Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°30: "Aceptando lo que soy".

Lucas.

El sonido de la alarma me despierta causándome irritación y dolor de cabeza. Tanteo en la mesa de luz para apagar el reloj, meto la cabeza debajo de la almohada, continúo durmiendo un rato más.

Cuando me doy cuenta el tiempo paso volando. Es viernes y debo ir a la universidad, cambiando de posición sigo en la cama. Restriego los ojos para quitarme la pereza, pero me cuesta horrores levantarme. Estiro mis extremidades debatiendo conmigo mismo si ir o no.

Quitando las sábanas de encima mío camino descalzo avanzando hacia el baño. Soñoliento decido darme un baño para recargar energías. El cumpleaños de Be es mañana y tengo que ayudar a Martina con los preparativos.

Peinando un poco el pelo que gotea salgo del sanitario. Mi móvil comienza a vibrar sobre el buró, lo tomo desbloqueando la pantalla para responder. Es un número desconocido así que frunzo el ceño desviando la llamada a buzón de voz. Vuelve a vibrar, pero no contesto. Sigue insistiendo para que lo atienda.

- ¿Hola? – digo muy temeroso de quien sea.

-Hola Lu, soy Marcos ¿Por qué tardaste tanto en tomar la llamada? – siento alivio al escuchar su voz.

-Hola Marcos. Pensé que se habían confundido de número – apretó con el hombro y el oído mi celular para poder elegir el vestuario del día de hoy.

-Bueno, es que perdí mi teléfono y tuve que comprar uno nuevo – dice y de fondo se oyen voces - ¿Qué estabas haciendo?

-Aquí preparándome para ir a la universidad ¿y tú? – Marcos y yo tenemos una buena química, pero no me ánimo a dar el primer paso. Tampoco sé si él me ve de esa forma solo sé que somos amigos.

-También yendo a la universidad – eso explica las voces al otro lado – Nos vemos en un rato ¿sí?

-Sí claro – colocándome la camisa e intentando no voltear el aparato me cambio – En rato estoy ahí.

-Quiero hablar con vos de algo – eso es raro en él – no te asuste, no te voy a espantar Lucas.

- ¿Por qué lo dices? – sentándome en la cama me pongo las zapatillas negras.

-Mejor te lo digo cuando estemos cara a cara ¿bueno?

-Sí está bien. Tengo que colgar porque llego tarde.

-Adiós.

Con eso terminamos nuestra conversación. Esta situación es demasiada rara porque Marcos nunca dice nada al respeto. Ósea respeta como soy, pero tampoco me da demasiadas señales. Entonces todo es muy confuso.

Antes de bajar agarro la mochila con mis cuadernos, desciendo para desayunar, aunque prefiero hacerlo en la cafetería de la universidad. No quiero soportar al molesto de mi hermano. Mamá tiene puesto el delantal de cocina, sirviendo a papá que lee el periódico en la punta de la mesa.

Bajo haciendo demasiado ruido que todos voltean a mirarme. Papá me brinda una sonrisa amable, se encuentra de buen humor al parecer. Nicolás bebe de su taza sin registrarme cuando tiro de la silla para ocupar mi lugar.

En realidad, no es una casa muy grande, tiene cocina y comedor, sala de estar y cuatros habitaciones incluida la de mi abuela. En el fondo se encuentra un jardín repleto de plantas que me encanta cuidar.

Mamá me sirve café mientras prepara en una charola el desayuno para la abuela. Ella ya no puede moverse libremente sin la ayuda de alguien, ese fue el motivo principal de nuestra mudanza a esta ciudad.

Rápidamente termino para irme antes de que mi hermano empiece con el pleito.

-Bueno – meto la silla debajo de la mesa – debo irme a la universidad.

-Bien hijo, que tengas un lindo día.

Me dirijo a la puerta, giro del picaporte para salir, caminando voy a la parada del autobús. Sujeto la manija de la mochila con una mano sentándome en el banquillo de espera. No demora mucho en llegar, soy el segundo en la fila para subir, le pago al chofer mi boleto para buscar un asiento vacío.

Entre todos los pasajeros encuentro una cara conocida, es Martina que va enfrascada en una conversación muy anima por teléfono, que no se percata de mi presencia. Me ubico detrás de ella, tiro de su pelo para llamar su atención logrando que se dé vuelta para mirarme.

-Lucas ¿en qué momento subiste al autobús? – frunce su ceño un poco asustada – ¡Me vas a matar del susto!

-Perdón no quería asustarte solo te vi muy entretenida con ese aparato – lo señalo con el dedo – que no era mi intención interrumpir.

-No interrumpes nada. Hablaba con Be sobre su cumpleaños – se excusa, aunque creo que no dice toda la verdad.

-Dime ¿Qué te dijo Tian? – enreda un mechón de pelo entre sus dedos nerviosa – Porque mientes Martina ¿o estoy equivocado?

- ¿Cómo sabes que no te estoy diciendo la verdad? – simplemente lo sé.

-Porque te pusiste nerviosa – el transporte se detiene en algunas paradas obligatorias – Además, creí que el tema Tian había quedado en el olvido.

-Es que no están sencillo Lucas – su celular suena con un nuevo mensaje – No creas que he olvidado lo que dijo Emma. Simplemente es una conversación porque ya no tengo ni idea que hacer con mis sentimientos ¿de acuerdo?

-Hablamos más tranquilos cuando lleguemos.

-Tomo tú palabra.

Asiento porque ya casi llegamos. Al bajar justo en la entrada Marcos me está esperando. Mis ojos se clavan en los suyos cuando Martina me codea en las costillas.

- ¡Auch! – me quejo y ella sonríe en complicidad.

- ¡Disimula Lucas! – exclama guiñándome un ojo – Ya entendí a qué te referías con eso de "es complicado decirlo".

- ¿De qué hablas? – tengo que fingir demencia -. Marcos solo es mi amigo.

-Deja de mentirte Lucas. Desde lejos se nota que te gusta, pero no te animas a encararlo o tal vez tienes miedo.

- ¿Cómo te diste cuenta? – hoy estoy más nervioso que nunca, creo que se debe por la charla que tendré con Marcos.

-Es obvio Lucas. No te juzgo, aunque deberías enfrentar tus miedos e inseguridades – Marcos sonríe a kilómetros de distancia y yo no puedo contener los nervios – Invítalo a la fiesta.

-Se lo preguntare si quiere ir – el muchacho de piel morena, ojos negros y sonrisa de dientes perfectos nos observa mientras llegamos al sitio donde está.




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