Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 22

Amber

Ahora me doy cuenta de que las palabras de Son eran verdaderas y yo le he machacado y le he dicho de todo sin importarme en absoluto como pudiese sentirse y es la única víctima junto a mí de todo esto.

Pasan los segundos aunque a mi se me hacen horas, me da tiempo a pensar de todo…

Mierda.

¿Lo sabrá Son? 

¿Por qué pienso en él ahora mismo?, tengo la cabeza hecha un lio.

—¿Quieres que te lleve a casa?

Fran, el amigo de Hector mas callado y que no ha dicho nada en toda la tarde se ofrece para esto, ya no se que decirle ni que pensar. Tan solo asiento con la cabeza. Salgo directo por la puerta y antes de tomar las escaleras le pego un empujón para que sea consciente de mi presencia.

—Espera Amber —su estúpida voz pidiendo una excusa sale en el paso. Enseguida Fran le responde.

—Esto no se hace tío, así no…

Parece que él es el único que tiene algo de cabeza en toda esta historia.

—Me ha engañado —saco un hilo de voz para reaccionar al estímulo que han presenciado mis ojos.

—Si, yo le dije que no tenía que jugar contigo y más después de que Son nos pillara.

—¿Como que os pillo Son?

Así que es verdad lo que decía Son. Ahora me siento peor persona por haberle dicho lo que le dije.

—Nada, bueno ya hemos llegado a tu casa…

—Muchas gracias, pero está atardeciendo y no tengo ganas de ir a mi casa.

—¿Y a dónde vas a ir? —me pregunta.

—No lo sé, no tengo ni idea —respondo mientras  observo la montaña y recuerdo que cuando me bloqueo para los exámenes aprovecho para ir a despejarme y olvidarme un poco de todo.

Subo los últimos metros, aquí con suerte estaré sola pero todas mis suposiciones se van cuando encuentro a Son encima de una roca observando el pueblo. Tienes las gafas en la mano y la mirada perdida. Puedo ver en su mirada que está triste y tiene los ojos vidriosos. No sé por qué razón pero creo que él sabe algo y que se ha enterado de la misma forma que yo.

—Hola.

—Si vienes a decirme que sigo equivocado o que soy un cabrón no es el momento. Quiero estar solo —me ruega mientras escribe algo en el suelo con el dedo. 

Pero me he portado bastante mal para que no tenga que darle unas disculpas.

—No, si hay alguien aquí que se tiene que disculpar esa soy yo. Te tenía que haber hecho caso cuando me lo dijistes.

—Nos han utilizado… Bueno, te han utilizado porque Sophia nunca llegó a tener nada conmigo

—Si, y lo peor de todo es que no ha tenido el valor de reconocermelo a la cara. Creo que eso es lo que más me duele. Que me haya tenido que enterar por haberle pillado.

Es un número, no comprendo que hace.

—¿Que estás escribiendo?

—Es un número. Es mi número favorito… el 298.

—¿Por qué ese número? —le pregunto para romper un poco el hielo y la barrera entre él y yo.

—Todos tenemos algo que esconder y que no se puede contar.

—Llevas razón. Yo tengo que reconocer que me equivocaba contigo.

—No pasa nada, creo que nunca voy a encontrar a nadie, voy a estar solo toda mi vida —añade Son mientras coge hojas y las parte por la mitad y en trozos pequeños, así se mantiene pensativo y no me mira directamente a mi.

—Claro que vas a encontrar a alguien, solo que Sophia no era la persona ideal —le respondo mientras voy contando estrellas en el cielo.

—Ahora les tendremos que hacer la cruz ¿no? —saco algo de humor en este funeral que hemos creado entre los dos.

—Me parece bien. De ahora en adelante esas dos personas no existen para nosotros.

Consigo sacarle una sonrisa.

—¿Sabes lo que pasa? —salta con la pregunta en el silencio del viento.

—Dime.

—Que soy demasiado raro para que una persona se fije en mí.

—¿Pero por qué te machacas tanto?

—Porque hay que ser realista en esta vida.

—Dime porque eres raro —le interrogó, por primera vez me quiero quitar la venda de los ojos y averiguar mas de este chico que es ante menos extraño.

—Porque me gusta jugar muchísimo a la consola —se sincera pero es algo que ya sabía. 

—Pero eso no significa ser raro, más bien un poco friki pero todos somos de alguna manera u otra frikis de algo.

—Bueno si quieres te sigo contando mi mayor rareza, pero espero que no salgas corriendo.

—Adelante —espero que no tenga que hacerlo.

—Me fijo muchísimo en los lunares de la vida.

En mi vida había escuchado algo así, me parece surrealista.

Pero creo que es la oportunidad para ponerlo a prueba y saber si es verdad y no se está quedando conmigo.

—Si eso es cierto donde tengo yo un lunar.




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