La siesta de él, es interrumpida por la incomodidad de donde está, al despertar ve que ella lo está mirando como nunca antes lo había visto, le parece extraño, pero lo ignora.
- ¡Te despertaste!_levantándose, continúa.. -¡Te lo traje!_ dice extendiendole el ramo de flores.
Aceptando y agradeciendo le dice: - ¿Cómo supiste que eras mis favoritas?. ¡Amo las rosas!
Él no contesta y le sonríe. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?_pregunta ella.
- Un poco mas de una hora_ responde mirando su reloj y ella sonríe cómoda con su presencia que le transmite mucha tranquilidad.
- Tu amiga Ana, ¿No viene?
- No, ella trabaja súper temprano, la llamé y le dije que no necesitaba venir.
- Hmm, parece que le gustas mucho_dice, sentándose en el sillón.
- Sí, Ana es como una hermana que nunca tuve... ¿ Y tú no tienes amigos ni hermanos?_ pergunta curiosa.
- No tengo muchos amigos. Tengo una media hermana, que para mi es la mejor de las mujeres.... la has visto!
- ¿Si? _ pregunta incrédula y sorprendida!
- Sí, en la florería.
- ¡Ah,.. por supuesto!_ahora se da cuenta que todo hace sentido.
Al ver que ella está más abierta en comparación con las otras veces, y él tiene curiosidad por saber más sobre ella, le pregunta: - ¿Quién es Bruno?
En ese momento su rostro cambia y él incluso se arrepiente de haber hecho la pregunta. Y antes que ella responda, él dice: - No tienes que contestarme, lo siento.
- No, está bien... solo fue un idiota que tuve la mala suerte de conocer_ y quitándole el foco a su pregunta le intriga con ontra: - ¿Y quién es Fernando Diaaz,..?¿ Y claro, porque sigue soltero?.
- ¿Quién te dijo que estoy soltero?_bromea, poniéndola tensa.
- Entonces, ¿Qué haces aquí? _pregunta mostrando molestia.
Con una leve sonrisa, responde: - Estoy bromeando..., soy un tipo que el amor no quise se acercar._termina mirándola, quien lo escucha atentamente.
- ¡Así que somos dos!_responde ella.
- Hmm... tal vez algún día nos vea, _ responde, pasándose la mano por el pelo y exalando encanto. Ella sonríe, él se levanta y camina por la habitación, ella lo sigue con la mirada, y con tono insatisfecho pregunta:
- Sí, ¿ Pero, eso es todo?
Mirándola rápidamente y sorprendido por su insistencia, quiere saber hasta dónde llega esto, y luego responde:
- Solo te diré más, si aceptas cenar conmigo_ responde de una manera intrigante parado frente a ella con las manos en los bolsillos.
Ella sabe que esta es una invitación hecha con mucha picardía, se ríe y acepta.
- Está bien, pero... adelantame algo!_insiste.
- No señorita solo en la cena...y sin trampas.
...
El miércoles llega lleno de paz y tranquilidad, su ansiedad por llegar a casa es grande. Fernando entra a la habitación con su café, y esta vez no le trajo chocolate.
- ¿Te gusta el jugo de sandía?_pregunta.
- ¡Vaya, te levantaste temprano!.. Sí, me gusta.
- Oh bueno, porque te traje uno... ¿ Muchas ganas de llegar a casa?
- No tienes idea._ responde tomándo el vaso de su mano.
- Buenos dias Luíza, Sr. Diaaz_ saluda el doctor que entra a la habitación.
- Buenos días Dr. Guilherme, _ respondem los dos en sincronía.
- ¿Lista para irse a casa?
- Más, qué lista Dr._ responde con entusiasmo.
- Mientras te arreglas, voy a la recepción y vuelvo, ¿Vale?_ dice Fernando, ella, al darse cuenta de lo que pretende hacer, inmediatamente trata de intervenir: - ¡Fernando no! _el medico solo mira a los dos.
- Tranquilízate, es lo mínimo que puedo hacer, ya sabes._lo dice saliendo de la habitación sin darle tiempo a contestar algo. Mientras tanto el Dr. le indica lo que debes hacer para recuperarse más rápido. Fisioterapia, dieta equilibrada y por supuesto mucho descanso, que para ella es lo más difícil.
***
Él sale del hospital empujando la silla de ruedas con ella y junto al auto pregunta:.
- ¿Quieres ir en el asiento de atrás o de adelante?
- ¡Puede ser de atrás, por favor!
Entonces él abre la puerta trasera del coche y ajusta el asiento para hacerle sitio a ella, que se limita a observarlo atentamente.
- ¿Lista?
- Lista!
- ¿Te agarro o te apoyas en mí?
- No, ya has hecho mucho_ responde ella, tratando de equilibrarse con una sola pierna.
- ¡Te agarro!_ dice tomándola en sus brazos con toda su masculinidad, ella lo abraza torpemente y queda en silencio, sintiéndose como una muñeca en sus fuertes brazos, caminando lentamente la sube al auto con cuidado.
- ¿Quieres ayuda con el cinturón?_pregunta
- No, ¿Crees que soy una niña?
- No,... claro que no._ dice divertido, riendo con la puerta abierta apoyado en la misma.
Cierra la puerta y en maletero mete un bolso que ella le pidió a Ana que le trajera, y las muletas. En el asiento del chofer ajusta el espejo retrovisor y se encuentra con sus ojos a través del espejo, que amablemente le regala una sonrisa.
En todo el camino predomina el silencio, ella se pierde en sus pensamientos y él se concentra en el volante, de vez en cuando él la mira y se nota ausente. Su concentración rompe al oír:
- Toma la avenida de la derecha y sigue recto_sin decir nada "el conductor" sigue las indicaciones.
- Ve la casa blanca de la esquina, es la mía_ indica. Estacionando el auto, él sale para ayudarla a salir. Antes de que él haga algún movimiento para ayudarla, ella dice que no, pues quiere caminar y solo pide para apoyarse en él. Baja del auto con cuidado y se apoya en una de las muletas y él la sujeta por la cintura y ella sujetase a él caminando lentamente.
Dentro de la casa, ella se sienta en el sofá, mientras él vuelve a buscar su bolso en el auto... tomando las pertenencias de ella y sin salir de cerca del auto, ve que un auto negro se acerca muy despacio y pasa como si estuviera mirando algo.
Después de pasar la casa, el auto se va normalmente. Él mira atentamente a su alrededor tratando de ver algo, sin éxito; entra en la casa.
- ¿Dónde lo pongo?_pregunta sosteniendo el bolso.
- Puedes dejar ahí mismo junto a la puerta.
Intrigado por lo que acaba de ver, pregunta:
- ¿Vas a estar sola?
- No, mi madre viene a quedarse conmigo, debe estar llegando.
- ¡Excelente!
- ¿Por qué?
- Nada, solo no es bueno que quede sola como estás, sin movilidad.
- Fernando no sé cómo agradecerte.
Él se acerca, se agacha frente a ella y dice con voz ahogada mirándola:
- No hace falta que me lo agradezcas, todo esto fue mi culpa_ hace una pausa por un momento y continúa: Temí que te hubieras..._en ese momento aparta la mirada de ella y duda en hablar.
- Muerto!_ dice ela sonriendo. Él la mira rápidamente y se levanta abruptamente.
- ¡Perdido!._dice tragando en seco
- ¡Todo bien.
- ¿Tienes hambre?_pregunta, queriendo escapar del malestar que siente.
- Sí, la comida del hospital no era nada buena_ dice con una mueca.
- Los hospitales son así_ comenta. - ¿Puedo usar tu cocina.?
- ¿Sabes cocinar?_ pregunta ella incrédula.
Con una sonrisa en la comisura de los labios y alzando una ceja, él declara: - ¡Ya veremos!
- Ok, pero primero, ¿Puedes tráeme el extintor de incendios del auto?
- ¡Oh, que chistosa! - ¿Qué quieres comer?
- ¡Lo que quieras, no soy muy exigente!
En la cocina él prepara pasta con salsa de tomate y filetes de pollo grelhado; su cocina estilo italiano le da una vista amplia desde la sala de su nuevo chef, de vez en cuando indica donde están algunos utensilios y nada más, sin poder caminar, lo único que tiene que hacer es observar la escena... un tipo que hace casi un mes y medio entró en la cafetería en la que estaba, ahora está feliz cocinando en su cocina, sonríe al darse cuenta de la ironía del destino.
-¿Dónde aprendiste a cocinar?_pregunta con curiosidad!
- Cuando se vive solo hay que aprender de todo un poco!._responde. - ¿Y tú no cocinas?
- ¿Porque?
- Nada... ¡Solo parecen que tus utensílios son nuevos!
- Por supuesto que cocino, pero lo hago con cuidado.
- Ah... Lo sé.
Mirándolo con intriga responde:
- ¿Qué hay de malo?
- ¡Nada, nada!
- Bueno.
Dejando lo que está haciendo, camina hacia ella con su delantal rojo todo femenino sobre su cuerpo, lo que provoca gracia pero ella no se ríe por el hecho de que él se ve muy serio y misterioso al mismo tiempo, trayendo consigo una silla. Frente a ella, se lo pone y se sienta inclinadose hacia ella en silencio, acercándose de modo que queda a altura de sus ojos, en este momento ella siente que su corazón se acelera, su proximidad la pone tensa, y ansiosa.
- ¡Tengo que decirte algo!_ lo pronuncia él sin un atisbo de duda en lo que tiene que decir.
- Te escucho!_responde.
Fijando su mirada en su rostro, y en un gesto gentil le toma las manos, mostrando mucho cariño, y continúa:
- Luiza, entenderé y respetaré lo que..._en este momento es interrumpido por el sonido de la compañía que resuena por la casa_soltando sus manos y levantándose de inmediato le pregunta sabiendo ya la respuesta:
- ¿Será tu madre?
- Sí, _dice ella levantándose.
- ¡Tranquila, yo voy!
- ¡No, no, puedo hacerlo!_dice. Él vuelve a la cocina mirando a, que camina lentamente apoyada en sus muletas.
- ¡Hola mamá, me alegro de que estés aquí!_dice al abrir la puerta.
- ¿Ya estas caminando?_ dice besándola.
- Estoy bien madre.
Al entrar, nota la figura masculina en el ambiente y deteniéndose a mitad del camino, espera a Luiza quien se acerca y en voz baja le pregunta:
- ¿Luiza?
Al ver la cara de sorpresa de su madre, sin rodeos le hace una seña a Fernando quien se acerca y los presenta:
- Mamá, este es Fernando Diaaz, que me ha estado ayudando, y Fernando, esta es Sandra Gonçalves, mi madre.
- ¡Un placer señora Gonçalves!
- El placer es todo mio Sr. Diaaz_responde estrechándole la mano, luego en seguida comenta : - Umh, que olor rico.
- Fernando está sirviendo el almuerzo, acompáñanos mamá... debes tener hambre.
- Gracias hija,... puedes almorzar, lo que de verdad quiero es darme una ducha.
- Siéntase avolutad, puede usar mi habitación luego muestro la suya_ menciona caminando hacia la mesa.
Durante el almuerzo, el silencio es el invitado de honor y ella lo expulsa elogiando el plato que agrada a su paladar, y aprovecha para interrogar al chef.
- ¿Por qué está tan callado?
Mirándola, él le brinda una leve sonrisa y responde:
- ¡No es nada!
- ¿Está seguro?
- ¡No se preocupe esta todo bien!
Ella le agradece el esfuerzo. Após almoçar ella se levanta de la mesa, él retira la mesa; se acerca a ella y le anuncia que tiene que irse.
- Fernando, muchas gracias una vez más.
- No me des las gracias, ya sabes!_ dice tomando su abrigo del sofá, ella se levanta con mención de sequirlo hasta la puerta.
- No te esfuerces._ dice intentando hacerla sentar.
- No sabes que se no te abro la puerta puedes ser que no vuelvas!
- No...esto es cuento, yo volveré.
Ella apenas lo mira.
- Llámame si necesitas algo!!!_
- Está bien.
- Esperaré... y trata de descansar un poco.
Se despide normalmente y se va.
...
- ¿Dónde está el Sr. Díaaz?_pregunta la señora bajando las escaleras.
- ¡Ya se fué!
- Hmm... ¿Qué le dijiste?
- Nada.
...
Después de un baño relajante, sentada en la cama, ella no puede evitar pensar en lo que él quería decirle.
- ¿Estás pensando en él, verdad?_ pregunta su madre, llegando a la puerta y viendo lo lejos que está ella.
- ¿Es tan obvio?
- Hija, te conozco, y sé que cuando callas es porque algo está pasando_responde ella, acercándose y sentándose a su lado.
- Ah,... él... no sé, se fué de aquí tan frio.
- ¿Frío? ¿Como asi?
- No sé, parecía que...¿Sabes?. Incluso quiso decirme algo cuando llegaste.