Maritza y Santiago se conocieron de muy jóvenes y quedaron flechados en un día de verano que compartían las vacaciones con sus padres, descubrieron que estaban hechos el uno para el otro y se volvieron inseparables con los años, disfrutaban cada instante de su relación amorosa, sin embargo el tiempo, la monotonía y las circunstancias como decidieron vivir los llevaran a una encrucijada,
Maritza adoraba a su pareja, lo apoyaba en todo momento, era inteligente, amorosa, trabajadora y daría todo por él, se esforzaba para que ambos tuvieran lo necesario para sobrevivir, claro que también Santiago trabajaba duro para darse sus gustos de vez en cuando, pero con el tiempo se vinieron las limitaciones, sin darse cuenta se vio siendo infiel a su pareja con una mujer adinerada.
Los primeros meses se limitaba a no caer en la tentación de gastar en lo innecesario, pero cuanto más veía que podía sacarle a la mujer no podía limitarse a gastar; sin embargo Maritza comenzó a sospechar al verlo llegar con nuevas ropas, calzados, reloj, comida, todo esto en un mes, era algo bastante extraño porque recordaba que su trabajo no le daba suficiente para todo ello, ya que ella fue la que compro el departamento donde vivían con un préstamo del banco lo cual termino pagando en dos años y por cuotas.
Las noches que se quedaba fuera se sentía angustiada planteándose la idea de seguirlo a su trabajo y verificar que todo estaba bien, trabaja desde hace un tiempo de Bartender de un Club bastante famoso, donde asistían personas de alto prestigio y adinerada, en cambio ellos no podían darse el lujo de ir a un lugar como ese por sus necesidades, además habían decidido no tener hijos hasta ver que podían darle una mejor vida, recordar aquello la hacía imaginar tantas escenas de infidelidad y otras ideas tontas como que se vendía por dinero, todo esto sumado a que tenían tiempo sin tener intimidad en su cama.
Todo ese tormento pasaba en las noches y se desvanecía por la mañana cuando llegaba sonriente con una rosa o la abrazaba diciéndole lo mucho que la ama, se decía una y otra vez que todo aquello era producto del miedo que tenia de perderlo por estar prendado de otra mujer con más gracia y un buen futuro, se dio a la idea de preparar algo especial para recuperar la confianza y volver a estar segura de la relación que hasta el momento llevaban viento en popa.
Mientras Santiago dormía, ella organizo todo, se vistió con su mejor lencería, preparo una comida especial al gusto de ambos y dio una excusa al trabajo para faltar, se lo concedieron por ser la primera vez que se reportaba enferma en tantos años que llevaba trabajando con ellos.
Santiago al despertar para preparar el almuerzo como todos los días, se llevó la mejor de las sorpresas, verla de esa manera se cuestionaba todo lo que hacía en las noches libres y consideraba de nuevo la idea de terminar su relación con Maritza, ya que su amante le había hecho una propuesta bastante sustanciosa con la condición de que sea exclusivo para su placer.
Después de comer entre coqueteos y caricias, toma a su mujer en brazos y la lleva a la habitación, tenía tiempo sin probar el sabor de su piel y ansiaba besar cada espacio de su anatomía, beso con suavidad acariciándola y adorándola como nunca, la desnudo con paciencia y le hizo el amor entregando sus sentimientos en el proceso, volvía en su pecho ese sentimiento indescriptible que no sentía con ninguna otra mujer, pero eso no le bastaba al ver la forma en que vivían y todo lo que tenían que prohibirse para vivir medianamente cómodos.
Nunca había amado ni amara a nadie como a su novia de años y se debatía en seguir su corazón o a la razón que le decía que debía buscar algo mejor, la decisión que tomo en ese momento les marcaría el resto de sus vidas.
Dos meses después Maritza estaba preocupada por la repentina desaparición de su pareja, 3 días que no volvía a casa, todo se tornaba angustiante y de un color bastante gris al pensar que la había abandonado sin razón alguna, esos meses habían sido perfectos y no comprendía la razón de su falta; ese día en específico les dieron el día libre en su trabajo por mantenimiento, así que decidida a buscarlo se arregló para ir al Club, ya vería como haría para entrar, solo necesitaba comprobar con sus propios ojos que nada malo le había pasado.
Horas después pudo entrar al Club gracias a una compañera de trabajo que estaba allí con su pareja, se visualizaba una perfección en el lugar que estaba abarrotado de gente adinerada elegantes y muy bien acompañados, se sentía un bicho raro al darse cuenta de cómo estaba vestida, pero su determinación pudo más que el prestigio de todo lo que le rodeaba en ese momento.
Busco en la barra y no le encontró, en su lugar había dos chicas con poca ropa, pregunto por él y dijeron que era su día libre, le dio una punzada al darse cuenta que si tenía días libres los cuales le negaba, se instaló en su pecho una mal presentimiento, antes de irse visualizo una figura que reconocería en los rincones más oscuros y en todos los ángulos, estaba de espalda al detallarlo se dio cuenta de lo que usaba, un traje costoso y unos zapatos pulcros, se llevó la mano en el pecho al sentir una punzada de dolor y desilusión.
Quiso acercarse para encararlo pero no tenía el valor suficiente para ver con quien estaba, su corazón se detuvo abruptamente al ver que era rodeado por su cuello por unas delicadas manos cubiertas de joyas costosas, se voltearon de perfil y los vio besarse con deseo y pudo ver que en esa mujer todo gritaba $, estaba paralizada, su cuerpo no reaccionaba, vio como le decía algo al oído y camina a su dirección sin verla llevándosela por delante, sus palabras quedaron atascadas al mirarla, observo a todos lados y luego la llevo arrastra hasta una bodega vacía, las lágrimas de Maritza no se hicieron esperar mirándolo con una decepción y rabia contenida.