Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 14

Son

El ser humano tarda ocho coma dos segundos en enamorarse desde que ve la persona indicada por primera vez y esta le transmite algo. Una flecha directa a su corazón. En mi caso creo que fue más tiempo pero ha sido más intenso con Sophia, desde que la vi por primera vez hace unos cuantos años hasta ahora no he podido dejar de pensar en ella, supongo que eso significara algo o tendrá algún sentido en mi triste existencia.

La realidad es que hace más de una semana que le escribí la carta a Sophia y todavía no he recibido ninguna respuesta. Creo que si en todo este tiempo no me ha dicho nada no voy a recibir nada, seguramente ni lo haya visto o lo ha tirado. Al menos si ni siquiera lo ha leído, al menos no he quedado en evidencia delante de media clase y así he evitado ser el chismorreo de toda la gente.

Llego a la puerta del instituto, a mi cárcel de pladur, a mi celda de cristal.

—Vamos Son que vamos a llegar tarde —dice Amber entrando corriendo a clase con una ligera sonrisa, parece que le fuera todo bien en la vida.

Me da la sensación viendola desde la distancia que Amber es la única persona del instituto que le gusta venir. El resto no hemos entrado y ya estamos contando los minutos para salir.

Decido no pensar en cada segundo que queda para que de nuevo vuelva a sonar ese estremecedor sonido al que mis oídos pánico le tienen cada vez que llega la hora. De hecho a veces me da la sensación cuando estoy en mi casa que suena. Es algo que provoca que se me pongan los pelos de punta.

Subo escalera a escalera tratando de hacerlo lo mas lento posible porque pienso que de esta manera el tiempo se pasara más rápido o quizás quiero imaginar se acaba la clase antes de empezar pero cuando llego la clase no es así. Ni tan siquiera ha empezado, el profesor se encuentra en la mesa sacando su libreta y sus bolis.

Dios sabe lo que habra apuntado en esas libreta, algun dia me gustaria coger una y leer todo lo que tienen. Quizás haya gente que se pueda sorprender pero me da curiosidad todas estas cosas. Son cosas que no me dejan dormir por la noche.

—Bueno chicos, sacar los libros y la libreta —el profesor finalmente se decide a decir algo.

Tan solo me he traído la libreta y es del año pasado, no tengo todavía la oportunidad de comprar el libro y no creo que la tenga en ningún momento.

Esto es algo que si fuese una cabeza pensante como puede ser el caso de Amber me preocuparia bastante pero no es mi caso.

Miro para mi lado, casi puedo adivinar lo que está pensando ella, que soy un pesado que no quiere estudiar pero eso no es así, ella no sabe ni la mitad de lo que estoy pasando yo en mi casa.

El profesor gran observador se da cuenta del detalle que no tengo todavía libro y viene corriendo a nuestra mesa.

—Amber —dice susurrandole casi al oído—. ¿Puedes compartir tu libro? —le pregunto con ojos de cachorro herido.

—Claro —dice casi a regañadientes. Algo que no me hace ninguna gracia pero decido omitir casi de mis pensamientos.

Miro para detras en busca de un ser mágico pero sin embargo me encuentro con la cara de Hector que me está apuntando directamente a mi como si me quisiera matar.

Decido pasar de él olímpicamente y centrarme en la ventana, observo el cielo y como este ha empezado a llover fuerte. Enseguida me doy cuenta de que Sophia no está por ningún lado, es bastante raro porque ella no es de faltar casi ningún día.

—Ya te podrias comprar un libro —me dice Amber sorprendiendome totalmente. No me esperaba esta contestación y mucho menos de ella.

—¿Perdón? —le devuelvo la pregunta.

Ojala supiese ella mi situación en mi casa. Mi abuelo gana lo mínimo y puede permitirse comprarse casi ningún libro.

—Ya sabes, que a ver si compras tu libro pronto —de nuevo insiste pero ahora ha rebajado las pretensiones.

—No te preocupes que ya lo tengo pedido y no creo que tarde mucho en traermelo —le miento ni siquiera lo tengo pedido pero es para que al menos ahora cierra esa boca. Como se nota que ella tiene a sus papis que le compran hasta la goma de borrar a juego con la mochila.

—Ok.

No puedo creermelo.

Mientras tanto también noto la mirada amenazante de Hector pegada en mi cogote. Sé que está escuchando o al menos está atento de todo.

El sonido de la puerta me saca de mi pensamiento y veo como Sophia viene completamente empapada y pidiéndole disculpas al profesor.

—Pasa… pasa. Pero que sea la última vez… —le responde el profesor de una forma un tanto utópica. Si hubiera sido yo o cualquier otro chico seguramente no le hubiera dejado entrar pero es algo que prefiero quedarme para dentro.

La observo sin que se de cuenta, está preciosa con el pelo mojado y que hace que se le pegue al rostro, trata de secarse la cara como puede.




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