Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°32: "¡Sorpresa Be!".

Be.

Luego de enfadarme sin motivos con los chicos regreso a casa, pero da la casualidad que Romeo me vino a buscar cuando yo no se lo pedí. Sospecho que algo están tramando a espaldas mías junto con mis amigos.

-Romeo ¿Por qué vienes a recogerme si yo no te dije que lo hicieras? – preguntó colocándome el cinturón de seguridad.

- ¿Qué, te molesta que lo haga? – finge hacerse el ofendido.

-No te ofendas solo preguntaba, todo esto me parece sumamente raro por eso lo digo – el rugido del motor se escucha al encenderlo y adentrarnos en la ruta.

-Solo quiero consentir a mi novia en un día tan especial ¿Qué hay de malo en eso? – seguro terminaremos peleando.

-Ya te dije porque no lo mencione – asiente negativamente, aunque quisiera ver su expresión de enojado no puedo, ya que unos anteojos negros me lo impiden – Vamos a casa quiero dormir un rato, el calor me deprime.

-Pensé que ibas a salir con los chicos a festejar ¿Por qué no sales a despejar tú cabeza un rato? – lo mismo dijeron, pero mis ánimos no me lo permiten, es la primera vez que no lo voy a festejar.

-Me siento sin energías para ir de fiesta, además ya les he dicho que no quiero salir – toca bocina a una motocicleta que se cruza en su camino causando que frene de golpe - ¡Por dios, ese imbécil casi hace que nos matemos!

-Por suerte pude detenerme a tiempo – dice volviendo ponerse en marcha en la carretera – Bueno, tú madre quiere verte.

-Dile que vaya a casa porque ya ni ganas de salir tengo – hoy soy difícil de complacer en todos los sentidos.

Si las personas a mi alrededor no entienden que sucede conmigo, yo mucho menos. Me siento triste, pero a la vez contenta también surgen las ganas de llorar recordando tantos cumpleaños que pase al lado de mis padres, y que, de pronto ya no serán más así. Creo que es melancolía.

Sé que Romeo hace un enorme esfuerzo por entenderme, sin embargo, su paciencia tiene un límite que en algún momento va a explotar.

-Tan mal te sientes ¿como para no ir a ver a tú madre? – cuestiona sin quitar sus ojos del pavimento, veo que gira a su derecha en dirección al departamento de Tian.

- ¿A dónde vamos? Yo quiero ir a casa para descansar de este calor agobiante.

-Eso no será posible porque tú madre nos está esperando con un pastel de cumpleaños, que ella misma hizo ¿lo vas a despreciar?

-Pero Romeo – mi mal humor llego a mi limite – porque no lo dijiste antes.

-Ya que estamos por aquí decidí ir directo a casa de Tian para que compartamos un momento en familia ¿está mal?

-No, pero me hubiera gustado ir por lo menos a cambiarme de ropa. Estoy toda sudada – ya le dije que ni yo me entiendo.

-Ya ¿sí? Dejemos de pelear por hoy – coloca el freno de mano deteniéndose en la acera.

-Bien – yo también ya me rendí en seguir en una pelea absurda y sin sentido, todo porque estoy experimentando un día para el olvido.

Bajamos y antes de ir rumbo al edificio, Romeo se encarga de encender la alarma del coche, luego besa mi frente y tomados de la mano avanzamos. Nos detenemos unos minutos esperando el ascensor, subimos y él aprieta el botón para que se ponga en movimiento.

A Romeo parece no tener dificultad en disfrutar del día, en cambio, a mí me está costando procesar lo que ocurrió con mis padres. Ni que hablar el conflicto en el que se metió Tian aceptando ese matrimonio para complacer a mi padre. Pero lo peor es ver sufrir a mi amiga por él. A mi hermano siempre le ha costado tomar decisiones que no le afecten a la familia, aunque nunca creí que llegara al punto de fingir una boda que no se realizara.

Ojalá que la furia de Emma no perjudique a nadie porque si no me conocerá si le hace daño a Martina. Realmente merecen ser felices, sin embargo, el costo de su felicidad será terrible e irremediable al humillar a esa mujer.

Las puertas se abren y él jala de mi mano para salir, presiono el timbre. Mamá nos da paso para que entremos muy contenta. Me abraza besándome en ambas mejillas quisiera sentirme así de feliz como ella, pero la falsedad no es mi virtud. Sabe que algo no anda bien conmigo.

-Hija – cierra la puerta - ¿te sucede algo? No pareces contenta sino apagada.

-Creo que los recuerdos de años anteriores me tienen así – una lágrima escapa de mi cayendo al suelo – No quiero hacerlos sentir mal porque hacen todo lo posible para que sea un día perfecto. Solo q.... que – ahogo un sollozo – papá no me ha llamado para felicitarme y eso me pone más triste.

-Be no debes pensar de esa forma. Tian y yo preparamos una comida para festejar y darte todo nuestro cariño, no necesitas que tú padre este presente porque ya estamos nosotros aquí y ahora. Si él quiere vendrá, no tienes que mendigar su afecto, es su responsabilidad demostrarlo o no.

-Lo se mamá, aunque el corazón no entiende de razones – ella me da un pañuelo descartable para secar el agua que todavía sale de mis ojos.

-Lo entiende cariño, pero no te aferres a una idea que no llegara – quiere consolarme diciéndome miles de palabras para que desista de esa esperanza. Y no lo puedo hacer.

-Bueno no creen que es mejor que pasemos a la sala – nos interrumpe Romeo abrazándome, pego mi cara a su pecho acariciando tiernamente la cabellera recogida en una coleta alta – Be, ya verás que tú padre te va llamar y deja de torturarte.

-No es tan fácil.

-Inténtalo al menos por hoy.

Asintiendo me sujeta con sus brazos llevándome al sillón más cercano. Tian aún no ha llegado y no quiero que me vea en este estado, ya que es capaz de reclamarle a mi padre por no venir, ni llamarme.

Mi madre vuelve desde la cocina con un vaso de agua ya un poco más tranquila intento no llorar de nuevo. Creo que fue mejor desahogarme, me siento aliviada, ya no soportaba tener este rollo atravesado en la garganta. Sentía que buscaba un culpable en lugar de confesarlo o decir cómo me estaba sintiendo.




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