Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°37: "Días definitorios".

Tian.

Hoy es un día decisivo en la vida del señor Carlos Rogers. Es fundamental que ganemos porque eso nos daría prestigio como Buffet de abogados, pero no quiero que se vayan si perdemos.

Parado frente al espejo paso la corbata por debajo de la solapa de la camisa, realizo el nudo y colocándome el saco voy por los zapatos. Odio usar traje, aunque mi profesión me obliga a llevarlo.

Desciendo por las escaleras para desayunar, tengo tiempo de sobra para hacerlo, pero es necesario que nos reunamos, yo y Romeo, antes de que el juicio comience. La señora Blanca, ósea mi madre está sentada en la mesa bebiendo su café.

Paso a darle un beso en su frente, ya que se encuentra muy entretenida con su celular.

- ¡Buenos días, hijo! – habla intentando tragar lo que tiene en su boca.

- ¡Buenos días para la madre más linda del mundo! – arrastro la silla para sentarme.

- ¿Estas nervioso por lo que pueda pasar en el juicio? – indaga mi madre.

-La verdad no, estoy tranquilo, pero admito que algo inquieto me siento – endulzo mi te – Tengo fe que todo saldrá bien.

-Por supuesto, hijo – el teléfono suena y ella se va a contestar.

Continúo bebiendo de mi taza, reviso las notificaciones del celular, nada importante solamente unos mensajes de Romeo. También de Be, deseándome suerte en el juicio.

Mi mente se dispersa pensando en Martina, aún faltan varios días para el supuesto casamiento. No he hablado con ella desde la trampa que me quisieron poner, suplantando a Púrpura. Tampoco he querido molestarla porque sé que está preocupada por su padre.

- ¿En qué piensas, hijo? – mi madre habla sacándome de mis pensamientos – Tus ojos te delatan. Adivinare de quien se trata – sonríe jugando con su dedo índice - ¡Martina!

-Sí, ella es la única que ocupa mis pensamientos – admitirlo duele, aunque más duele no poder tenerla entre mis brazos – Sí el juicio lo gana la empresa demandada, ellos se irán y eso me tiene un poco preocupado.

-Tranquilo todo estará bien – toma mis manos entre las suyas – No crees que ya has alargado suficiente lo de la boda ¿Por qué no la cancelas?

-Falta menos de cinco días para eso y no le daré el gusto a mi padre, él quiso este matrimonio ahora que se aguante – mi expresión sale con tanto resentimiento.

-Bueno, hijo. Solo te pido que lo perdones porque así tendrás paz en tu alma.

-Yo creo que más me va odiar con lo que voy a hacer – termino el vaso de jugo para irme – Después seguimos conversando, ya tengo irme.

- ¡Mucha suerte, hijo mío! – nos besamos en ambas mejillas.

Tomo el portafolios colocándome la tira en el hombro, mi celular y camino hacia la puerta. Descuelgo la llave del llavero por las dudas, giro la perilla abriéndose al querer cruzar el umbral hay una persona que no había visto por llevar puesto mis ojos en el piso.

Desagrada que justo en este día tan ocupado ella tenga la osadía de aparecerse solo para molestarme. De brazos cruzados y sonrisa farsante me reta con la mirada.

-Puedo saber ¿A dónde vas tan presentable? – su voz suena tan desafiante que prefiero ignorarla, aunque me la va a ser difícil – Creo que por lo menos lo merezco saber.

-Todavía no te has ganado ese derecho – hago una mueca de sonrisa, pero inmediatamente la borro.

- ¡Espera! – eleva su voz cuando me dirijo al ascensor – Estoy esperando una repuesta Tian Ceballos.

-Pues seguirás esperando porque no obtendrás una repuesta de mi parte – el elevador no tarda en llegar.

Entro en la caja presionando el botón para desaparecer detrás de las puertas, evitando mirarla, suspiro apoyado en la pared.

- ¡Vaya manera de comenzar el día! – digo hinchando mis mejillas y soltando el aire.

Al salir la brisa caliente me da la bienvenida sofocándome con el traje. Rápidamente me dirijo al garaje del edificio, quito el seguro del auto para subirme, poniendo la llave enciendo el vehículo y dando marcha atrás voy saliendo a la carretera.

El juzgado está bastante lejos de mi hogar así que debo tener mucha paciencia con el tráfico, mi día había empezado bastante bien hasta que apareció esa mujer. Ya falta poco para desaparecer de su vida solamente espero poder tener al menos, una chance con Martina; aunque ella ya no quiere saber nada conmigo.

Antes de llegar estoy tentado a llamarla para saber cómo se encuentra, pero creo que ya tiene bastante con sus nervios, por lo del juicio. Así que lo único que hago es jugar con mis dedos en el volante silbando una melodía que suena de fondo en la radio.

Romeo interrumpe mis pensamientos llamando cuando intento estacionarme frente al juzgado. Desvió la llamada al buzón de voz porque me pone nervioso, de seguro quiere saber si ya he llegado.

Bufo, ya que un imbécil casi me choca al querer ganarme el lugar, pero soy más hábil entrando primero. Suspiro desabrochando el cinturón para agarrar el celular, desbloqueo y busco en el registro, su número.

- ¿Romeo? – digo esperando respuesta del otro lado.

- ¿Dónde te metiste? – aparentemente está furioso conmigo.

-Estoy en el estacionamiento ¿Por qué? No es para que estés enojado, todavía falta para la audiencia – miro el reloj.

-Bueno, pero ya comenzaba a impacientarme por tú tardanza.

-Romeo, ya bajo y voy ¿sí?

-Sí, está bien. Perdón, la ansiedad porque todo termine lo más rápido posible, no la puedo controlar.

-Bien, bien; solo cálmate y en unos segundos estoy ahí.

-Te espero.

Cuelga, y yo tomo mis cosas para ir a esperar por el señor Carlos. Cierro con seguro encaminándome hacia la entrada. El ambiente es bastante formal por la forma en cómo se visten todo, el juez Hugo Carrazana, será el encargado de impartir justicia.

Trato de esquivar a muchas personas que conozco para estar con Romeo, ya que sus nervios lo están superando.

Un hombre de traje gris, que echándose aire con la mano y mueve la pierna izquierda insistentemente sentado, es Romeo. Me da un poco de gracia su expresión de alivio al verme que voy acercándome, a donde se encuentra.




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