Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°11: "Mucha confusión".

Tian.

Ellas deberían de llevarnos a nosotros y no al revés. La siento en el asiento del copiloto abrochando el cinturón. Me preocupa su estado porque ríe como una loca, que van a pensar sus padres cuando la vean así. Cierro la puerta, rápidamente doy la vuelta por la parte de atrás, ya adentro enciendo el motor saliendo a la carretera.

-Eres muy bonito ¿Lo sabias? – me rio solo de las tonteras que puede llegar a hacer el alcohol.

- ¡Gracias!

-Sabias que Be tiene una amiga ¿Que está enamorada de vos?

-No ¿Quién es? – no sé si lo dice en serio o es lo que tomo quien tiene el control de su cuerpo.

-Te lo digo o no te lo digo – se pregunta a ella misma con un dedo que va de una mejilla a la otra.

-Ya dímelo – no quiero que se duerma por eso también le hablo.

-Si te lo digo ¿Me vas a dar un beso? – estira sus labios.

-Lo que tú quieras – se queda en silencio meditando lo que le dije.

-Bueno, pero primero el beso.

Es una borracha hábil, yo frunzo el entre cejo porque no sé qué es verdad y que no. Pero al final se duerme sin decir nada al respeto.

Peleo conmigo mismo si la llevo a su casa o no porque sus padres van a pensar mal al verla ebria. Se pasó bastante de copas, solo dice murmuraciones que ni entiendo. Al final, me decido por llevarla a mi departamento para que no tengas problemas, ojalá se despierte cuerda y no quiera matarme por acostarla en mi cama.

El sol empieza aparecer por el horizonte, sus rayos obstruyen la vista y a la vez es hermoso presenciarlo. Mi acompañante sigue durmiendo ni se da cuenta que el sol ilumina su rostro. Le quito con cuidado algunos pelos que caen por su cara, sonrió de todas las locuras que hizo sin proponérselo.

Ya es de día cuando estaciono el auto apagando el motor para bajarme, la cargo en mis brazos, cierro la puerta con el pie. No es pesada, pero el hecho que duerme la hace parecer más pesada de lo que aparenta.

Tomamos el ascensor porque caminar por las escaleras no podría. En el piso diez se detiene, lucho para no voltearla al abrir la puerta. La dejo en el sillón tapándola con una manta y voy directo en busca de ropa. Me tomo el atrevimiento de desvestirla poniéndole una remera mía que le queda como camisón, ella solo se remueve quejándose en un idioma que ni yo entendí.

Vi sus senos que no son ni enormes tampoco pequeños, sonreí ante la idea de poder tocarlos como a mí me gustaría.

¡Noooo! ¿En qué estás pensando?

Otra vez la cargo hasta la habitación, la colocó en la cama procediendo a taparla con las sábanas, ella parece una roca dura de despertar. Su cuerpo al lado mío es una tentación, creo que el alcohol hace que piense cosas que no debería estar sintiendo.

La observo dormir, ella se aferra a las mantas y una pequeña sonrisa aparece en su cara. Decido tomar una ducha para luego entregarme a los brazos de Morfeo, aunque quisiera acostarme a su lado preparo el sillón que se encuentra cerca del ventanal. Acomodo dos almohadas, una manta a los pies y al terminar de secarme vistiéndome con solo un pantalón me acuesto en el lugar que prepare.

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No dormí tanto como quería, en cambio, Martina es un tronco difícil de arrancar del colchón, solo tres horas descansé. Sobándome el cuello voy al baño a higienizarme, siento un leve dolor por la incomodidad del sillón. Al volver mi afortunada compañera empieza a moverse frunciendo las cejas y arrugando la frente por la luz. Se sienta bostezando, estirando sus brazos hacia arriba, estoy parado apoyado en el marco de la puerta entre el vestidor y el dormitorio, aún no me vio porque no abre sus ojos.

- ¡Que rayos hago acá! – se dice a si misma - ¿Dónde estoy?

Salgo para que pueda verme cuando retira las sábanas que la cubren, yo carraspeo la garganta causándole un susto. Lentamente eleva su mirada hacia mí, sus ojos desorbitados son un verdadero desconcierto. Sonrió con picardía secando mis manos y una toalla me cubre de la cintura para abajo, se tapa los ojos para mi sorpresa.

- ¿Qué paso anocheee...? – pregunta nerviosa - y Be ¿Dónde está?

-No te acuerdas de lo ¿qué hiciste en tú borrachera? – sigue en la misma posición y acercándome le destapo la cara. –Ey tranquila no voy a comerte si es lo que te preocupa.

En el agarre su cuerpo se tensa, sus pelos se ponen de punta y tiembla porque los nervios la dominan sin poder hablar. Ahora que se encuentra en sus cinco sentidos creerá que hizo todo lo que no quería hacer, pero los recuerdos llegaran poco a poco si pretende saber ¿Qué fue lo que paso?

- ¿Tú me cambiaste de ropaa...? – el rubor en sus mejillas es inevitable – necesito cambiarme e irme a casa, mis padres estarán muy preocupados porque no llegue a dormir ¿Qué pensarán de mí?

-No te sofoques pensando lo peor – camino hacia el vestidor – Be les aviso anoche que te ibas a quedar con ella, porque en el estado en que estabas no podías dar ni diez pasos.

-Pero igual me preocupo, tengo que irme – su voz suena alterada como si fuera a entrar en pánico.

-Desayunas y te llevo a tú casa – me callo oyéndola suspirar - ¿De acuerdo?

-Tengo otra opción más que aceptar tú propuesta, ¿No es verdad?

-Si la hay – colocándome la remera salgo para ver su cara – caminar en remera por la vía pública – soltando una carcajada que la pone como tomate.

Su inocencia es lo que me atrae de esta niña, también su timidez, pero debo mantenerme lejos por su propio bien estar. Ella aparenta ser tan frágil que enterarse de los planes de mis padres le causaría una tristeza inmensa, su tímido toque en el brazo me libera de mis vagos pensamientos.

- ¿Dónde está mi vestido? – interroga con voz relajada – necesito darme un baño.

Ante sus palabras sonrío de medio lado, posando mis ojos en los de ella que no logra sostenerme la mirada ruborizándose al instante intento procesar la información de su pedido.




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