Son
De nuevo vuelvo a tener esa sensación. Ese aroma cerca mio. Abro los ojos y es ella.
Claro ¿quién sino? No puedo explicar la paz que me da. Pero de repente me doy cuenta de la realidad. Había llegado a dejar a Amber.
¿Que hace ella aquí? ¿o lo he soñado y todo ha sido un mal sueño? Desde luego estoy en el hospital de eso no hay duda.
—¿Que ha pasado?
Mi madre entra en la habitación y pega un grito tan fuerte que creo que lo han escuchado en todo este lugar.
Entra la madre de Amber con cara de circunstancia ¿que hace ella aquí? ¿que me he perdido?
Después entra Mery y me replanteo si detrás de esa puerta hay un pasillo o un portal mágico. No entiendo que está pasando y ninguno me da una respuesta rápida.
—Hijo, Amber te ha donado su riñón.
En cuanto escucho esas palabras el pulso se me acelera y la maquina que tengo a mi lado comienza a pitar. Amber se levanta la parte de arriba de su pijama y me enseña el apositivo donde supongo que estará la cicatriz.
—¿Es enserio? —pregunto mientras la máquina deja de pitar.
De todas formas la enfermera entra al instante.
—Voy a avisar al doctor —y de la misma forma que entra se marcha.
—Es verdad Son —mi madre habla por los demás que parecen que estuviesen viendo un cuadro.
Aunque en verdad un cuadro sí que soy.
—Estoy alucinando ¿cómo te has atrevido a…? y antes de terminar la pregunta me corta en un intento de hacer que no me sienta culpable.
—Son eres el amor de mi vida y no podia dejar que te murieras.
Los demás parecen sentirse incómodos excepto Mery que comienza a ponerse a llorar.
—¿Por qué no tendré yo un amor así? Creo que sus hormonas están empezando a hacer efecto.
—Lo tendrás, lo tendrás —expresa la madre de Amber en un intento claro de unirse a la conversación.
Después de eso abandonan todos la sala excepto Amber. Creo que se han dado cuenta.
—Estás loca —le reconozco riendo mientras me coloco en la almohada.
—Puede pero loca por ti ¿de verdad pensabas dejarme por esto?
—Tenía miedo de no sobrevivir pero quién me iba a decir a mí que ibas a ser tu quien lo hiciera posible.
—Pues ya sabes —pone una sonrisa de esas que me vuelven totalmente loco y me toca la nariz.
Amber es como un ángel caído del cielo. Es todo lo que necesito en mi vida. Llego para completarlo y desde entonces no ha dejado que me apague y un ejemplo claro es este.
—Bueno, yo me salgo. Ahora vuelvo. No te vayas muy lejos —me da un beso y le deja el turno al doctor que está en el marco de la puerta esperando. No se cuanto tiempo lleva pero parece que un rato. No me había dado cuenta porque estaba presenciando su bonita sonrisa y la luz de sus ojos.
—¿Cómo te encuentras Son?
—Raro. Es como si hubiese estado durmiendo durante un año y el sueño no terminase nunca.
—Es normal has estado varios días durmiendo pero todo ha salido bien y no veo ningún problema. Eres un chico con suerte.
—¿Con suerte porque?
No pillo muy bien a este tío.
—Tu novia se ofreció desde el primer momento y no dudo ni un instante.
Ha estado todo el rato a tu lado y no se ha separado.
—Ya. La verdad es que sí —respondo poniendo una sonrisa y mirando a la puerta por donde se acaba de ir mientras recuerdo ese sueño que ahora sé que fue verdad. Porque lo que sentí no hay sueño que lo pueda producir.
La quiero y ya nada nos podrá separar porque tengo miles de razones para luchar por ella.