Todo Cambio

29

Bruno

 

Habían pasado ya varias semanas, el tiempo había pasado en un abrir y cerrar de ojos. El pasado lunes habíamos una foto familiar. En ella estaban todos. Peyton, Tyler, Carter, Connor, Jayden, los gemelos Masón y Jasón, Scott, Dominic, Matt hasta Jake y Ryan. Fue un día de risas y diversión. Me alegre mucho que Peyton se divirtiera por todo lo que había pasado ese día. También nos tomamos fotos separados. Donde solo aparecíamos los hermanos Preston. De ahí nos tomamos una foto los tres. Peyton, Scott, y yo. Esa fue la foto que más me gustó tengo que admitir.

Ryan y Peyton se tomaron una foto los dos solos. Fue algo tierno tuve que admitir por así decirlo. Ella también hacia muecas para hacerlo sacar de quicio, eso nos hizo mucha gracia a todos.

Hoy estábamos todos en la alfombra roja con Peyton, donde premian a las mejores modelos. Peyton estaba dominada en casi todas las categorías. Estaba orgulloso de ella.

 

Ya había ganado la mayoría de las dominaciones mi princesa. Esta era la última.

–Muchas gracias por todo el apoyo, sin ustedes no podría estar aquí –comenzó hablar Peyton al público, se giró a vernos –Este premio va a dedicación a mis hermanos –todos aplaudieron. Ella se aclaró la garganta –Quisiera felicitar a mi hermano Bruno que hoy es su cumpleaños. Te dedico este premio, cariño –termino de decir mirándome fijamente con una sonrisa.

Todos volvieron a estallar en aplausos por todo lo que había dicho, mire por donde se había ido. Se había acordado de mi cumpleaños. Pensé que lo había olvidado por el tema de la premiación, pero al parecer me había equivocado. Me había dedicado su último premio con todo el amor del mundo.

–Pensé que te habías olvidado –dije suave mientras ella se sentaba a lado mío.

–Jamás me olvidaría de tu cumpleaños. Eres importante en mi vida y jamás haría algo como eso –respondió mientras me acariciaba la mejilla. Cerré los ojos.

–Gracias –dijo.

Ella me miró confundida.

– ¿Por qué, cariño? –pregunto.

–Por ser parte de mi vida o mejor dicho por ser mi vida entera –respondí sincero. Ella me abrazo muy fuerte.

Así paso toda la tarde, toda la gente de ahí me felicitaba. Enserio ya estaba cansado, quería echarme a mi cama a dormir mil años si era posible, pero para los demás eso no eran los planes ya que abrí la puerta de nuestra casa y encendí las luces. Todos mis amigos más allegados estaban ahí.

–¡Sorpresa! –exclamaron todos.

Estaba en sorprendido, no me esperaba algo como esto. Me habían organizado una fiesta sorpresa. Cada uno de los invitados me fue felicitando y me entregaban sus regalos. Ya había pasado más de dos horas de la fiesta y aún seguían bailando. Me acerqué a Dominic.

– ¿Quién organizo esto? –pregunte mientras miraba a mi alrededor y bebía un poco de coctel.

Él sonrió.

–Peyton, ella fue –contesto. Eso hizo que mi corazón se hinchara de felicidad. Mi princesa.

La busqué con la mirada y la encontré hablando con Matt. Este tenía el ceño fruncido mientras ella sonreía de oreja a oreja.

Ella me dio el mejor regalo que me habían dado en la vida. Era tenerla en mi vida

Después que ya todos se fueron. Quise hablar con mi princesa, pero no la encontré por ningún lado. Y al final no pude darle las gracias. Me estaba quitando la camisa cuando de repente alguien habré mi puerta sin llamar. Me gire rápidamente para insultar al intruso.

Mire ceñudo la puerta, era un perro. Es un pastor alemán, era muy mono de verdad y alrededor de su collar cargaba una especie de librito. Me acerqué al animal a quitarle el libro y se me encogió el corazón al ver lo que era.

Era un libro donde aparecían Peyton, Scott y yo. Estábamos en Londres, haciendo diferentes cosas con su foto a lado. La última foto que vi, me hizo dar un vuelco a mi corazón. Era la primera foto que nos tomamos los tres. En Londo Eyes.

–Felices dieciocho años, cariño –hablo Peyton apareciendo a mis espaldas. Entro seguida de Scott.

–Ya estas viejo, brother –bromeo Scott mientras me abrazaba. Se me salieron algunas lágrimas.

– ¿Porque lloras? ¿Algo está mal, cariño? –pregunto preocupada mientras me secaba las lágrimas que se me habían salido.




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