Martina.
Suena el despertador a la 07:00 am, doy vueltas como un trompo hasta que decido por levantarme. Me higienizo antes de ir a desayunar, ya estando cambiada voy a la cocina. Preparo un café bien cargado, tomo unas tostadas de la mesa y unto mermelada con manteca.
Después de terminar subo a mi habitación por la mochila para ir a la universidad. Vuelvo y mamá ya está sentada tomando café. Le beso la frente en forma de despedida saliendo a tomar el autobús.
Demoro en llegar como una hora, las clases comienzan a las 08:30 am. En la entrada ya me espera Betty, mi amiga, sonrío a lo lejos por su presencia.
-Hola ¿Cómo estás? – me pregunta. Es una morocha alta, pelo castaño claro y ojos color miel. Ella es muy simpática, aunque tiene un carácter difícil de llevar.
-Hola bien ¿tú cómo estás? – contesto y preguntó porque su cara lo dice todo. Seguro volvió a pelear con su novio que para mí es un patán, que solo la hace sufrir.
- ¿Otra vez peleaste con Jesús? – así se llama su "futuro marido" como dice ella.
-Si. Creo que ya no quiere volver conmigo – lágrimas empiezan a salir de sus ojos. Le doy un abrazo, para que no se derrumbe frente a todos.
-Ya verás que pronto volverá a rogarte como la última vez- Llevo serenata a su caca, Tian enfureció. Tampoco soporta a su cuñado lo hace por el amor que le tiene a su hermana.
Cuando ya se encuentra más calmada ingresamos a clases. Aún falta llegar el profesor, así que esperamos un par de minutos. Luego de muchas horas en la universidad vuelvo a casa. Betty ya le paso la tristeza porque ya volvió con su amado novio.
Almuerzo para tomar una pequeña siesta antes de ir a trabajar.
Estando en la cama ingreso a mi perfil de Facebook, reviso si tengo mensajes, pero no hay nada. Busco si mi amigo está conectado, si lo está. Me atrevo a mandarle uno.
Púrpura: Hola ¿cómo has estado?
No tarda nada en responder, llevamos mucho tiempo de amistad porque no sabe quién soy.
Tian Ceballos: Bien. ¿Qué haces?
Aunque no sabe de mi identidad muchas veces pregunta cosas que no sé qué contestar o las evito preguntando otra.
Por un tiempo largo conversamos hasta que me asusto por la hora. Mi objetivo era dormir por un rato y lo que hice fue todo lo contrario. Cierro la conversación, corro al baño no me da tiempo a bañarme, así que solo me cambio de ropa lo más rápido posible.
Todo lo hago a una velocidad presurosa que al bajar las escaleras casi me estrello con mi mamá. Que me mira con suma extrañeza por mi actitud.
-Hija ¿Por qué corres? – yo voy directo a la puerta para salir.
-Es que voy a llegar tarde a trabajar - salgo sin esperar respuesta por su parte.
Menos mal que todavía no está abierto. De un soplido suelto el aire contenido todo por culpa de estar charlando con "el hermoso de Tian". Espero hasta que lleguen los demás y el dueño. La paga no es tan buena, pero me alcanza para pagar mis gastos en la universidad y algún que otro capricho para mí.
El celular comienza a sonar en el bolsillo del pantalón, lo saco revisando quien es. Betty es la que llama.
-Hola Martu te tengo una invitación - volvió la amiga que no se da por vencida, - el viernes es el cumple de Jesús y lo vamos a festejar. Así que ve buscando que ponerte.
-No quiero ir a fiestas. Ya sabes que tenemos que estudiar - escucho que rezonga al otro lado.
-Tú vas a venir sino me voy a enojar mucho con vos ¿entendido?
-Como tú digas - ella corta. Odio arreglarme para ir algún evento, nunca sé que ponerme. Tampoco es que tenga un placad lleno de ropa bonita.
Mariano, mi compañero de trabajo abre el bar. Ordenamos todo antes de comenzar, algunas personas comienzan a sentarse esperando que el mesero los atienda. Por un tiempo me quedo al lado de la caja por orden de Andrés, el dueño.
Las horas pasan lentas, estoy aburrida, no hay muchas personas. Alguien ingresa por el sonido que produce el adorno de la puerta, eso me hace levantar la cabeza. Y a que no saben quién es, mi príncipe azul. Es muy bello, me encanta su dulzura al hablar.
Va infundado en un traje azul que resaltan sus ojos color azul, cabellera castaña y es morocho, se me hace agua la boca. Creo que empiezo a hiperventilar o a imaginar situaciones raras. Ya saben a lo que me refiero.
Ni siquiera vio que estoy parada aquí en el mostrador. Soy invisible.
Se sienta en una mesa cerca de la ventana con su amigo Romeo. Tengo una idea que se me ocurrió, voy al baño, llevo mi celular enviándole un mensaje desde Messenger. Lo espió desde la puerta para ver su reacción.
Púrpura: ¡Qué bonito estás hoy!
Él saca su iPhone del bolsillo del traje, mira la pantalla sonriendo, yo me muerdo el labio esperando su respuesta. Está vez se demora un poco en contestar porque su amigo le conversa.
Tian Ceballos: Gracias por ser muy observadora. Besos.
Sonrió como tonta al leer su mensaje. Quiero responder, pero mi jefe llega, vuelvo a mi puesto para evitar problemas.
Lo miró todo el tiempo hasta que se retira del bar. Suspiro de amor por él. Me conformo con saber que el viernes lo veré de nuevo.
Regreso a casa muy cansada, ceno con mi familia. Que está conformada por papá, mamá y mi hermana Lucia con su pequeño hijo Santino. Él es un ángel, lo amo tanto que el único que logra animarme cuando estoy triste.
Luego de una ducha reparadora, abro la cama recostándome para ver televisión hasta quedar profundamente dormida.
De pronto me encuentro en la cama de alguien que no quién es. Refriego los ojos, escucho que alguien se está bañando, con mucha cautela me dirijo al baño. La puerta se encuentra entre abierta, entro por el vidrio se ve un hombre de espaldas anchas, salgo intentando ponerme las zapatillas para huir de aquí.