Son
Quedan tan sólo unos minutos para que salga Amber. Pero me preocupa que alguien la dañe. Creo que la debería obligar a quedarse aquí o venirse conmigo a Phoenix. No quiero que se marche a San Francisco si allí va a estar en peligro.
Esto se está llenando de personas, menos mal que me he puesto cerca del instituto para ser uno de los primeros en verla.
De repente mis ojos se encuentran con una situación que jamás podia llegar a imaginar. Es Hector y va completamente desnudo. Está tapándose con la mano sus partes bajas.
Sale llorando y yo no dejo de reirme.
—Como pille al gracioso se va a enterar —grita a los cuatro vientos mientras pasa por mi lado.
Va descalzo y va pegando saltitos para no clavarse nada. Amber sale sola con el traje del desfile compuesto por una túnica medieval. Todos los años es un secreto de lo que salen y este parece que salen de feudales. También sale riendo.
—¿Que ha pasado? —me muero de curiosidad.
—Pues…
AMBER
DIEZ MINUTOS ANTES…
—Esto es una locura Amber —Mery parece que se está empezando a rajar.
—¿Está aquí? —pregunto señalando nuestro objetivo.
—Sí creo que sí.
Entramos y está Hector cantando detrás de un biombo.
—Venga te toca… —le digo a Mery que es su momento.
—Te mato Amber —me musita al oído con una medio sonrisa—. Hector aquí traigo el traje, dame la ropa y te la guardo —añade cambiando bastante la voz. Hector no conoce muy bien la voz de Mery.
—¿Toda la ropa?
—Si toda tengo ropa de recambio que me ha dado tu madre.
Empieza a pasar la ropa por encima. Cuando pasa toda la ropa salimos y le damos al botón de incendios.
Nos escondemos y vemos salir a Hector desnudo.
—Joder… joder… —malice mientras baja las escaleras. Cuando vemos que sale vamos rápidamente a quitar la alarma.
SON
—Y así es como ha sido —termina la explicación.
Yo no dejo de reirme con la explicación de Amber.
—Bueno, yo me voy para terminar de arreglarme.
Me da un beso y se marcha para dentro. Me quito una pequeña lagrima que me caía por el rostro.
Al menos este momento ha provocado que me olvide de lo que me preocupaba al principio. Que no es otra cosa que saber quién está detrás de todo esto. No se si debo contarle a ello algo o debo callarme e intentar investigar por mi cuenta. Está claro que con tanta distancia va a ser imposible hacer algo.
Después de estar veinte minutos en mi mundo dándole mil vueltas al caso, al fin salen. Salen una docena de chicas disfrazadas de feudales, están todas las tunicas muy bien cuidadas, La más guapa es mi chica que parece estar un poco nerviosa. Avanza rapidamente y casi no me da tiempo a hacerle una foto. Una señora de unos cuarenta años se me queda mirando como si no hubiese visto un telefono en su vida pero a mi me da igual y sigo haciendo fotos.
Voy a ir a otro punto para sacarle algunas fotos más.