El sábado, Fernando se despierta con Cátia preparando el desayuno.
- Buenos días_ dice ella sonriendo.
- Buenos días hermanita, te levantaste temprano._respondió frotándose los ojos.
- Si, tengo que volver. ¿Trabajas hoy?
- No.
- ¿Puedes llevarme al aeropuerto, por favor?
- Por supuesto, solo dime que hora quieres ir. ...
***
Luíza despierta y se alista para dar sus clases de baile, los sábados los dedica a trabajo extra, prácticamente no tiene tiempo, trabajar como decoradora no le permite descansar mucho; más ama bailar y eso la distrae. Al menos los domingos descansa, de vez en cuando tiene que ayudar a algún cliente, pero evita que algo así pase, teniendo siempre a alguien disponible para cualquier imprevisto. Mientras se peina en una coleta alta, se mira en el espejo y se dá una mirada de mujer orgullosa. Después de livrase de Bruno su vida cambió para mejor, y ahora lo único que desea es mantenerse así, libre, pero en el fondo se siente muy sola, esas clases los sábados es el momento que tiene para interajir con varias personas al mismo tiempo... y eso la hace feliz, aunque no llena el vacío que lleva dentro. Termina de arreglarse y dice en voz baja:
- Esto no es un problema, Luíza, tranquila!.
Toma un café ligero, coge el bolso y sale de la casa con calma.
***
Cátia grita desde la cocina.
- Fer, ya es hora, ¡vamos!_ él, que está en su escritorio revisando unos papeles responde que ya está listo.
Salen de casa rumbo al aeropuerto, hablando de todo... desde que llegó ella no ha parado de hablar y él solo, al igual que Luiza, aprovecha cualquier oportunidad para tener una buena conversación, además, ella es una increíble persona cariñosa y apresar de ser más joven es una gran consejera.
- Fer eres un guapetón para estar solo_dice Cátia divertida.
Él si echa a reír por la forma en que su hermana se refiere y responde:
- Tengo miedo de volver a lastimarme, tampoco confío en las mujeres como antes, ¡ ya sabes!
- Lo sé... y también sé que admitir que tienes miedo; significa mucho... porque esconderse detrás de frases de auto protección no es suficiente._dice mirándolo de reojo.
- No me escondo, y si te dije la verdad es porque confío en ti Cátia._ dice mirándola súper serio; cuando se trata de sus sentimientos, no es de los que hablan.
- Me siento honrada, y más si llamas a Luíza.
- Bueno, bueno...¿no te rendirás? además, ni siquiera sabes que está soltera!._ dice escondiendo la mirada.
- Oh, lo sé! ¿quieres apostar?; mujer como ella que tiene un macho enamorado, no se compra flores sino que las recibe._dice convencida de su observación.
- Ahran._dice él no creyendo en lo que dice ella. Al ver el aeropuerto él siente un alivio, pues ella insiste demasiado con la bella mujer...
- ¡Llegamos!, avísame cuando llegues._ dice besándola en la frente.
- Está bien!. Y llámala!._ responde ella saliendo del auto y guiñándole un ojo con una sonrisa burlona.
Cátia se macha. De camino a casa, él toma una ruta diferente y mientras conduce, observa algunas tiendas. Cuando de repente, a través de una vitrina ve a un grupo de mujeres bailando y una en particular le llama la atención; detiene el auto al costado de la calle y mira con intriga, ¿es real lo que vê?, esta mujer está donde quiera que vaya, y siempre le atrae de la misma manera. Obeserva como se mueve al son de la música que, aún sin escuchar, comprende que es buena y enérgica, por como conduce a las demás con tanta ligereza y solo con el movimiento de su cuerpo lo deja extasiado. Mientras ella dá su clase, él se distrae. mirándola y para que no parezca que la sigue, decide irse, pensando en como acercarse; era demasiada coincidencia, en menos de una semana encontrarla así.
En casa, sentado en el sofa pensando si llama o no, con el teléfono en una mano y la tarjeta en la otra; que excusa tenia solo para hablar con ella?, cuando de pronto recuerda que su empresa está de cumpleaños; listo, sus empleados ya lo habían animado a hacer una fiesta, ya que su negocio iba bien nada mejor que celebrar. ...
Con una voz dulce y suave, ella contesta. - ¡Decoradora Luiza Gonçalves, buenas tardes!
- Buenas tardes..!_ responde, escuchar la voz de ella tan cerca, le provoca una sensación que ya no sentía a mucho tiempo.Que agradable es escucharla.
- ¿En qué puedo ayudarte?_ era su número de trabajo.
- Busco una decoradora para un evento._ dice un poco nervioso.
- Bien sr....
- Fernando Diaaz.._responde de inmediato
- Sr. Diaaz, muy bien, estmos aqui pra ayúdate, pero, en el momento estoy ocupada, en 1 hora, puedo volver a llamarlo al mismo número ¿todo bien?
- Está bien, estaré esperando._él cuelga con el corazón en la garganta, que locura le estaba causando esta mujer.
Luíza toma su bolso, pone su celular, cambia la ropa de baile, se sube a su auto y se va al mercado, no se le pasa por la cabeza que el hombre con quien termina de hablar es el de la florería, el mismo de la cafetería.
Al llegar a la casa recuerda que tiene un cliente potencial esperando que le devuelva la llamada.
- Hola Sr. Diaaz._ habla con un tono profesional.
- Hola Sra. Gonçalves._responde con la misma profesionalidad, no podía dar la impresión de que quería algo más.
- ¿Necesitas una decoradora verdad?
- Sí, ¿podemos marcar una reunión para más detalles?_ pregunta él.
- Claro. ¿El lunes a las 10:30 estarás disponible?
- Sí...
- ¡Perfecto, podemos encontrarnos en mi empresa o donde prefieras!_sugiere ella.
- Podemos encontrarnos en..._ menciona donde la vió por primera vez.
- Bien... nos vemos Sr. Diaaz._cuelga. Este lugar le recuerda al hombre del martes; ¿sería posible ser él? Trató de no pensar en eso, su cabeza estaba llena de pensamientos que no la dejaban en paz.