Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°9: "Salir a bailar con amigos".

Martina.

Luego de un baño, prosigo a secarme el pelo para planchármelo. Antes de ponerme el vestido me maquillo muy natural, crema y arriba la base que cubre toda la piel tapando las manchas que pueda tener, aplico corrector de ojeras, continuo con los parpados echando sombra en color claro. Arqueo las pestañas usando rímel que hacen resaltar mis ojos.

Empapando todo el cuerpo de crema me la froto para que absorbe todo quedando bien suave, al vestido lo debo usar sin sostén eso me da un poco de vergüenza. Son un poco pequeños y no creo que rellenen la parte delantera del vestido. Pero igual me atrevo a ponérmelo. Espero unos minutos hasta que noto que el cuerpo ya ha absorbido la crema humectante.

Lo tomo colocándomelo por la cabeza, tengo que tener cuidado de no dañar las cadenas porque Lucia va a comerme viva.

Quedo embelesada por la figura que veo en el espejo, nunca me había sentido tan bonita en mi vida, mis ojos recorren desde los pies a la cabeza y no puedo creer que sea yo la que está delante de ese espejo. Sonrió toda contenta.

Después de contemplarme en silencio lo preciosa que estoy vestida decido seguir por los zapatos. No soy tan alta, por eso amo los zapatos de tacón alto que estilizan mis piernas dándome una mejor altura que sin ellos.

El pelo va suelto con un diminuto flequillo, repaso mentalmente si me falta algo. Alzo la cartera de la cama poniendo lápiz labial, celular y las llaves. Me doy una última observación en el espejo del baño dándome cuenta que mis labios no los he pintado. A las apuradas los pintos de un rojo furioso, también veo que el vestido se ajusta mucho a mi figura siendo demasiado corto.

Inmediatamente se me ocurre ponerme una campera larga para taparme, una especie de kit mono, no hace frio, pero no puedo salir así les causaría un infarto a mis padres. Tomo una bocanada de aire para tener fuerzas y salir sin ningún inconveniente, ojalá no hagan tantas preguntas. Me vuelvo a poner la cartera en el hombro, es pequeña escaso para llevar lo necesario en color dorado y la tira son eslabones.

A cada paso que doy los zapatos suenan, eso me va a dar problemas porque van a querer saber a dónde voy. Bajo con cuidado de no darme un golpazo en las escaleras, aún es temprano. Escucho el sonido de la televisión que proviene de la sala, las luces están encendidas y la cara de pánico me delata. Papá gira su cuello para verme, me silba haciendo que me sonroje al instante.

- ¡Qué guapa estas! – siempre tan halagador con sus hijas.

-Gracias papi – le tiro un beso – voy a bailar con Be, nos vemos más tarde.

-Que te diviertas mucho – se levanta para darme un beso en la frente - ¡Te quiero mucho!

-Yo a ti – también le doy un par de besos en su mejilla.

Escapo justo a tiempo, pase el interrogatorio y eso que mamá no estaba porque si no me haría una radiografía completa. Ella es más protectora, papá nos deja ser libres siempre y cuando no le demos tormentos.

Nunca se ofendió o decepciono al saber del embarazo de Lucia, al contrario, recibió a su nieto como un ángel enviado por dios. En cambio, mamá estaba furiosa y peor cuando supo que el padre del niño la abandono, con el tiempo se le paso, ahora ama a ese niño. Todo eso facilito las cosas para la familia, "no es malo ser madre soltera" le recuerda cada día a mi hermana, papá.

Con cara de felicidad total porque no pude tener una mejor familia que la que me ha tocado. El celular sonando dentro del bolso me da la pauta que Be ya viene por mí.

- ¿Ya está lista, Martina? – pregunta y oigo música al otro lado.

-Te estoy esperando en la puerta – hago una pausa porque una voz la interrumpe – apúrate antes que mi madre no me deje ir.

-Está bien, voy en camino.

Ella me cuelga quedando intrigada por la voz que me pareció ser de un hombre cuando le conteste rogando que se apure. Debe ser un amigo de ella siempre va de fiesta con ellos.

No tarda mucho en llegar, la bocina me da un susto que altera mi ritmo cardiaco porque estaba de espaldas hacia la acera. Rápido giro caminado hasta el vehículo color blanco, es mucha coincidencia porque creo reconocer el modelo del auto.

¡Por favor que no sea él! Ruego mentalmente al cielo pidiendo clemencia que no me juegue una mala pasada. Be baja la ventanilla sonriendo, pero no veo quien es el que conduce.

-Sube rápido – pide Be.

Se abre la puerta, además de mi amiga hay un hombre en el asiento trasero y el delantero.

¡Cálmate! No des la impresión de ser una loca suelta.

No lo puedo hacer, su mirada me incomoda. Sus ojos verdes profundos escanean lo que tiene a su lado, de reojo veo que su pelo es pelinegro, esbelto y parece alto. Su piel es color canela clara resaltando sus pestañas largas, nariz no tan pequeña, labios gruesos y algunos lunares en su rostro. Me intimidad su sonrisa ladeada, lleva puesto una camisa blanca y pantalón que se ajusta en sus piernas hasta los tobillos celeste claro.

-Martina, él es Nicolás – lo señala con el dedo de costado en el asiento – él es Emanuel, son mis amigos – le toca el hombro al joven de camisa negra que va conduciendo.

Por el espejo retrovisor me saluda con la mano de puño cerrado, pero con dos dedos elevados. Su cabello es castaño oscuro con rastra atada en una cola, ojos negros lo cual los vi cuando hizo un intento de saludo. Es más simpático, su piel morena oscura me impacto, pero no me desagrada.

-Ella es Martina, mi mejor amiga – Be está muy alegre, eso me preocupa mucho.

-Mucho gusto – dice Nicolás con ojos devoradores.

Fue muy mala idea salir sin haber preguntado con quien iba a ir. Quiero volver a mi casa, aunque ya es tarde para arrepentirme.

Deja de pensar mal ¡Por favor! Ya tranquilízate.

Intento pasar el nudo que se formó en mi garganta, en estos momentos mi cara es de pocos amigos. Respiro y suelto el aire retenido, estoy un poco asustada.




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