Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 47

Amber

Observo a Son salir en dirección al baño.

—Te has pasado tres pueblos imbécil —le digo a Hector que cambia la cara por una más seria.

Llego hasta el baño, toco la puerta.

—Toc Toc… —digo a la vez que toco con la mano la puerta. Se que no debería  de entrar pero creo que me necesita.

—Por favor déjame solo —protesta.

¿Pero desde cuando te hago caso?

Le pregunto mientras entro, provoco una leve sonrisa en él. Eso es bueno porque al menos sé que no me va a echar.

—Soy tonto, no lo he visto sino lo hubiese esquivado.

—Le podría haber pasado a cualquiera —le pongo una mano encima para animarlo.

—No, no lo he visto porque veo borroso. Desde siempre he visto borroso y necesito llevar gafas.

—¿Y porque no las llevas? —le pregunto con bastante curiosidad.

—Porque no me gusta como me quedan además de que me quedan pequeñas.

—Son eso da igual tu tienes que ver bien. ¿Dónde las tienes?

Parece que no me va a dar una respuesta pero al final mueve esos labios que tanto me gustan.

—En el bolsillo pequeño de la mochila están.

Me dirigo a la clase, para nuestra suerte el profesor todavía no ha llegado, Hector está al final con la insoportable de Sophia.

Cojo la mochila y saco las gafas.

—¿Que vas a llevarle? ¿pañuelos al bebe?

Me detengo en la misma puerta.

—¿Y tú recoge las extensiones de tu novia que se le ha caído cuando estaba arrodillada antes ti —le devuelvo el comentario. Se que es impropio de mí pero se la tengo guardada.

Y algún día se lo devolveré pero por diez.

A mi a rencorosa no me gana nadie.

llego de nuevo al baño y antes de entrar observo las gafas. Si que es cierto que son un poco pequeñas Son tiene diecisiete años y estas gafas parecen estar hechas para un niño de doce pero no son feas, creo que le quedan muy bien. Alguna vez le he visto con ellas puestas no se porque se empeña en no ponerse, si hubiese sabido que veía tan mal le hubiese obligado a ponerselas.

Toco de nuevo la puerta, esta vez con algo más de prisa porque el profesor está apunto de llegar.

Son me abre con cara de pocos amigos.

Abatido porque sabe que si o si se tiene que poner las gafas.

—Te hago el favor porque eres tu.

Sabía que ibas a acceder.

—Lo se bombón.

—Nunca me habías llamado así —se hace el sorprendido.

—Y no te acostumbres.

—De acuerdo mis simpatía.

Le pego un pequeño empujón para llevarlo a la clase.

El profesor todavía no ha llegado y es raro en él.

Empiezo a sacar el libro pongo el libro en medio. Son está recogiendo el lápiz. Espero que no le diga nada porque de lo contrario va a ser un adorno más de la pared. El profesor entra por la puerta y el mundo se me viene encima. Observo un instante a Son que no da crédito. Está más blanco que un pan sin hacer.

—Clase os presento a vuestra nueva compañera Ana. 

Se desliza por toda la clase. No nos ha mirado.

—¿Y esta que hace aquí? —Son no sale de su asombro.

—Bueno Son pasa de ella.

No me sale decir otra cosa y encima se ha ido a sentar entre Hector y Sophia. Creo que se va a llevar muy bien con ellos. Son del mismo estilo.

Yo cojo el bolígrafo y solo atiendo la explicación del profesor.

Decido pasar porque sino se me van a llevar todos mis males.

Toca la sirena y termina todas las clases. Son me acompaña para mi casa. Apenas habla, tan solo está en silencio. Yo necesito volver a desahogarme con alguien y creo que Son no es la persona más indicada porque ahora no me va a saber decir nada. Creo que necesito dejarle tiempo para asimilar lo sucedido. Esta tarde voy a quedar con Mery.




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