Capítulo n°45: "Despedida y muchas lágrimas".

Martina.

Hoy es domingo. Hoy es el último día que paso con mis amigos. No sé cómo sentirme al respecto porque me preocupa Tian.

Sentí mucho alivio al enterarme que la boda se había cancelado, pero él sigue sin aparecer. ¿Sera que lo sabe o simplemente, ahora, huye de mí? ¿Quizás no quiere volver?

Aunque evito atormentarme con mis pensamientos siento dudas. Dudas de su palabra, de su promesa, de volver por mí. Temo que se haya arrepentido en el camino y no quiera saber nada conmigo, ahora que es libre.

Extrañare a Be y sus locuras como arrancarle los pelos a Emma por molestarme, a Lucas por su cotilleo de loro y el barrio donde creí que viviría para siempre.

¡Te extrañare Monserrat! Ese el sitio que llegue con tres años. Me vio crecer, sufrir y perseverar por las cosas buenas. Sin embargo, lo que sucedió con papá fue una tragedia dolorosa porque no merecía algo semejante.

Solo quedamos yo y Lucia, mis padres junto a su nieto se fueron el viernes. Cuanto antes estén en puerto Iguazú la abuela se sentiría tranquila. Lucia prácticamente me lleva arrastrando al auto de Lucas, que hace un rato espera por nosotras.

He dormido como no lo hacía en décadas. Después de la noche que pase al lado de Tian mis pensamientos parecen dispersos en el tiempo provocando que todo el mundo repita lo que quería decirme.

Lo extraño demasiado, es decir, es la nostalgia me invade cuando escucho una canción de distancia y amor. Me molesta no saber nada, ya que podría haber avisado por medio de un mensaje o llamado, pero no. No da señales de vida y temo que le haya pasado algo.

Lucas conduce tamborileando el volante con sus dedos. Se ríe, aunque no tengo idea que le causa tanta gracia. Yo observo por la ventanilla como despidiéndome del barrio al igual que Lucia, va muy callada.

- ¡Bueno esto no es un velorio chicas! – exclama Lu dando un pequeño golpe en su pierna.

-Pero tampoco es una fiesta – objeto bastante angustiada – es una despedida...

Y mi voz se quiebra sin poder terminar de completar la oración. Sus ojos me miran con tristeza, Lucia ni protesta porque sabe que a ella también le afecta todo esto.

-Bien, aunque tenemos que disfrutar las ultimas horas antes de que se vayan ¿sí?

-Lo intentare – fuerzo una sonrisa de labios cerrados.

En silencio llegamos a casa de Romeo es donde vive Be. Quien ha estado bastante enferma razón por la cual estamos aquí para compartir un rato con ella. Tampoco es que quiera irme sin despedirme de ella les aseguro que me mataría antes de poner un pie en el ómnibus.

Toqui nos recibe con su particular saludo, moviendo la cola y lambetazos en la cara, también lo extrañare. Romeo nos saluda a todos guiándonos hasta la habitación de Be.

Ella parece un muerto en vida. Ni ganas de levantarse tiene porque ni se mueve cuando nos ve.

- ¡Bienvenidos a mi sarcófago! – ironiza y apenas eleva su cabeza.

- ¿Be? – Lucas queda pasmado al verla tan apagada - ¡Oye esta no eres tú! Levántate ponte algo que cubra tus orejas y vamos al jardín a disfrutar una espléndida mañana ¿Bien?

-Un muerto tiene más ganas de vivir que yo – su voz suena débil y apagada – pónganse cómodos en seguida regreso.

Lucas y Romeo la ayudan a caminar hasta el baño. Después de escuchar el agua caer, los molestos ruidos que hace al vomitar y abrir la canilla para lavarse los dientes sale más lucida. Por decirlo de alguna manera.

En bata de baño y toalla en su pelo todos colaboramos en vestirla porque casi no tiene ánimos para nada.

- ¿Fuiste al médico, Be? – preguntó viendo dudas en sus ojos.

-Sí, ante de ayer con mi madre y Lu – lo miro como diciendo porque no me avisaron – tranquila tú estabas de luna de miel con Tian.

Mis mejillas comenzaron a arder de tanto calor que sentía por lo que dijo. Be no me dejara en paz hasta que descubra o le cuente todos los detalles.

-Ahh... bueno. ¿Qué vas a usar?

-Martina no te hagas la tonta ¿sí? – asentí porque no hay otra opción más que escuchar sus sermones - ¡En este preciso momento quiero que me digas todo, cuando digo todo, es porque es todo!

Exclamo divertida y metiéndose la remera por la cabeza. Parecía que había renovado sus energías. Espere para ir al jardín para soltar todo lo que paso omitiendo lo ocurrido en el auto.

- ¿No tuvieron sexo? – indaga Lucas bebiendo su jugo de durazno sin darse cuenta que casi paso a mejor vida, ya que se me atoro un pedazo de fruta en la garganta.

- ¡Eres un burro! – dijo Be – Casi la matas sin proponértelo.

- ¿Qué? – encogiéndose de hombros no deja su sorbete – Solo fue una pregunta no veo cual sea el problema.

-Podrías ser menos directo – aclara Lucia incomoda con la conversación.

-Bueno, yo tenía curiosidad y se me salió sin pensarlo. No se ofendan.

-No me ofendo – dije – solamente no esperaba esa pregunta porque no era el tema de conversación, nada más.

- ¿Ocurre algo? – Be se dirige a Lucia – Estas muy dispersas y hasta diría desconectada de nosotros.

-No... solo pensaba en todo lo que estoy dejando incluido... - traga haciendo una pausa – incluido Rodrigo.

- ¿Quién es ese? – con la mirada acuchilladora fulminamos a Lucas tanto Be como yo – Perdón, perdón no era mi intención.

-Es un hombre que conocí hace bastante tiempo en mi trabajo – cuenta mirándose los dedos – salimos unas cuantas veces, pero tuvo que regresar a Italia por su familia.

- ¿Por qué te sientes tan angustiada? – la curiosidad es intensa en mis ojos.

-Porque era tan encantador que creí que una amistad se podría transformar en amor, pero ya ves la distancia nos separó para siempre.

-Bueno no puedes renegar por aquello que no ocurrió, aunque hay muchos caminos que puedes encontrar y te aseguro que serán mejores.

-Mmmm no sé, pero eso ya lo veremos – sonríe quitando esa cara de tristeza.

Continuamos charlando. Lucas me tiro dentro de la piscina luego a Lucia, aunque Be se dio un chapuzón disfruto con nosotros. Sin embargo, tenía la corazonada de que algo la inquietaba.