Todavía te amo

7. 1

.

Angus se paseaba frente a su casa, con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido. Eran las ocho de la mañana y Meryl ya debía haber llegado. La esperaba para ir juntos al rancho vecino y cerrar la compra de ganado que después enviaría a su procesadora de carne. Su presencia no era estrictamente necesaria en esos asuntos, pero él se había inventado ese pretexto para tenerla cerca.

Dejó escapar un suspiro cansado.

No había pegado ojo en toda la noche, dándole vueltas a las mismas ideas. Aunque ella no le diera una oportunidad ahora, no pensaba rendirse tan fácilmente. La iba a conquistar, con paciencia, con hechos, porque de verdad le interesaba. Lamentaba que Mario nunca lo hubiera aprobado, pero él ya no estaba. Y su hija… su hija necesitaba un hombre a su lado que la quisiera y ayudara a criar a ese bebé. Angus estaba dispuesto a ser ese hombre.

—Buenos días… —la voz de Meryl lo sacó de sus pensamientos.

Se giró con una sonrisa automática, pero enseguida la expresión se le borró al verla.

Tenía ojeras profundas bajo los ojos enrojecidos, y su rostro reflejaba un cansancio que no podía disimular. Estaba pálida, agotada… y en su mirada había algo más que una mala noche.

—Meryl, ¿te encuentras bien? —preguntó, acercándose de inmediato.

Ella desvió los ojos, incómoda.

—Sí… —respondió, pero el tono apagado la traicionó—. Lamento la demora. Me costó dormir anoche… creo que es un resfriado. —Sonrió apenas, como si quisiera restarle importancia.

Angus la observó con atención. Sabía que no era verdad, pero tampoco quería presionarla. Suspiró y asintió.

—Está bien. Vámonos, no quiero que lleguemos tarde.

Le abrió la puerta del coche y la ayudó a subir antes de rodear el vehículo y tomar el volante. Puso el motor en marcha y condujo hacia el rancho vecino.

Durante el trayecto, el silencio se instaló entre ellos. Meryl miraba por la ventana, evitando encontrarse con sus ojos. Angus apretaba el volante, luchando contra las ganas de preguntarle qué le pasaba en realidad.

Al llegar al rancho, Meryl bajó con cuidado. No se sentía bien y lo último que quería en ese momento era estar ahí, pero ya habían quedado así que no podía retractarse.

Suspiró, quedándose quieta, con la mirada perdida en la propiedad mientras esperaba que alguien saliera a recibirlos. Angus se puso a su lado, observándola con cautela.

Él ya no pudo seguir fingiendo que no pasaba nada.

—Meryl… estuviste llorando, ¿verdad?

Ella se tensó, bajó la cabeza y evitó su mirada.
—No… yo solo…

—No hace falta que lo niegues —la interrumpió con suavidad. Meryl contuvo las ganas de llorar otra vez—. ¿Puedo saber qué pasó? ¿Qué te tiene tan triste?

Se mordió el labio. No quería hablar. No quería recordar la llamada de anoche ni las crueles palabras de Michel. Pero tampoco podía seguir soportando todo sola.

Las lágrimas volvieron a llenar sus ojos y, sin poder detenerlas, se derramaron por sus mejillas.

—Por favor, dímelo… —insistió Angus, tomándole las manos en un gesto firme y cálido—. No soporto verte así.

—Yo tampoco me soporto… —murmuró—. Pero ¿qué hago si el hombre que amo me ha lastimado demasiado?

Cerró los ojos un instante, intentando recuperar el control.

Angus le acarició las mejillas, limpiando las lágrimas con cuidado.
—Él no se merece esto… —susurró—. No se merece que unos ojos tan hermosos se desgasten llorando por él.

—No quiero amarlo… —su voz tembló—, pero por más que lo intento, no puedo dejar de hacerlo. Anoche… —dudó, pero al final habló—. Anoche llamé a su hermano. Sé que no debí, pero necesitaba saber de él.

Angus frunció el ceño.
—¿Y qué pasó? ¿Qué te dijo?

—No pude hablar con él… fue su padre quien contestó. Me dijo cosas que dolieron mucho, pero no quiero repetirlas. Solo sé que me destrozó… y que no quiero pensar más en ello. No quiero seguir creyendo que el hombre al que amé, nunca fue sincero y solo se burló de mí.

Angus siguió secándole las lágrimas, paciente, sin apartar su mirada de ella. Meryl, incapaz de sostenerse más, se dejó caer contra su pecho.

El dolor seguía ahí, ardiendo, pero la cercanía de Angus, su abrazo firme y silencioso, le trajo un poco de calma.

—Todo estará bien… —le susurró contra el cabello—. Un día dejará de doler.

Ojalá que así fuera. Ella ya no quería sufrir más por culpa de Rhex. Solo quería olvidar, ser feliz con su hijo… y quizás algún día, enamorarse de nuevo. Porque si para él lo que tuvieron no había significado nada —como para ya haberse conseguido una nueva novia y hasta había planes de boda—, entonces para ella tampoco debía seguir significando todo.

Angus le acarició la espalda lentamente, como queriendo hacerle entender que no estaba sola.

Él era bueno, mucho más de lo que había imaginado. Y pese a los rumores de que era un mujeriego, en ese momento Meryl no pudo evitar preguntarse si lo que sentía por ella era, en realidad, algo verdadero. Lo suficientemente fuerte como para ayudarla a sacar a Rhex de su corazón, porque en ese instante, era todo lo que quería.

Cristina, la amiga de Layla e hija del dueño del rancho, salió al patio para recibir a Angus McRae como su padre le había pedido. Se detuvo en seco al verlo abrazando a la hija del capataz.

Había escuchado los rumores al igual que el resto del pueblo, pero su padre le había prohibido mencionarle nada a Layla y crear problemas. Y en el fondo ella también había dudado de que fuera cierto que Angus McRae y esa chica tuvieran una relación, y mucho menos que estuviera próximo a ser padre. Pero después de lo que estaba viendo, no podían ser solo chismes. Sacó el celular y tomó una fotografía.

—No me importa que mi padre se enoje y me castigue, pero esto lo tiene que saber Layla. A ver qué cara pone cuando se entere de que su querido papito y la hija del capataz andan… Y si es verdad que el rumor de que está embarazada, tendrá un hermanito —una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.