. Levanta los brazos y recoge los míos.

Lentamente se va acercando a mi.

—Yo solo tengo ojos para ti. Te he echado mucho de menos todas estas semanas.

Pone su frente sobre la mía.

—Yo tambien, no podia vivir ni un dia mas separado de ti.

—Pero hay que hacer algo con nuestra relación. Estamos muy lejos el uno del otro.

—Lo sé. Pero mientras se tramita mi expediente aquí podemos ir hablando por videollamada Por suerte serán solo unos meses y antes de navidad estaré aquí contigo.

—Está bien. Vamos a hacer que funciones. ¿Vale?

—Sí claro.

Se acerca y une mis labios con los suyos. Es el mejor beso que he tenido en mi vida. Mi estómago empieza a vibrar por las mariposas del amor.




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