Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 43

Son


Llevo días dándole vueltas a mil cosas y después de un largo debate conmigo mismo sobre lo que está bien y lo que está mal he llegado a la conclusión de irme a vivir con mi madre. Sé que es una auténtica locura. Pero si quiero arreglar las cosas conmigo mismo creo que lo mejor es conectar con el pasado. Ella ha insistido en esta idea y si lo hago es también por ahorrarme la fraternidad y así tener más dinero para poder ir a ver a Amber. Todavía no le he dicho nada a ella y no se como se lo podría llegar a tomar.

Saco del coche la última caja que quedaba, me ha cabido todo prácticamente en un viaje. En la fraternidad tan solo se ha quedado las cosas de mano que luego más tarde pasare por ellas.

Trata de ayudarme y yo niego con la cabeza.

—En algún momento deberás de hablar con mis abuelos, es decir tus padres y contarles la verdad ¿no? —sugiero mientras intento no caerme por las escaleras.

—Todavía es pronto, prefiero ir poco a poco. No se como se lo podrían tomar. Son personas mayores chapados a la antigua.

—Ah —le redondo a la persona que todavía no se como llamarla en persona.

¡Me voy a ir a vivir con una persona que desconozco!. A quien se lo cuente no se lo llegaría a creer.

Entro por la puerta y me dirijo a la que va a ser mi futura habitación. Es bastante grande, más que incluso la de la fraternidad. Apenas queda una semana para navidad y mi vida es un auténtico caos. Y pese a que estas fechas no me gustan para nada no puedo olvidarme del año pasado cuando Amber y yo todavía no eramos novios pero ella preparaba cada detalle con mucho amor y felicidad.

Se que a ella sí que le gustan.


Llego casi a última hora, el sol está empezando a esconderse tras el horizonte completamente anaranjado. El silencio se hace eco y lo único que se escucha son mis zapatillas golpeando con el suelo. Recojo las ultimas cosas que me quedaban y dejo en esta habitación un paisaje completamente desolada.

No he vivido mucho en esta habitación pero supongo que fueron mis primeros pasos cuando llegue a esta ciudad. Parece que fue hace una eternidad y tan solo han pasado tres meses.

En ese momento no me imaginaba todo lo que estaba por venir. Me doy la vuelta exhalando de nuevo aire. Abro la puerta y al otro lado me encuentro a Amanda con el rostro completamente desencajada.

—Así que es verdad. Te marchas… —reconoce con un hilo de voz.

—Si, seamos honestos, yéndome te hago un favor, no me aguantas y así no llegarás tarde a la universidad —admito bajando la mirada al suelo.

—No era así Son… en fin te vere por los pasillos o por la cafetería, me tengo que seguir metiendo contigo para no perder las buenas costumbres.

Se le ve afectada cosa que no me esperaba para nada. Pensé que no le importaba una mierda pero viendo su reacción me estoy dando cuenta que es todo lo contrario.

Al menos voy a seguir viendola en la universidad y quien sabe como se desarrollan las cosas.

Si voy a tener que volver a este lugar. Quien me iba a decir a mi que esta chica de pelo rojo y humor de perros no me iba a caer mal al final del todo.


Tengo que pensar en volver porque se me va hacer y de noche esta ciudad se vuelve muy turbia.




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