Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 11

Son

No se si he hecho bien en dejarle la nota a Sophia, espero que sea ella quien la lea o sino es ella mejor que no la lea nadie porque sino me va a dar un infarto de miocardio aquí delante de todo el mundo y voy hacer el numerito para todo el curso.

Las clase se pasa, pero mas bien porque voy pintando un cuadradito si y otro no de mi libreta, no se si Amber se habrá dado cuenta pero le estoy haciendo más caso al dibujo que hay sobre la mesa que llevar más años que la limpiadora Francisca, “Paca” para los amigos que a su libro perfecto traído de  Canadá cortado cuidadosamente e impreso en una impreso que le dan masajes una vez por semana.

Termina la clase, me voy para fuera, no quiero que si finalmente Sophia decide una respuesta y esta sea negativa sea delante de todo el mundo. Me apoyo sobre la pared de fuera esperando al profesor de la siguiente hora con la esperanza de encontrar un rayo de luz. Encuentro el rayo de luz pero este se dirige al baño sin darse cuenta de mi existencia.

Entro para la clase pero no hay rastro de la nota, tampoco en la papelera, quizás la lleve encima y esté ahora leyendo o quizás la haya escondido para leerla más tarde, sea como fuere todavía tengo alguna oportunidad con ella, me voy a sentarme porque ya entra la profesora. Lleva rebeca color beige, no se si es casualidad pero creo que todas las profesoras van a comprar a la misma tienda en la misma época del año todas juntas porque todas visten igual, rebeca beige con algo abajo, ya puede ser camisa o camiseta pero tiene que ser color blanco se ve que el resto de colores los agotaron algún grupo flamenco, también llevan una falda de tubo que estilizan, pero no sus bellas piernas sino más bien la silla que está más cansada de vivir que la colchoneta del gimnasio.

—Bueno, vamos a abrir el libro por la página doce —vale confirmamos, este es el modelo que se sienta en la silla y se pone a leer el libro, pero además lo hace para dentro, como si estuviera en su casa.

Estadísticamente con este tipo de profesoras se duermen una media de tres alumnos por semanas, el curso pasado se llegaron a dormir siete alumnos y un electricista que estaba arreglando un enchufe con una profesora que vestía exactamente igual excepto porque llevaba unas gafas pero no para ver en el dia a dia sino porque los malvados de las editoriales hacen libros en los que no se puede leer bien la letra pequeña, no piensan en este tipo de profesor.

—¿Le ocurre algo a este alumno? —pregunta la profesora mirándome, seguro que se ha dado cuenta que me estaba riendo pensando en lo que ocurrió el año pasado.

—No, solo que me han contado un chiste en el banco y vencia ahora.

Toda la clase se ríe, no quería provocar eso pero es lo primero que se me ha ocurrido.

—Bueno, ya sabemos quien es el gracioso de la clase.

Miro para todos lados pero decido callarme ya, Amber tiene una sonrisa en el rostro, parece que le ha hecho bastante gracia, es la primera vez que la veo con una sonrisa porque antes su rostro serio no la dejaba mostrarlo.




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