TodavÍa "Te Odio"

CAPITULO 5 "Ventana"

-demonios ¿y qué piensas hacer ahora? -  Pregunta Alejandra, caminando con total elegancia por la pasarela, ganándose abucheos de Raquel, y sonrisas en Luisa y Mónica.

-Lo que les he contado, no puedo dejar ir esta oportunidad así por así- les había contado absolutamente todo, lo que había sido el encuentro con Samuel, el encontrar todos mis objetivos, el reencuentro con “chico oscuro”, como también de “Miss perfecta”, ella será la única librada de esta venganza, no tiene nada que ver y no me interesa tener que ocuparme de ella.

-Estoy de acuerdo contigo val-sonríe Luisa maliciosamente, subiéndose a la pasarela para empezar a imitar a una modelo.

-La verdad, no creo que debas hacerlo val, no quiero que te pase algo malo- Y si también lo he pensado, no puedo actuar por mano propia, pero si no lo hago sé que me arrepentiré toda mi vida y lo que menos quiero es estar pensando en el “y si lo hubiera hecho, ¿Qué hubiera pasado?” Esto no es un capricho, es una necesidad, necesito hacer que sientan lo mismo que yo siento.

-No creo que puedan dañarme más de lo que estoy- respondo fríamente –y esto no está a discusión es una decisión tomada-no retrocederé ahora que los tengo a mi alcance, esos chicos van a pagar mi dolor, van a pagar a si no sean ellos quienes me dañaron, van a pagar por el hecho de llevar la sangre de sus hermanos en sus venas.

La furia que siento en este momento que no he podido librar, la libero en mis manos siempre ha sido de esta manera, mi mirada se cierne en mi mano derecha y la sangre resbala por mi palma, en algún momento la he apretado y mis uñas han vuelto a abrir cicatrices, necesito acabar con este dolor en mi pecho, no creo poder vivir si no lo hago, necesito que ellos paguen y vivan en un infierno como el mío.

Bajo la manga del saco, apretándolo sobre la herida, deteniendo el sangrado para que ninguna de las chicas se dé cuenta, actuó normal observándolas mientras siguen subiéndose a la pasarela, jugando a modelar en donde se supone que yo soy el comprador.

Ninguna vuelve a mencionar nada y en el fondo lo agradezco.

Mirando a mi alrededor encontrándome con pinturas, cuatro en total, dos de Frida Kahlo, y dos de mi padre, mi oficina es espaciosa, cuenta con un escritorio amplio, un computador, y al fondo una impresora, la decoración está inspirada en colores neutros, no me gustan los colores pasteles, por lo que predomina el gris, negro y dorado, manteniendo el patrón de la empresa. el palacio “Golden Party” es mi segundo hogar, bueno, aparte de ser mi trabajo, su estructura me encanta, cada oficina se encarga de un sector diferente dependiendo el rendimiento o por decirlo la reputación de cada chico o chica, porque sí, los adolescentes buscan diversión extrema y no creo que con adultos la encuentren.

Mi reputación es lo más importante que tengo, por lo que mi posición en este momento está de primera clase, organizo las fiestas en las zonas altas, como también trabajo bajo el seudónimo “SEXALE”, no utilizo mi nombre, por políticas de contrato y diversión del contrastador, aunque suene raro y puede que estúpido, ya que sin contar la mayoría de los jóvenes me conocen.

Mi cuenta de Instagram, mi Facebook, mi twitter, tiene demasiados amigos, demasiado me encanta y ni que decir de comentarios, soy popular y eso me encanta, obtengo lo que quiero, merezco lo que soy, y lo que no es mío ténganlo por seguro que lo será cueste lo que me cueste.

Mis pensamientos se ven alejados cuando Mónica cae de la pasarela, llevándose por delante la columna que se vuelven añicos en el suelo al ser de porcelana liviana.

Me pongo de pie rápido, llegando a su lado, al igual que las chicas.

-Te dije que tuvieras cuidado con esos tacones- regaña Alejandra, rodando los ojos, a mi lado.

- ¿estás bien? Oh si, tranquilas no me duele nada- ironiza la pelirroja sentándose – solo el culo y puede que me haya zafado el tobillo, pero nada del otro mundo- continua, desabrochándose las correas de los tacones, quedando descalza.

-cuidado- me aferro a su brazo ayudándola a poner de pie.

Se inclina, y finalmente se pone en pie, moviendo su pie en círculos, cuidando de que no tenga ninguna herida.

Estamos atentas a cualquier indicio que nos lleve a la sala de un hospital, como la última vez.

Pero sus ojos verdes esmeralda y sus infinitos lunares se contraen cuando sonríe abiertamente, desmintiendo nuestro próximo movimiento.

-No me duele- asegura, y todas soltamos un suspiro.

-Ten más cuidado, ya te he dicho que esos tacones son demasiado altos- tomo un mechón suelto y se lo pongo tras la oreja, lo último que quiero es que ellas salgan lastimadas.

-Haces que quiera escribir libros lésbicos- comenta, rompiendo la tensión y ganándose las carcajadas de las chicas, que se dispersan a tomar las revistas y sentarse en los sofás nuevamente.

-créeme sería un libro excelente- le sigo la corriente.

-Ya lo creo-

[…]

“El placer no fue verlo caer, porque no se puede pisotear a alguien que ya lo está”

Termino de escribir en mi blog virtual.

Pocos lo saben. Ni siquiera las cuatro rosas.

Siempre he dicho y seguiré diciendo “hay secretos que no se pueden contar”.

Cierro la computadora y desconecto el cargador, dejando mi cuarto en la penumbra de la oscuridad, solo se puede vislumbrar la luz que se cuela por el bordillo de la puerta que da al pasillo de mi casa.

Mis padres se escuchan en la sala, mi padre escribe en la computadora y mi madre prepara la cena.

Tengo la fortuna de tener tiempo con ellos sin que sus trabajos los consuman, el problema es que no quiero pasar tiempo con ellos, aun no puedo, siento vergüenza cada vez que ellos me preguntan de mi día, tengo miedo de que vuelva a pasar lo mismo.

El grito de mi madre, me trae de vuelta.

-Valen, baja a comer-



#28845 en Novela romántica

En el texto hay: colegios, badboy, badgirl

Editado: 08.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.