Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°36: "El juicio".

Martina.

Hoy es el tan ansiado día. Será el juicio que definirá nuestro futuro. La ansiedad me está matando, no pegue un ojo en toda la noche pensando las posibilidades de irnos de esta ciudad. Volver al lugar donde vivíamos desde niñas.

La alarma suena a la seis en punto, suspiro toda irritada ya que el no descansar bien me pongo de un humor inaguantable e insoportable, tanto que muchas veces quiero estrellarme contra una pared.

Mi cabeza va a explotar en cualquier momento al darle tantas vueltas a lo que hice con Tian. Be no tuvo mejor idea que pagarle a una chica para que se haga pasar por Púrpura, lamento decir que no se lo creyó. Me seguirá torturándome para siempre. Últimamente todo se ha vuelto muy difícil.

Apago el reloj para intentar dormir al menos unos minutos. Acurrucándome debajo de las sábanas cierro mis ojos, pero la sonrisa de Tian no deja de perseguirme. ¿Por qué es tan complicado olvidarme de él? Necesito arrancármelo del fondo de mi corazón, quizás así deje de extrañarlo.

La melancolía invade todo mi interior causando unas lágrimas que descienden por mis mejillas y que, seco con la mano envuelta en la tela. Hoy será un día de muchas emociones, por lo que estaré sensible.

Antes de seguir pensando en estupideces, decido salir de la cama e ir por un café que me mantenga despierta el resto del agobiante y desesperante día. Aún es muy temprano, la casa se encuentra en un silencio absoluto. Descalza salgo hacia la cocina, pero en donde termina la escalera hay un bulto negro sentado.

Despacio voy bajando los escalones hasta estar a su altura, es mi hermana que parece un fantasma con esa remera negra que les llega a los tobillos.

- ¿Qué haces aquí? ¿no puedes dormir? – niega con la cabeza sin quitarse la capucha - ¿ocurre algo?

-No lo sé. Solo faltan unas horas para el juicio de papá con esa gente – me hago lugar a su lado - ¿Qué crees que pase? ¿volveremos a nuestro hogar?

-Ya son tantos años lejos, sin embargo, este es nuestra casa. Sin importar lo que pase estaremos todos juntos – la abrazo para evitar llorar, aunque me es imposible no hacerlo.

-Espero que se haga justicia – yo también.

-Voy a hacer café ¿quieres uno? – le preguntó deteniéndome delante de sus ojos.

-Sí claro.

Le brindo una sonrisa para que este más tranquila yendo a la cocina. Enciendo las luces, ella sube por las escaleras mientras yo preparo el café. Al rato vuelve lista para salir. Seguramente acompañara a papá.

- ¿Vas a ir con mi padre? – coloco dos tazas en el centro de la mesa.

-Sí me deja, si – lo más seguro es que no vaya. Él no quiere vernos sufrir por su causa.

-Bien, yo prefiero quedarme en casa, aunque la ansiedad por saber el resultado va a ser desesperante – llevo el borde de la taza a mi boca – Además, Santi ¿con quién se quedara?

-Te agradezco que lo hagas quedar contigo – me da un apretón de mano es una forma cariñosa de decir gracias.

- ¡Todo se resolverá, ya lo veras! – le doy una sonrisa de boca cerrada.

Terminamos el desayuno a la espera que las horas pasen, pero sucede todo lo contrario. Para no dormirme sentada comienzo a limpiar, la sala, cocina y mi habitación así los minutos eran menos pesados a comparación de no hacer nada.

Mamá queda sorprendida por mi dedicación a la casa, abre grande sus ojos por la sorpresa.

- ¡Martina! – exclama mi madre cuando estaba reposando en el sofá - ¿tú has hecho la limpieza? ¿o estoy soñando y todavía no me despierto?

-No mamá ya estás de pie y no es una pesadilla – hablo cambiando de canal – Era necesario una limpieza general ¿no lo crees?

- ¡¿Pues si tú lo dices?! – escucho que va hacia el comedor - ¿Hiciste el desayuno?

-No, pero yo ya desayuné junto con mi hermana – seguramente no lo creerá.

- ¿Desde cuándo son tan madrugadoras ustedes? Debería realizar juicios todos los días para que sean aplicadas en las tareas del hogar.

-Ayy mamita es solo por hoy porque no podíamos dormir – se ríe junto conmigo.

- ¡Me lo imaginaba!

Después de un largo sueño, despierto por tantos ruidos que hacen. Nunca me percaté que estuve dormida por varias horas, al mirar el reloj ya son las diez de la mañana.

Con la vista nublada veo que mis padres ya están listos para irse. Sin embargo, papá recibe una llamada que lo obliga a atender. Como puedo porque estoy un poco aturdida voy irguiéndome en el sofá y cruzo mis piernas para mayor comodidad.

- ¿Quién te llamo papá? – interroga Lucia agarrando su bolso.

-Eran los abogados, Tian quería saber si ya estamos en camino porque necesita hablar con nosotros antes de que empiece el juicio – esto tiene que ser una broma.

¿Cómo está eso que Tian lo defenderá? ¿Por qué no lo sabía hasta hora? Sin embargo, cuanto más lo quiero lejos, más lo tengo cerca. Es otra prueba del destino para superarla, ya que todo se vuelve muy confuso con él.

-Bueno ya debemos irnos o llegaremos tarde – dice mi madre sacándome de mis pensamientos respeto a Tian.

- ¡Mucha suerte papá! – digo dándole un fuerte abrazo y beso en ambas mejillas.

-Gracias mi niña – y besa la coronilla de mi cabeza.

Ellos se van y yo tengo que ir por Santi a su recamara. Es un chico muy activo cuando se levanta por lo que no anda rondando por aquí imagino que sigue en su cama. Camino por el pasillo sintiendo el piso helado debajo de la planta de los pies, giro la manija de la puerta y él tiene el pelo súper revoltoso acostado sobre su almohada, ni se mueve.

-Un rato más que duerma no le hará daño a nadie – hablo en voz muy baja.

Muevo mis piernas directamente hacia mi habitación, me recuesto en el colchón metiendo una almohada entre mis piernas y otra, detrás de mi espalda para estar cómoda.

Un bombardeo de preguntas surge de repente, pero es necesario entretener mi mente para no darle créditos a los malos pensamientos. Sin embargo, es imposible no pensar en la posibilidad de abandonar esta casa para regresar a Misiones. Donde prácticamente nacimos.




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