Son
Estoy en la estación de autobus esperando a Amber. Despues de estar dos semanas sin verla la espera se me hace eterna. Viene para celebrar mi cumpleaños. Estoy con los sentimientos enfrentados. Por una parte estoy muy feliz porque tengo unas locas de verla pero por otra parte estoy triste recordando que destroce su cumpleaños.
Sé que ya lo ha superado pero no puedo evitar pensar en eso. Me tiemblan las piernas. No veo el momento que llegue. Despues de estar diez minutos esperando al final su autobus entra. Amber se baja la primera.
Está radiante, lleva un espectacular vaquero y una camiseta a juego que realiza su figura. No puedo evitar que se me caiga la baba mientras se acerca rapidamente para darme un abrazo.
Yo le correspondo inconscientemente.
—¿Cómo vamos a ir a tu hermandad?
—Está todo controlado tranquila —le aseguro.
—¿Y estás seguro de que puedo quedarme? —me pregunta por décima vez la misma pregunta.
Si no la conociera diria que está muy nerviosa.
—Está todo controlado —vuelvo a repetir reafirmando en mis palabras.
Recojo su maleta y nos dirigimos hasta la salida. Alli nos está esperando Amanda. No he tenido que insistir mucho, creo que tenía unas ganas locas por conocer a Amber.
No he tenido que insistir mucho, creo que tenía unas locas por conocer a Amber.
—Bueno ella es Amanda una compañera de la hermandad y de la universidad —alguna vez le he hablado por encima de ello.
Se saludan un poco distantes. Esto me está recordando a la escena de los tres Spiderman señalados entre sí. Solo que en este caso solo hay dos. Y espero mi salud mental que no aparezca una tercera.
Entonces si me puede dar algo.
—¿Nos vamos? —decido romper este silencio que se ha instaurado.
—Sí claro —responde Amanda mientras se mete al coche.
Amber también hace lo propio y yo me quedo solo con la maleta fuera.
—Osea que me toca meter la maleta —añado al vacio porque no me responde nadie.
Cierro el maletero y ya me siento en la parte de atras al lado de una de las componentes del dúo dinamico. Mientras vamos de camino a la hermandad. Amanda aprovecha para enseñar la ciudad a Amber. Yo también aprovecho porque con todo el lio no he podido investigar mucho.
—¿El viaje ha ido bien? —le pregunto una vez que estamos apunto de llegar.
Amber me mira y afirma con la cabeza y de nuevo mira por la ventana. Está contemplando cada calle, cada detalle.
Cuando quieras te enseño la ciudad —se una Amanda a la conversación.
Creo que está queriendo ser simpatica.
—Me encantaría —responde cortesmente.
—Oye, si quieres podemos preparar alguna fiesta en la hermandad.
Deja Amanda la propuesta en el aire. Despues de ese ofrecimiento llegamos a la hermandad. La verdad que lo que más ganas tengo es pasar estos dias con Amber.
Los dos dias van genial, pese a tener que ir al trabajo Amber ha aprovechado para repasar y ponerse al día. El resto del tiempo hemos aprocechado para enseñarle la ciudad y cenar en mil sitios diferentes.
Debo de aprovechar todo el tiempo que pueda a su lado porque nunca se sabe cuando va a ser el último.
Tal vez deberia de contarle lo que me ocurre. Pero no quiero hacerle daño. No se cuando tendre el valor de hacerlo, va a pensar que soy un cobarde o tal vez se enfade conmigo.