Son
Han pasado ya cinco días desde que volví de Valley City y tres desde que me reincorporé al restaurante. Han contratado a una nueva camarera, que es una auténtica pesada. Se llama María y no soporto su risa. Va de simpática con todo el mundo, pero yo no la aguanto.
Desde que regresé, no he dejado de pensar en Amber. Ojalá pudiera volver a ese momento en el que estaba con ella, sintiendo su calor, su dulce olor, su pelo moreno y liso deslizándose por mi hombro mientras hablábamos sin decir nada importante. Solo estar ahí, con ella. Todo era simple.
Esos momentos deberían durar para siempre, pero, curiosamente, son siempre los que menos duran.
Salgo de mi somnolencia para terminarme el plato de la cena y, mientras tanto, aprovecho para mandarle algo bonito a Amber. Pero mientras lo hago, no puedo evitar escuchar a mis compañeros.
—¿En serio le has puesto los cuernos a tu novia? —le pregunta el cocinero al camarero, que parece impasible ante sus palabras.
La conversación llama mi atención, por extraño que parezca.
—Tío, cierra la boca, que no tengo ganas de hablar del tema.
—¿Y con quién fue? No será la morena esa de tetas grandes que estuvo toda la noche restregándose con media discoteca...
Su descripción me da arcadas. No entiendo cómo pueden hablar así de las mujeres. Parece que los hayan sacado de una cueva y que allí pintaban sobre las paredes.
—Esa fue. Menuda guarra. Hasta que no la llevé al baño y me la follé bien no me dejó en paz —la respuesta neandertal tampoco se queda atrás.
—¿Qué pasa? ¿Tú no te has tirado a otra teniendo novia? —el camarero me pilla mirándolos, y por mi cara debe intuir que no me ha hecho mucha gracia su comentario.
—Pues no. Jamás se me ocurriría hacer algo así teniendo novia.
—Eso está a la orden del día —dice la nueva camarera, uniéndose a la conversación como si nada, sin parecer mínimamente alterada por la estupidez de su compañero.
Me da mucha pena que ya no se respete nada. No sé a dónde vamos a llegar. Pero a mí, por la cabeza, jamás se me ha pasado engañar a Amber.
Termino de comer y, sin decir una palabra, empiezo a limpiar y ordenar cosas. Amber no me ha respondido todavía, pero supongo que estará estudiando o trabajando.