Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°16: "Conociendo a Lucas ¿y otra casualidad?"

Martina.

De nuevo a la rutina habitual. Primero ir a la universidad después al trabajo. Pacientemente espero al autobús, Be no ha vuelto a insistir con el tema, solo me está dando tiempo para pensar.

Tampoco hay mucho que pensar, la única opción que manejo hoy es olvidarlo para siempre. Será lo mejor. Con los audífonos puesto subo en busca de un asiento libre, la cara que me acompaña no es nada amable, tomo uno de los que se encuentran en el fondo.

Según mi estado de ánimo las canciones son tristes, desamor y rupturas dolorosas. No tengo ganas de nada, pero intento no quedarme en la cama como un cuerpo inerte.

Apoyo la cabeza en el vidrio perdiéndome en mis pensamientos cuando alguien toca mi hombro para avisarme que llegamos a destino. Debe ser alguien que me conoce porque yo no lo recuerdo.

Apago la música al bajar, acomodo la mochila en el hombro, mirando a ambos lados cruzo la calle. Algunos entran, otros se van y otros esperan parados en el portón.

Avanzo rápido por los pasillos, mirando en dirección contraria a mi salón choco con una persona.

- ¡Perdón! – digo cuando él se agacha a recoger sus cuadernos, obviamente lo ayudo.

¡Siempre tan prudente Martina!

-Muchas gracias por ayudarme a alzar las cosas – el tono de voz es agradable, suave y cariñosa.

-Era lo menos que podía hacer – sus ojos miel me observan con una sonrisa.

- ¿Cómo te llamas? – su pregunta me toma por sorpresa – Digo si no es molestia que lo pueda saber.

-No para nada – el timbre suena. – Martina – extiendo mi mano y él la aprieta suavemente.

-El mío es.... – Be llega mirándolo de pies a cabeza. – Lucas Méndez.

-Mucho gusto – mi amiga compone la garganta para que le preste atención – No vemos en otra ocasión.

Lucas se despide de nosotras perdiéndose en el pasillo en dirección a los baños.

-Ese ¿Quién es? – tendré que aguantar a una Be con muchas energías.

-Que no escuchaste su nombre ¿esta sorda, Be? – ella rebolea sus ojos – vamos porque ya es tarde.

-Sí vámonos.

Así partimos a nuestro salón aún el profesor no ha llegado. Hay mucho barullo, algunos sentados sobre los pupitres, otros dibujando en la pizarra como adolescente a punto de hacer travesuras. En el fondo cerca de la ventana encontramos unos banquillos disponibles. Be saca su abanico para echarse aire. La sofocación dentro de las cuatro paredes es insoportable.

Pongo en la mesa el cuadernillo revisando lo último que vimos en clases, todos se quedan callados debido a la presencia del profe, una persona los acompaña. Antes de que podamos saber ¿Quién es? Nos da un cordial saludo.

-Bueno chicos, acá – señala con sus manos al compañero nuevo – él es Lucas Méndez – las miradas curiosas lo quieren comer.

Él es la persona que llevé por delante porque nunca lo vi venir.

-Se va a estar integrando al segundo cuatrimestre con todos ustedes – vuelve a hacer uso de la palabra el profesor.

Lo veo caminar hacia donde estamos nosotras tomando el único lugar vacío.

-Hola de nuevo Martina – le brindo una sonrisa mientras Be lo fulmina con la mirada.

La clase comienza, lee varias leyes del código penal, sin embargo, mi atención estaba puesta en ese chico que cada rato sonreía cuando anotaba en su libreta lo que explicaba el profe Daniel. La verdad ni idea de lo que hablo, me está costando un montón concentrarme.

-Sí quieres te puedo prestar mis apuntes para que copies – una dentadura blanca y perfecta me hablan.

-No es necesario – como sabe que no anote nada de nada – con sacarle una foto estará bien – somos modernos los estudiantes en tiempos de tecnología.

El timbre anuncia fin de la clase y descanso de veinte minutos para nosotros. Be ya no se encuentra en el salón, ni me di cuenta que se fue por charlar con Lucas.

-Vamos por un café ¿quieres? – ya empieza a caerme bien.

-Sí claro – guardo todo en la mochila y salimos rumbo a la cafetería.

Muchos estudiantes caminan de un lado hacia otro en los pasillos, nosotros avanzamos en silencio, pero tengo curiosidad por su vida.

-Lucas ¿de dónde eres? – sus ojos me miran expectante.

-Pues nací en California, pero mis padres se mudaron aquí porque mi abuela está enferma y yo tuve que venir también.

-Ósea que no tuviste otra opción más que aceptar venir con ellos ¿verdad?

-Sí y no.

-Cómo es eso, no entiendo – creo que estoy indagando mucho. – Hay perdón no quería hacerte sentir incómodo.

-No hay problema – él abre la puerta para que pase – no pensé que fueras tan curiosa.

Nos reímos moviendo la cabeza, detrás del mostrador enorme que separa a los empleados y a los clientes, la chica de gorra roja toma nuestro pedido. Un vaso térmico de café suave llevo en mi mano, en la otra unas medias lunas.

Visualizo si hay una mesa que no esté ocupada para los dos, en el centro encuentro una, le señalo con el dedo que ahí es. Colocó en el respaldo de la silla la mochila sentándome hasta que llega Lucas.

Su vestimenta es muy sencilla, camisa corta blanca con rayas y jens azul roto en las rodillas. La cabellera rubia con rulos, un pirsin en la nariz y un tatuaje en la muñeca. Una paloma.

-Y dime – meto un pedazo de media luna en mi boca - ¿te gusta el lugar?

-Algo – bebe el café – porque hace unos días que nos mudamos. No hubo tiempo de preparar nada.

Asiento bebiendo de mi vaso, Be tira para atrás con mucha furia la silla, ¿Qué le pasa? La fulmino con la mirada. De pronto su celular interrumpe el silencio que se generó tras la visita de mi amiga. Veo que tiene una discusión porque mueve sus manos para todos lados.

-A tú amiga no le caigo bien ¿cierto? – muerde su sándwich.

-No para nada a medida que te conozca se le pasara.

-Para mí que se ha puesto celosa – se hace pasar la servilleta por los bigotes – ¿son amigas hace mucho tiempo?

-Llevamos años de amistad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.