Todo Cambio

14

Daniel

 

Después de haber terminar la sección de fotos donde en esta ocasión Peyton fue nuestra fotógrafa. Salimos de la empresa, ya que era lo único que teníamos que realizar el día de hoy. Todo ha sido muy entretenido desde que comenzamos a trabajar aquí, en estos dos meses que había pasado nos volvimos amigos de ella aun con la molestia del el Sr. Ryan Collins.

Enserio que el tipo era demasiado celoso con nosotros y como no, teniendo a Peyton a su lado hasta yo me volvía un celopata. Algunas veces Peyton lo molestaba a propósito, Jake y ella se entretenían mucho y más sus hermanos que se burlaban de él.

Cuando anocheció, eso de las once de la noche me dirigí a las carreras, iba muy seguido desde conocí el lugar. Los chicos ya no venían tanto, rara vez me acompañaban. Una vez que llegué, me dirigí donde Josh. Hable con el como siempre, estábamos hablando acerca de los autos que están utilizando muy seguido aquí.

La Diabla es decir Peyton aún no se daba cuenta que yo venía por aquí y eso que estaba cerca de ella aquí y en la empresa. Escuche decir por ahí que el Diablo, es decir Ryan iba a competir esta noche.

–No –gruño seco Ryan llamando nuestra atención. Todos nos giramos hacia él, que estaba mirando mal a Peyton.

–No te pedí permiso, te estoy avisando –mascullo entre dientes Peyton. Con solo pronunciar esas palabras basto para que todos nos quedáramos callados.

–Me vale mierda, tu no vas a correr –escupió el enojado – ¿Qué mierda te pasa? –pregunto – Tú no me mandas. Voy a correr y punto –dijo seca mientras lo miraba desafiante.

– ¡Te he dicho que no! –grito sujetándola del brazo. Ella ni siquiera se inmutó ante la acción, sus ojos se habían vuelto opacos. ¿Qué pasaba?

–Me vuelves a poner un dedo encima y te mato –escupió ella con una sonrisa que no le llegaba a los ojos. Se zafo de su agarre

–Tú me perteneces –hablo este enfurecido ante las palabras de ella.

–Me vale mierda –dijo – Ya me arruinaste la noche imbécil –escupió con desprecio y rabia –Que te den hijo de puta –murmuro mientras se dirigía a su coche y se subía en él. Encendió el motor y piso el acelerador saliendo a toda velocidad hasta que todos la perdimos de vista.

En ese momento todos los hermanos de Peyton sacaron sus armas y lo apuntaron.

–Si ella hace una estupidez ten por seguro que eres un hombre muerto –gruño furioso Tyler.

–Y antes de matarte te torturaremos de las peores formas que existen –dijo unos de los hermanos menores, si no me equivocaba era Scott. Todos los hermanos se subieron a sus coches y así como ellas se fueron del lugar en un abrir y cerrar de ojos. El único del grupito de ellos era Ryan que quedo soltando maldiciones mientras en ese momento también se subía a su coche y se marchaba.

¿Qué había pasado?

Me acerque lentamente a Josh que se estaba al lado de un hombre alto robusto. Igual que el tipo Josh parecía que reprobaba lo sucedido. Todos los del lugar parecían anonadados con todo lo que había pasado. Nadie se esperaba esto

– ¿Porque dijo que le pertenece la Diabla? –pregunte recordando lo que él había dicho.

–Porque esa es la realidad. Los dos se vendieron su alma mutuamente –respondió serio

–Como no entiendo –dije confundido

–Dan –me miro – ella no puede estar con nadie si no es con él. Ellos tienen tres tatuajes que representan que simboliza que se pertenecen mutuamente por siempre –explico serio. No dije nada, siguió hablando –Con el primer tatuaje signo de lealtad, el segundo de respeto y por último pero el más importante son los números romanos que significa la igualdad ellos –miro por donde se habían ido. Al parecer esto era demasiado serio.

– ¿Tu qué crees que pase ahora? –pregunte, el me miro sin comprender –Es decir con esta pelea que tuvieron ambos –hice una mueca, el me miro incómodo y un poco asustado.

–Nada bueno cuando esto pasa, te lo aseguro –dijo mirando a la nada. –Peor cuando los cinco se enteren de esto se va armar la grande –murmuro por lo bajo, pero lo alcance a escuchar.

–¿A qué te refieres? –pregunte ceñudo.

–Nada, no me tomes atención. Mejor ya vámonos que ya no queda casi nadie aquí –dijo evadiendo el tema. No le di tanta importancia, asentí y nos fuimos a nuestras casas.




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