Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°14: "Sinceridad".

Tian.

Si por algún motivo Be se entera de lo que paso con su amiga, seguramente cortaría mis testículos sin pensarlo dos veces. Son prácticamente como hermanas e inseparables que se decepcionaría del patán de hermano que tiene.

Nuevamente se da una situación incómoda entre nosotros, debo llevarla a su casa por segunda vez en el día. Caí en la trampa de mi mejor amigo y hermana, ellos solo querían ayudarnos, pero las cosas empeoraron porque no saben lo que paso.

Be se marcha con Romeo, nosotros parados en la plaza los vemos que desaparecen en el pavimento, su triste mirada expresa más que las palabras. En silencio nos movemos hacia el auto, ella abre la puerta colocándose en el asiento del copiloto y abrochamos los cinturones de seguridad. El motor rugue al encenderlo saliendo a la calle.

La veo de reojo, su cuello y sus ojos están puesto en la ventanilla. No sé cómo romper el hielo entre los dos, a cada rato me rasco la cabellera por los nervios. Tengo una idea puede que sea mala, pero el que no arriesga no gana.

Desviándome de la carretera entramos a un camino de tierra, se da cuenta, aunque no se opone a la decisión que tome. Llegamos a un barranco con vista al mar, la vista es impresionante cuando era adolescente siempre venía a este lugar para tratar de ordenar mis ideas. Espero que funcione ya que necesito aclarar mi cabeza.

- ¿Qué hacemos acá? – pregunta Martina al detener el auto.

-Tú y yo vamos a hablar.

-No tenemos nada de qué hablar – ok si ese es el plan va a ser difícil explicarle algunas cosas.

-Ok, pero no nos vamos a ir cuando yo lo decida así que puedes quedarte en el auto.

Bajo dejándola sola y enojada a dentro, saco un cigarrillo del bolsillo prendiéndolo con el encendedor doy la primera calada, lo retengo por unos minutos luego suelto todo el humo aspirado. Ella camina pisando las hojas secas, el viento hace que su cabellera flote tapando su boca quedándose a pocos pasos de mí. Disfrutamos del hermoso lugar debajo de la sombra de un enorme árbol.

- ¡Es un bonito lugar! – dice con una sonrisa.

-Sí muy bello porque se respira tranquilidad.

Vuelvo a pitar del cigarro, eso le causa un poco de asco al aspirar el humo que vuela hacia ella, frunciendo el entrecejo y arrugando la nariz.

- ¿Por qué fumas? – su interés parece sincero – Puedes coger una enfermedad.

-Solo lo hago en algunas ocasiones para calmar mis nervios, nada más.

-Pero igual les hace mal a tus pulmones.

Ya no tengo nada que decir por eso me quedo callado. Va acercándose, mira el precipicio retrocediendo de golpe y tiene un leve mareo porque se tambalea. La alcanzo a agarrar para que no caiga al suelo y la apoyo en el capot del auto.

-Respira profundo – digo - ¿Le tienes miedo a las alturas?

-Un poco.

Ya más tranquila debo ser valiente para hablar del tema. La borrachera en la fiesta y como llegamos a esta incomodidad que nos lastima a ambos. También afecta la relación con nuestros amigos. Hay que aclarar lo que no puede ser.

-Martina – sus ojos marrones brillan por la luz del sol. – Necesito dejarte algunas cosas claras con respeto a lo que paso hoy.

-No te preocupes – juega con sus dedos – ya todo está claro para mí – gira para irse al auto, pero la detengo.

-Espera – se queda de espalda. – Tú y yo no podemos tener nada, me refiero a una relación tampoco quiero que lo que haya pasado afecte nuestra amistad con los chicos. Porque ellos están preocupados.

-Ya terminaste – creo que nada volverá a ser igual – ¿Nos podemos ir?

-Todavía no.

Soy lo peor de lo peor porque le estoy partiendo el corazón a alguien que no se lo merece, siendo sincero conmigo mismo es la única mujer que respete estando en mi cama, no era mi intención fijarme en ella, pero me gusta. Sin embargo, en la situación en que estoy no debo darle esperanzas en vano.

-Solo quiero ser honesto contigo para que no te hagas ilusiones falsas.

-Ya todo está más que claro.

Su cara no la muestra porque imagino que se contiene de no llorar, también es duro para mi darme por vencido antes de empezar. El casamiento con Emma es lo que tengo que resolver antes de querer algo con ella.

Lleva sus manos a la cara volviendo al vehículo apurada. "Lo siento Martina" digo para mis adentros. No hay otra cosa que pueda hacer más que arrepentirme por mis actos sin pensar en sus sentimientos. Es algo que va a torturarme siempre ver sus hermosos iris rojos de tanto llorar.

Pongo primera saliendo a la carretera acelero para llegar rápido a su casa. Soy un manojo de arrepentimiento de todo lo que hice, ella seguro es un torbellino de pensamientos por lo que le dije y no es para menos. Rompí su corazón sin proponérmelo, ojalá sus heridas sanen pronto y pueda rehacer su vida con alguien que si le corresponda.

Soy un imbécil y todos los calificativos que se encuentran en el diccionario me los adjudico yo solo. Pensando miles de estupideces me meto en la calle por donde es la casa de Martina, que sigue con la mirada fija en el vidrio. En menos de veinte minutos estamos parados frente de su hogar, ella quita el cinturón para bajarse escapando de mí. Esta vez no la detengo, no es justo que le siga haciendo daño con mis palabras.

Sin despedirme ni ella me encamino de nuevo, pero para ir a mi departamento.

Pienso dándole vueltas al asunto, doy unos golpes en el volante sacando un poco la ira que recorre por todo el cuerpo reprochándome lo muy estúpido que soy.

Sin darme cuenta entro en el garaje donde tengo el departamento, bajo con un humor de perros que mordería a cualquiera que se atreviese en mi camino. Apago el automóvil, apoyo un rato la frente en el volante y dando golpes, gritos bajo a regañadientes.

Evito tomar el elevador optando por subir la escalera, todo sudado y sin respirar llego al departamento. Saco las llaves ingresando al mismo. Aviento todo lo que tengo en las manos en la mesa a la par de la puerta.




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