Todo Cambio

11

Peyton

 

Iba manejando mi Mercedes Ben por las calles del L.A. Me dirigía a la empresa de Ryan tranquilamente mientras iba tarareando la letra de una música de Ed Sheeran, give me love. Es una de mis músicas preferidas.

Una vez que llegué a la empresa estacioné el auto el en sitio privado y me dirigí directamente al set donde se realizaban las secciones de fotos. Hoy me tocaba a mí hacer unas cuantas fotos con Ryan. Serian a blanco y negro donde además los dos no debemos de tener nada de ropa de la cintura para arriba. Es decir, sin blusa, sin sujetador y el sin camisa. Después tengo que estar solo en bragas y el con bóxer, esto sería divertido.

Al principio no estaba completamente segura de realizar la sección de fotos, pero era una suerte que tuviera el cabello largo ya que podía ocultar algunas cicatrices que tenía en mi espalda. No quería que nadie me viera esas jodidas marcas.

–Hola, buenos días –salude llegando al salón

–Ya llegaste –dijo Carl– Podemos empezar la sección de fotos –hablo muy estresado nuestro fotógrafo. Reí, algunas veces era muy raro

–Vale –dije –Esta bien ¿Cual toma haremos primero? –pregunté mirando todo el equipo fotográfico que había en el lugar, en momento llega Ryan son una sonrisa arrogante. Rodé los ojos.

–Tienes que posar solo con un jean y sin nada arriba –explico –Anda, mueve a cambiarte –dijo dándome palmaditas para que me apresuré mientras me señalaba el lugar de vestuario.

–Yo voy contigo –dijo Ryan muy celoso porque los chicos de la banda Dreams estaban en el set y no me dejaban de mirar en ningún momento. Me causo gracias eso, pero no dije nada solo me limite asentir.

–Esos neandertales no dejaban de mirarte –gruño muy molesto

–Tranquilo sabes que soy tuya –lo mire con la ceja alzada – Que te pertenezco solo a ti –dije tranquila mientras hacía un puchero. Me quite la blusa y el corpiño

–Sí, pero no... –comenzó a decir, pero no lo deje terminar. Lo bese.

Lo que sería un beso para calmarlo se convirtió en un beso apasionado, estábamos muy absortos en nosotros mismo hasta que una voz nos hizo separar. Mis mejillas estaban ardiendo. Mierda, Jake

–No quiero ver una escena porno por favor –dijo Jake burlón mientras se reía a carcajada limpia. Ryan le saco el dedo del amor, rodé los ojos. Infantiles

– ¡Maldito, no la mires! –exclamo entre diente Ryan mientras me cubría con una bata que fue lo primero que encontró en el sillón.

Cuando ya estaba envuelta en la bata lo mire con una sonrisa arrogante mientras negaba con la cabeza.

–Si quieres te hacemos la escena en vivo y en directo –dije cínicamente sonriendo. El hizo una mueca aterrorizado, eso me dio mucha gracia. Ryan se rio –Y si me lo permites necesito cambiarme. Así que lárgate –dije divertida. Jake se puso una mano en el pecho mientras fingía indignación mientras se iba. Me puse un jean negro que tenía desgastados en la parte de las rodillas.

Salí con Ryan. Él me tenía sujetada la cintura pegándome más si es posible a él. Había mucha gente, fruncí el ceño. El fotógrafo al ver nuestra cara de confusión nos explicó que quería que todos aprendieran poses. Asentimos

La primera foto de comenzó a realizar las poses. Me posicione junto al señor celoso mientras quitaba mi bata a espaladas de todo el público que tenía. Me pegue de inmediato al torso desnudo de Ryan para que no se me vean los pechos, consistía que solo tenía que verse la parte de atrás. Cambiamos de posición, claro Ryan seguía tapándome no se despagaba de mi ni en un solo momento. No quería que nadie viera lo que le pertenece. Celoso. En las otras fotos él está de frente y yo estaba en su espalda abrazada, así continuaron las siguieron las fotos.

Ya una vez terminada las fotos con jean me tocaba solo en bragas, todos parecían botar babas literalmente. Eso ocasiono que Ryan se molestara demasiado. La primera foto consistía yo pegada a él, que nuestras frentes se pegaran y que él, con un mano me alzará el cabello y con la otra me abrase para así taparme los senos. En ese momento todos se dieron cuenta de los tatuajes de Ryan y míos que nos observaban sin reparo alguno. Fue una suerte que nadie noto la marcas que tenía en mi espalda que eran casi invisibles, pero se veían si las mirabas con detenimiento. Todos se sorprendieron porque los tatuajes que teníamos eran iguales, pero nadie dijo nada. Ryan se dio cuenta de eso y tenía una sonrisa de oreja a oreja. Rodé los ojos, que egocéntrico.




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