Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°35: "Púrpura en aprietos".

Tian.

Intento dejar por la paz el tema de Martina, pero al tener la fecha de la boda encima no puedo hacerlo. Últimamente he estado muy distraído en el trabajo, disperso navegando en una imaginación prohibida.

El día en que fuimos por un helado nos encontramos con Nicolás, me llamo la atención que estuviera solo, aunque Be comento que no lo estaba. Martina había huido al verme llegar. Creo que ya se, le causé muchos problemas así que prefiero evitar todo contacto con ella.

Necesito ocupar mi cabeza en algo o moriré de pensamientos que no me llevan a nada. Estoy sentado detrás del escritorio tecleando el mouse con la pantalla en blanco.

- ¡Tian llamando a tierra o los extraterrestres se lo llevaran al planeta marte! – se ríe en mi cara cuando suelta de sopetón unos documentos en mi mesa.

-Romeo no estoy para tus bromas pesadas ¿entiendes? – gira en la silla como si de un niño se tratara - ¿Qué son estos archivos?

-No son archivos – se detiene cruzando los dedos como el señor Benz de los Simpson – Deberías leer el expediente.

-Ni ánimos de hacerlo tengo ¿es algo muy, muy, muy importante? – enarco una ceja porque está súper serio.

-Se trata del padre de Martina, tiene un juicio con la empresa que no quiere darle una indemnización – estas empresas siempre buscan lucrar con las personas que contractan y son de bajos recursos.

-Lo estudiare en la noche y mañana te doy mi opinión – ella sabrá algo al respeto – Él pidió que lo representemos o lo haces porque es la amiga de tu novia, por qué dudo que me quiera ver a mí.

-Be fue de la idea – me guiña un ojo – pero solo debes abocarte a lo profesional ¿te queda claro?

- ¡Como el señor Romeo lo mande!

Es lo último que digo, levantándome me retito ya que pretendo seriamente desenmascarar a Púrpura. Martina dijo que ella no era así que no hay opción más que pedirle que nos veamos, ojalá no se niegue porque me veré obligado a someter a Be para que suelte todo lo que sabe.

Desde la noche en que se realizó el cumpleaños de Be no logro dormir. Me siento totalmente abrumado, impotente y cansado. Necesito renovar energías para enfrentar lo que viene, ya que nada será fácil si quiero dejar a la novia en el altar.

Si diez veces me llama Emma, es poco, pero no contesto o directamente lo apago porque no tengo ganas de lidiar con sus berrinches de niña mal criada.

Debo idear un plan para acorralar a Púrpura, le he enviado mensajes. Sin embargo, ella no quiere hablar conmigo por eso asocio que es Martina. Púrpura no tiene motivos para estar enojada o molesta conmigo, en cambio Martina sí. Más bien diría que está decepcionada por mis dichos.

He fumado mucho en estos días, creo que es causa de la ansiedad que siento porque faltan seis días para la espectacular boda. Solo me da un poco de recelo que algo vaya a salir mal.

En fin, subo al auto encendiendo el motor no espero que ni se caliente y doy marcha atrás de forma brusca, ni lo pienso dos veces saliendo a la ruta sin fijarme quien viene.

Es desesperante sentirse de esta forma, nada te alcanza solo quieres ser feliz, pero siempre hay cosas que te lo impiden. Mi padre disfruta codeándose con los millonarios grandes ya que su primer hijo se casa. Ni se imagina la sorpresa que se llevara cuando no haya boda, me va a odiar por el resto de su vida.

Nada se compara con lo que él nos ha hecho. Nunca le perdonare el dolor que le causo a mi madre y a Be, el día de su fiesta de cumpleaños.

Ahora mis prioridades son otras, una muy pronto la descubriré y la otra, el destino se encargará de juntarnos si así está predestinado ser. Sino deberé resignarme a aceptar lo que ya no será.

Dolerá toda la vida el no haberme dado una oportunidad con ella.

En mucho menos de lo que calcule llego a mi casa, estaciono el auto en el garaje y subo en el ascensor, llevando lo que me dio Romeo. La curiosidad me invade así que saco los papeles para darle una leída rápida.

Es muy poco lo que alcanzo leer, las puertas se abren y yo tengo que moverme para salir. Busco en mis bolsillos las llaves, pero tardo mucho en encontrarlas fastidiándome por el solo hecho de hallarlas.

Al entrar mamá tiene un plumero entre sus manos, un delantal para cubrirse su ropa y guantes, quita el polvo de los estantes de la biblioteca. Ya me acostumbré a los ruidos que hace cuando de limpiar se trata.

-Mamá – va escalando para poder llegar al último estante – te puedes caer desde ahí.

-Tranquilo hijo, no pasara nada – dice desde arriba – Emma te busca como una loca.

-Más loca va a estar cuando el día llegue – fuerzo una tenue sonrisa – Be ¿no ha andado por estos lados?

-No ¿Por qué? – indaga sin dejar de mover el plumero, debo alejarme para que no me caiga tierra - ¿Cómo te sientes hoy?

-Ni bien, ni mal solo en proceso de olvidarme de lo que no quiero hacer – se detiene a medio terminar bajando por la escalera que debo sostener.

-Hijo – se quita los guantes – Lo que dices ni tú te crees. ¿Por qué no buscas la manera de arreglar las cosas con Martina?

-Ya no es posible y te puedo asegurar que ella ya no quiere saber de mí.

-Hijo... – dice con mucha tristeza. Yo la dejo para ir a mi cuarto, necesito pensar ya que es lo único que he podido hacer desde ese maldito día.

Conecto el celular cerca de la mesa de luz, espero un rato hasta que se cargue. Luego voy directo a la aplicación de Facebook, husmeo entre las publicaciones de mis amigos hasta que apretó en Messenger.

Tengo la conversación con Púrpura que no quiero eliminar, abro para enviarle un mensaje.

Tian Ceballos: Hola ¿Cómo has estado? Necesito hablar contigo con urgencia así que te pido encarecidamente que respondas, por favor.

Dudo por unos largos minutos hasta que ya nada me detiene. Ahora solo tengo que esperar. Para no estar tan pendiente del aparato voy al baño.




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