Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 45

Amber


Voy a buscar a Son al trabajo. No aguantaba más dentro de esas cuatro paredes. Y aunque estuviese cansada prefería mucho más poder ir a recogerlo. Supongo que se alegrará.


Entro y comienzo a buscarlo por todos sitios. Pero no lo veo. Seguro que se está cambiando.

¿Que otra razón podría ser?

Sé que sueno ingenua pero estoy cansada de encontrarme sorpresa tras sorpresa.

¿Le puedo ayudar en algo? —me pregunta un camarero en cuanto toco la barra del bar con el meñique.

Me mira con cara de por favor no pidas nada que me quiero ir a mi casa.

—No estoy esperando a Son.

—¿A Best? ha salido hace un rato. Como una hora.

Que bien. Pinta genial la noche.

¿Dónde se habrá metido este chico ahora?

¿Y porque no me ha dicho nada?

—No sabes donde ¿verdad? —me pregunta como si me leyera la mente.

El camarero saca de su bolsillo un pequeño bloc de notas y comienzo a apuntar algo.

—Últimamente cuando sale se marcha a esta dirección.

Arranca la hoja y me la ofrece. Yo la cojo sin pensarlo. Una ayuda es una ayuda y más en esta ciudad desconocida para mi.

—¿Y cómo sabes que está aquí? —mi curiosidad imperiosa e impepinable sale a relucir.

No puedo dormir tranquila si no lo hago.

—Paso todas las noches por esa zona cuando voy a mi casa —me responde a la pregunta.

—Gracias —le dedico una sonrisa un pelin falsa pero la que sale en estos momentos de tensión. Abandono el establecimiento con las mismas ganas y el mismo ímpetu que había entrado.

Tardo menos de tres minutos en llegar al sitio que me ha mandado el camarero y efectivamente esta Son.

Es un puente que no tiene mucha pinta de pasar casi gente. Está sentado entre los barrotes que simbolizan el límite entre el precipicio y la vida.

 Solo de verlo me da un vértigo horroroso. Trato de hacer el menos ruido para acercarme a él. Me siento a su lado y no reacciona a mi presencia. Está como ausente mirando a la nada.

—Me gustaría tener una puerta donde entrar y desaparecer durante un tiempo y que al otro lado de esa puerta no hubiesen problemas. Solos tu y yo en una isla desierta. Como nuestro viaje a San Francisco —se sincera evitando establecer la mirada conmigo.

—¿Sabes lo que pasa Son? Que eso no existe. No podemos huir de los problemas como no podemos huir de los recuerdos. Tenemos que hacer frente a ello. Tal vez no te guste este momento que estás viviendo pero tienes que salir adelante. Porque no hemos venido a este mundo a lamentarnos o a llorar. Hemos venido a vivir y a buscar solución a todo lo que te molesta o te preocupa —no sé si servirá todo este discurso que me acabo de inventar y de paso le podría valer a cualquier persona.

—Aparte de eso hay muchas más cosas es que…

Parece que esta apunto de decirme algo y se detiene por completo para secarse una lágrima

—¿Que ocurre?

—Nada —dice mientras se revuelve sobre el mismo y saca algo de su bolsillo

Es una caja y de su interior saca un cigarrillo.

¿Pero queeeee?

¿Son Best fumando?

Es increíble de todas las cosas que podría llegar a imaginarme esta es la de menos.

Y no tengo nada en contra de fumar… bueno en verdad es que si. Te mata y te deja un aliento que no hay quien lo aguante. Lo que me parece más sorprendente es que no haya tenido una vez más sorprendente es que no haya tenido una vez más la confianza de contarmelo.

—No me digas nada salvo que sea positivo —defiende su acto mientras le da una calada y suelta un vaho y un olor repugnante que provoca que me eche unos metros para el lado.

—¿En que te estás convirtiendo Son? tú antes me contabas todo, te morías por mi. Ahora eres todo lo contrario

Se que no debería echarlo en cara y mucho menos en estos momentos de duda que tiene. Pero no me deja otra opción.

—¿Perdona? su compostura cambia y se pone recto.

—Tu antes me contabas todo. Nunca te hubieses callado esto de fumar o que te irias a vivir con tu madre. Si no hubiese venido ¿cuando me hubiese enterado?

—Me fui a vivir con ella la semana pasada. Estaba apunto de contártelo. ¿Y cómo  hubieses reaccionado si te confieso que estoy fumando?

—No lo sé pero me hubiese gustado saberlo.

La tensión crece entre nosotros y cada vez es más grande el nudo en la garganta.

—Además —deja unos segundos entre una palabra y otra —No soy el único que hace cosas que antes no hacía. Tu también has cambiado —esto no me lo esperaba para nada.

Me está subiendo por la espalda un ardor impropio de mí y no se muy bien cómo va a terminar esto.

—¿A que te refieres? —cruzo los brazos deseando una buena respuesta si no quiere caer puente abajo.

—Tu antes no ligabas con otros tíos teniendo novio —la naturaleza del imbécil sale a relucir y se convierte en un cretino en un momento. Me quedo con la boca abierta y casi sin poder articular palabra. Me levanto de golpe y comienzo a andar. No se lo que estoy haciendo o a donde voy pero no me quiero quedar ahí. A lo lejos escucho que me llama pero tengo tanto cabreo encima que no quiero darme la vuelta.

Cómo puede una persona llegar a ser tan bipolar y con ese cambio de humor. No se lo que quiere conseguir pero está claro que no va a por el buen camino.




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