Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°19: "El destino se empeña en juntarlos".

Tian.

Después de convencer a Martina para que venga conmigo, cosa que estaba bastante difícil por su negativa, ya sé que le rompí el corazón, pero no he podido alejarme de ella.

Mucho menos cuando mi hermana insiste en que la vaya a buscar, aunque es una excusa de su parte porque se perfectamente que lo hace para acercarme a ella.

Quedamos en reunirnos en casa de Romeo, la verdad no sé qué festejamos aún falta para la celebración de su cumpleaños. Espero que solo seamos nosotros no más.

Todos estos días he estado evitando hablar con Emma, su amenaza no me la creo mucho, sin embargo, con locos no se juega. Así que voy con precaución al respeto.

Martina me mira de reojo mordiéndose el labio inferior, gesto que me encanta en ella. Le sonrió para que se dé cuenta que la he pillado infraganti, sus mejillas ahora son color carmesí. Inmediatamente gira su cuello dirigiendo sus ojos hacia la carretera.

El trafico a esta hora de la noche es tranquilo. Nos acompaña la noche, las estrellas y una enorme luna, que ilumina nuestro trayecto.

Ella se muerde desesperadamente las uñas como si quisiera arrancárselas de un solo tirón. Me desvió del camino trazado o del que Be me indico, salimos por uno de tierra, el mismo lugar donde le destroce el corazón.

No creo que pueda repararlo, pero intentare aliviar su pena. Y tal vez pueda descubrir lo que siento por ella. Aunque ella se negara por completo.

-Tian – sus ojos se clavan en mi - ¿A dónde vamos?

-Solo nos detendremos por un momento – cierra los ojos porque no tiene otra opción – ¡Tranquila!

-Entonces este era el plan de Be ¿verdad? – ahora sí creo que va a ser un error este intento.

-No te pongas paranoica ¿sí? – ya no puedo volver a la carretera porque el camino es estrecho para dar vuelta, caeríamos al precipicio.

-Aquí no hay luz – se queja.

-Basta con la iluminación que nos brinda la luna ¿Qué no te gusta?

Su cara de enojada no la puede disimular, no necesitamos luz para hablar, creo yo ¿no?

Árboles, es lo único que nos rodea llegando hasta el barranco que mira al río. Apago el automóvil dejando encendidas las luces, me bajo, aunque ella no lo hace rodeo para abrirle la puerta. Blanquea sus ojos antes de salir.

-No estaremos mucho tiempo aquí así que cambia esa cara – camino para observar la tranquilidad del agua.

Me molesta su silencio porque está peleando con ella misma y sus inseguridades. Se queda parada al lado del auto abrazándose sus brazos desnudos, la brisa es un poco fría, por lo que voy a sacar la chaqueta que tengo en la parte trasera del coche.

-Toma – estiro mi mano por sobre el capot – póntela hace frío.

-No quiero así estoy bien.

Encima es terca, prefiere morirse de frío que aceptar una campera, solo es un trapo. Obligadamente cruzo por delante llegando hasta ella poniéndole encima de sus hombros. Al estar tan cerca de su boca no respira tampoco me mira.

-Eres igual de terca que tú amiga – girándome vuelvo a observar el agua.

De uno de mis bolsillos saco un paquete de cigarrillo, pongo uno en mi boca y busco el encendedor para prenderlo. Absorbo el humo, conteniéndolo, luego de unos minutos lo expulso.

- ¿Por qué vienes seguido a este lugar? – su pregunta me toma por sorpresa.

-Pensé que los ratones te habían comido la lengua – escucho que sus pies se mueven hacia el auto.

Esta chica va a matarme de los nervios. También me subo, pero dejo la puerta abierta con el cigarrillo en la mano.

- ¿Qué te pasa? – le doy otra calada – No era para que te enojes, prácticamente ese ha sido tú estado cuando llegamos aquí.

-Sera porque eres un patán al responder – no es cierto que estemos peleando en vez de arreglar las diferencias.

-Estaba bromeando – ella se avienta aire con la mano haciendo una mueca de asco – Sí te molesta el humo lo puedo apagar ¿de acuerdo?

-Esa porquería me causa arcadas – aspiro por última vez y lanzo la colilla al suelo – ¡Gracias!

El silencio y la tensión entre ambos es sumamente incómodo. Solo observo las estrellas mientras ella tuerce su pelo. De las estrellas, mi mirada va hacia Martina, observo sus movimientos viéndola hasta que eleva su cabeza encontrándose con mis ojos.

- ¿Qué me ves? – le queda bien el carmesí en sus mejillas.

-Veo tú hermoso rostro – no puede sostenerme la mirada porque ve mi sonrisa – tus ojos son preciosos.

-Ya deja de jugar conmigo.

-No estoy jugando – se pone en posición recta. – Te hablo muy en serio, nunca jugaría contigo de una forma tan cruel.

-La última vez no dijiste lo mismo.

-Yo nunca dije nada feo respeto a tu cuerpo o tu persona – me defiendo, aunque no sea suficiente.

-Sí es verdad, pero me hiciste sentir pésima con tus palabras tan hiriente.

-Perdón – es lo único que sale de mi boca – no sé qué decir al respeto. No puedo darte esperanzas cuando....

- ¿Cuándo qué? – no estoy listo para decírsele lo que planeo hacer, así que me quedo callado.

-Nada.

Me acerco más hacia ella, acaricio con mis dedos su pelo bajando en su mejilla izquierda, solo cierra sus ojos al sentir mi tacto. Puedo escuchar su corazón latir desenfrenadamente cuando llego a rozar sus labios. Entre lazo nuestras manos, su agitada respiración se prolonga pegando mi boca con la suya. Su cálido sabor me envuelve deteniéndose el tiempo.

Su lengua se mueve tímidamente, se tensa al ir apretando su cuerpo con el mío, pone su mano separándonos de golpe. Pegamos nuestras frentes tratando de recuperar la respiración.

-Creo que esto fue un error – sabía que se arrepentiría, pero lo hecho, hecho esta. No hay vuelta atrás.

-Es que no lo puedo evitar.

Me quito un peso de encima al admitir que esta mujer si me gusta, de no ser por mi situación no hubiera actuado de esa forma. Es tarde para arrepentirme, aunque lo disfruté muchísimo saborear sus labios tan tentadores.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.