Martina.
Le envió un par de mensajes a Tian:
Púrpura: Hola ¿Cómo has estado?
No contesta, observo que subió nuevas fotos con una chica rubia, ojos claros y muy bonita. Lo está abrazando, en otra, lo besa en la mejilla eso me encoleriza de celos provocando unas lágrimas. No le doy like a ninguna de esas fotos solo salgo de la página para evitar angustiarme más.
Esta tristeza no la entiendo, él no sabe de mis sentimientos, tampoco sabe quién soy. Lo conozco por su hermana, ni siquiera me registra como para saber si le gusto o no. No puedo evitar que mi corazón no sufra, porque yo me enamore de él. Ni idea tiene de eso.
Suspendo el aparato, en una mochila pongo algunas cosas para ir a casa de Betty, no me gustan los vestidos que tengo. En el fondo del armario encuentro uno en color esmeralda con botones en el frente, moño atrás y no es tan corto. Lo llevo por las dudas.
Antes de irme, me cambio de ropa ni modo que me vaya en bata de baño. Sería muy vergonzoso aparecer así.
Ya lista tomo la mochila, camino hasta la computadora para apagarla, la enciendo y tengo varias notificaciones son mensajes de Tian, pensé que ya no contestaría.
Tian Ceballos: Hola bien ¿y vos?
¿Cómo está eso que parezco más lindo en persona? ¿Me conoces? ¿Por qué yo no puedo saber quién sos?
¿Sigues ahí?
Veo que no, besos. Hablamos otro día.
Luego de leer, estoy pensativa, llegando a la conclusión de no contestar. Es un gran lio en el que estoy, si algún día lo descubre estaré en problemas no solo con él, también con Be. No creo que le importe que sea yo es más ni se va a enojar.
Pido un taxi, pero primero me voy a despedir de mis padres, aún no volvieron por lo que le aviso a mi hermana mayor que voy a casa de Be.
Revisando mi celular salgo subiendo en el taxi, Be me lleno de mensajes como "apúrate" "se nos hace tarde para arreglarnos" "¿Cuándo llegas?" "te estoy esperando" y muchos más. El conductor al verme centrada en mi aparato pide la dirección, se la doy y se pone en marcha. Siempre hago el ridículo.
Soy una persona torpe cuando los nervios no me dejan en paz, y ver a Tian va a provocar muchos encuentros desafortunados. Quiero verlo, aunque sea desde lejos al menos un par de segundo, porque si me acerco lo voy a arruinar todo.
Bajo en la entrada de la mansión, no es una casa común y corriente, es un castillo de la princesa Be, sonrió al pensarlo. El guardia de seguridad pide mi identificación, busco en mi billetera después de varios minutos, lo encuentro. Se la entrego, observándome deja que pase, se abre el gran portón con vallas negras.
Siempre quedo impresionada con este lugar no importa cuántas veces haya venido. Todo está iluminado, el césped brilla de verde, una fuente con agua en el centro y el camino parece una alfombra de pasarela, pero de piedra. Me paro en la puerta principal tocando el timbre, a que no saben quién abre, Tian.
Mis piernas tiemblan, trago saliva para hablar, él levanta una ceja al ver que no digo nada. Me impacta su mirada.
-Hola ¿tú eres la amiga de Be? – que decepción ni sabe quién soy.
-Ho.. hola si ¿ella está? – preguntó un poco nerviosa al contestar, ojalá no lo note.
-Si se encuentra arriba, pasa - deja que entre. Voy subiendo las escaleras, rápido, sin mirar atrás. La casa tiene cuatro pisos, una escalera principal por la que subí, una sala con mucha luz y el color predominante es el marrón. En la segunda planta está la habitación de los padres de Be, John y Blanca, en la tercera la de Tian y en la última la de mi mejor amiga, en el ala derecha.
Creo que ya me perdí de tantas escaleras, no sé cuál es el cuarto, miró todas las puertas. Ahí como cinco, colocó el oído en cada una para escuchar algún indicio de que Be se encuentra aquí.
- ¿Se te perdió algo? – pregunta una voz masculina.
-Es que no se cual es de tu hermana - contesto, pero sin darme vuelta, él camina y se pará frente mío.
-Esa no es - señala con el dedo - es la que tienes al frente. ¿Por qué no la hablaste?
No contestó a su pregunta, bajando la mirada, camino unos pasos y golpeo la puerta blanca. Del otro lado alguien viene a abrir.
- ¿Por qué llegas tan tarde? – tiene puesta una bata y una toalla en la cabeza - que esperas, pasa.
Jala de mi brazo para meterme hacia dentro, me siento en el borde de la cama, ella se seca el pelo.
-Piensas quedarte sentada toda la vida en la cama - dice mirándome por el espejo que tiene delante de su figura - ¿Qué esperas para cambiarte?
-No tengo idea de cómo vestirme para una fiesta - junto las manos en el mismo lugar, creo que estoy arrepentida de venir a este lugar.
-Bueno, yo voy a ser tú estilista por una noche ¿sí?
-Sí, tú entiendes más de moda que yo.
-Tienes algo en mente, un vestido, color o máscara.
-Ehhh no tengo máscara ¿y tú?
- ¿Por qué siento que estás arrepentida de haber venido a la fiesta? – ya se dio cuenta de lo que me pasa.
-Es que me siento tonta por no saber que ponerme - trato de engañarla.
- ¿Segura? – cuestiona lo que yo le digo.
Asiento que si con un movimiento de cabeza para no preocuparla.
Antes de cambiarse, escoge un vestido para mí, es demasiado descubierto en el frente y en la espalda, le digo que no con el dedo. Sigue sacando más prendas, ninguna me convence así que saco el que yo traje. Se lo muestro dándome su aprobación.
Lo único que no traje son tacones, elijo entre los muchos que tiene Betty, unos en color negro. Nunca use estos zapatos espero no caerme en frente a todos.
Ya lista sentándome frente al espejo, ella comienza a maquillarme, usa base en color claro, sombras para los parparos en marrón, rímel y labial natural. Por último, me arregla el pelo suelto y una trenza en la coronilla.
Ella se mete en el vestidor, demora una eternidad escogiendo un vestido, yo solo blanqueo los ojos en señal de estrés por su falta de decisión.