Todas mis razones para luchar por ti

Capítulo 8

Amber

De nuevo abro los ojos. La sensación es la misma a la primera vez que lo hice. Pero levanto la mirada y es de día y aunque suene raro estoy sola. Tengo hambre, no recuerdo la última vez que comí algo. Me rugen las tripas.

Observo como la puerta principal se abre y deseo que sea Son quien salga tras ella pero no es así. Es Mery que entra con una revista en mano. En cuanto me ve se acerca a mi y comienza a acariciarme.

—¿Cómo estás? —pregunta con una enorme sonrisa y una barriga más grande. Tengo la sensación de que crece por momentos.

—Bien ¿Y Son? ¿que horas es?

No tengo mi móvil y estoy desconectada pero la realidad pero los rayos del sol entrando por mi ventana indican que ha pasado bastante tiempo.

—Tranquila. Es por la mañana. Llevas más de doce horas durmiendo. El doctor ha dicho que es algo normal. Pero yo estaba preocupada. Estaba llamando ya al príncipe azul para que viniera a despertarte.

Su humor hace que ponga una sonrisa pero enseguida se me va cuando recuerdo que no me ha respondido a una de las preguntas que le he hecho.

—No responde. El doctor dice que tarda un poco en empezar a funcionar pero las horas pasan y si no lo ha hecho ya no es buena señal.

Enseguida un mal oresaguio se me viene a la mente.

—Ayuda a levantarme.

Necesito ir a verlo para al menos ahogar la angustia un poco.

—No puedes moverte y yo en mi estado no puedo hacer esfuerzo.

En eso lleva razón. No quiero que haga ningún esfuerzo y espero hasta que mi madre llegue. Sabía que no iba a tardar mucho en aparcar. Estaba desayunando en la cafetería del hospital.

Enseguida en cuanto llega hasta mi posición le pido que me ayude a levantarme.

Al principio reniega un poco. Es cabezona como su hija. Pero después de ponerme seria decide colaborar porque sabe que soy capaz de intentar ponerme de pie yo sola.

Aunque no quiera reconocerlo me cuesta más de lo que me gustaría. Al fin después de tantas horas tumbada soy capaz de sentir el suelo con mis propios pies.

Es una sensación fría y aunque lo he hecho miles de veces es como si fuera la primera vez. Me llevo la mano al costado porque los puntos me están tirando demasiado.

Mi madre cede su brazo para que pueda cogerme sobre él. Salimos fuera de esa habitación que estaba empezando a agobiarme por cada segundo que pasaba allí. Los rayos de sol entran directos por la ventana que hay en el pasillo.

—Es por aquí —dice mi madre señalando justo la puerta que hay al lado de la mía.

Entro y me encuentro a Tatiana sentada en la silla justo como me la había imaginado. Son se encuentra tumbado con los ojos cerrados y lleno de cables que le conectan a la máquina que no deja de pitar.

—¿Todavía no se ha despertado?

Tatiana simplemente niega con el rostro. Mi mundo se viene encima enseguida. Lo observo y como puedo me acerco hasta él. Tiene un mechón de su pelo rubio caído en medio de su rostro. El cual aparto porque se que seguro que le está molestando.

Acto seguido apoyo mi palma sobre su pecho sin llegar a presionar. Solo necesito escuchar el latido de su corazón. Sentir que sigue vivo y eso me da esperanzas. Es total el agobio que siento que no me he dado cuenta que me estaba costando respirar debido al nudo de tal magnitud que tenía en la garganta.

—Necesito dar una vuelta —expreso mientras me limpio una pequeña lagrima que me cae por el rostro.

Me apoyo en mi madre y comenzamos a andar por el pasillo.

—Necesito tomarme algo.

—Te llevo a tu habitación y yo te lo llevo.

—Quiero ir yo a por ello. No estoy impedida mama. Te lo agradezco pero puedo ir.

—De acuerdo —dice poniendo los ojos en blanco porque sabe que conmigo no va a poder ganar.

Llegamos hasta unas máquinas que hay a unos cien metros al final del pasillo. A mí me ha parecido como cien kilómetros pero al final hemos llegado.

Comienzo a replantearme que es lo que quiero tomar.

—Creo que no es bueno que tomes café en tu estado.

Me giro y le lanzo una mirada como si estuviese perdonandole la vida.

—Perdón no digo nada.

—Mejor.

Pero al final le hago caso y me cojo un chocolate.

Mientras espero a que salga me doy la vuelta y observo como el doctor viene hasta nuestra posición.

—Me alegro de que ya estés empezando a andar —concuerda mientras me toca el hombro.

—¿Y Son? Es normal que tarde tanto en despertar.

—Iba ahora a verle. A veces puede suceder que tarde unas horas pero es mucho tiempo pero voy a realizarle unas pruebas.

Se lo agradezco de corazón y me doy la vuelta para coger el chocolate que ya está listo.

MÁS TARDE

Llevo sin pegar ojo desde que me he despertado esta mañana. Tal vez tenga que ver con el hecho de que he dormido como doce horas.

Necesito de nuevo volver a la habitación de Son. Necesito estar cerca de ese olor suyo. De esos ojos que aunque ahora los tiene cerrados se perfectamente que son pardos. No me puedo imaginar una vida lejos de ellos.

Le toco su brazo. Esa sensación que una y mil veces provoca que se me erice la piel y se me pongan los pelos de punta.

No sé exactamente cómo describir esta sensación. Puede ser y tal vez sea la mejor sensación que se puede conocer en esto que llamamos mundo.

Observo cada jodido detalle que su cuerpo y puedo presenciar que el dedo índice se eleva de la misma forma que lo hizo cuando decidí donarle mi riñón. Pero esta vez no está inconsciente. SIno que ha abierto uno de los ojos y están apuntando a mi dirección. De mi brota una lluvia proveniente de mis ojos. No puedo detenerla.

Soy incapaz.



#15019 en Novela romántica
#2832 en Joven Adulto

En el texto hay: pareja, adolescente, amor

Editado: 03.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.