Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°20: "El nuevo profesor".

Martina.

No he podido resistirme al sabor de sus labios mezclado con cigarrillo. Ojalá fuera una pesadilla, pero no lo es. Al día siguiente aparecerá ese dolor que ya había empezado a desaparecer.

Tian se empeña en jugar con mis sentimientos porque no entiende que ya me ha hecho mucho daño, quizás sin proponérselo. No he dormido en toda la noche pensando en él, cada vez que cerraba los ojos su cara aparecía sonriéndome descaradamente. Me volveré loca en cualquier momento.

Mis ojeras se ven a kilómetros de distancia ni con corrector se quitan así que decido usar gafas de sol, aunque este nublado. Pasaron muchísimas cosas esa noche, sin embargo, evito hablar con Be sobre el asunto.

Estoy organizando su fiesta de cumpleaños que para colmo debo interactuar con su hermano. En el autobús voy bostezando por lo que me gano la atención de todos los pasajeros. Los audífonos son mi fiel compañero obviando a los demás.

Al bajar Lucas me espera en la entrada de la universidad. Be no va asistir hoy así que mi única opción es él.

-Lucas – le doy un beso en la mejilla - ¿Cómo estas hoy?

-Muy bien, pero la que se ve horrible eres tú – caminamos juntos hacia la entrada - ¿Por qué llevas gafas si esta nublado?

-Porque anoche no dormí ni un segundo.

-No crees que estas exagerando Martina – unos chicos nos saludan al pasar.

-Para nada – el timbre suena anunciando que la primera clase va a empezar – o quieres ver mi cara de zombi ¿verdad que no?

-Mejor vamos a clase.

Ingresamos al salón cuando todos están cuchicheando en sus asientos. Ni cuenta me doy de lo que hablan tampoco tengo ganas de saber. Nos ubicamos en los asientos del fondo. Aviento la mochila en el escritorio rodeándolo para sentarme, Lucas me observa con una ceja alzada y moviendo la cabeza.

- ¿Qué? – preguntó, cuando no duermo soy una leona que quiere dar mordidas a todo el mundo.

Lucas no llega a contestar porque el profesor ingresa con varios libros debajo del brazo y vestido de traje. ¡Eso es raro! Al fin y al cabo, no me interesa como vaya vestido. Estiro mi cuerpo sobre la mochila abrazándola como una almohada.

Quiero dormir es lo único que me pide el cerebro. El silencio facilita poder dormir, pero unos pasos se acercan a mi pupitre.

¡Hay no, otra vez estoy en problemas! ¿Verdad?

-Señorita – esa voz me parece conocida – ya no es hora de dormir – pareciera que es mi madre regañándome.

-Discúlpeme profesor – me pongo recta con el pelo desarreglado, parezco más muerta que viva.

La figura que está delante mío es Tian. ¡Tierra trágame! Sinceramente pido desaparecer de la tierra. Mi día no puede ser peor. Ya estoy acostumbrada a la vergüenza, por lo que no me importan las risas de mis compañeros y la mirada de lastima de Lucas.

-Que no se vuelva a repetir ¿de acuerdo? – ahora quiere ser un profesor torturador.

Meneo la cabeza porque las palabras se quedaron atoradas en algún lugar de mi garganta. Ese hombre es la peor de mis pesadillas, encima debo respetarlo como mi profesor. Si quería seguir el juego del gato y el ratón no hacía falta hacerse pasar por un docente cuando no lo es.

-Buenos días a todos – miro a mi alrededor y todas están babeando – voy a ser el reemplazante del profesor Cesar por unos meses.

Su voz se pierde porque yo no tengo ningún interés en escucharlo. Mi grado de irritación es muy elevado, odiándolo profundamente por la decisión de venir aquí y tener que soportarlo. Lucas me zamarrea para que vuelva al planeta tierra.

-Martina debes tomar apuntes – habla bajo porque una compañera lee un artículo del diario – ya deja de mirarlo.

-Cállate – estiro mi cuello – no lo estoy mirando.

-Bueno, entonces sécate la baba que te cae de la boca.

Le blanqueo los ojos, hoy no quiero lidiar con nadie, aunque Lucas puede tener razón. No he parado de observarlo, intento disimular, pero sus zafiros azules me hacen perder la cordura.

Despejo toda idea absurda de mi mente, abro la carpeta y empiezo a anotar lo que me parece importante. Simplemente no escribo nada porque lo dibujo a él. Como boba sonrió cuando una vez más lo tengo frente a mis ojos.

-Se puede saber ¿de qué se ríe? – sus preguntas empiezan a hacerme enojar.

-De mi dibujo – todos ríen - ¿Cuál es el problema? – si quiere jugar yo también lo voy a hacer.

-Ninguno, pero esta es una clase para aprender no para dibujar – apoyo mi codo en la mesa y pongo mi mano en el mentón – Si no le gusta mi clase se puede ir.

-Realmente su clase es muy aburrida – en coro dicen ooooohhh – no se preocupe ya me voy.

Alzo mis cosas saliendo rápidamente, ni se inmuta al respeto. Sí sus intenciones es molestarme, lo está logrando. Lo único que me preocupa es desaprobar la materia. Detengo mis pies en la cafetería justo cuando suena el timbre.

Pido un café y unas masas dulces tomando asiento junto a la ventana que da a la calle.

-Martina – Lucas deja su mochila en una silla – me impresiono tú reacción ¿Qué no es el hermano de tu mejor amiga? – pensé que no se había dado cuenta.

-Sí el mismo – con razón Be no vino hoy. Se debe estar revolcando de la risa en su cama.

-Dejo un trabajo práctico bastante complicado – bebo mi café sin ánimos – no va ser nada fácil realizarlo.

Mientras él se queja, a mí me vino un bajón de energías. Odio tener que verlo sin que él sienta el mínimo dolor. Porque yo me estoy muriendo por dentro.

- ¿Qué pasa? – pasa sus manos delante de mis ojos – hoy definitivamente no es tú día.

-En eso tienes razón.

-No entiendo lo que pasa entre ambos, pero él no dejaba de verte ni un solo momento.

-Estás viendo mal Lucas.

-Que te hagas la tonta es muy diferente.

-Y sí así fuera – bebo de mi café – lo nuestro es imposible, según él.

-Yo creo, en mi humilde opinión, que él está enamorado de ti. Aunque no entiendo las razones por las que se mantiene lejos de ti.




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