Todo comenzó con una solicitud de Amistad!!! (borrador)

Capítulo n°46: "Puerto Iguazú nos espera".

Martina.

Llevo dos horas despiertas. Mi espalda duele como nunca por dormir en el piso, ya que nuestras cosas ya las llevaron. Lucia ni se dio cuenta que ya no estoy a su lado.

Si pasara un camión encima de ella ni lo escucharía. Tuve que entretenerme con mi celular porque no había donde hacer café. Y tampoco tenía hambre, pero necesitaba hacer algo para no volver a dormir en esa roca de cama.

Camine de un lado a otro. Fui al jardín revises las plantas que dejo mi madre con mucho dolor, estaban marchitadas por el calor y sus hojas tiradas para abajo, improvise con una lata de dulce de durazno para tirarles agua.

Quizás los nuevos dueños la conserven y las cuiden como su verdadera dueña. A las seis de la mañana ya empezaban a aparecer los primeros rayos del sol sintiéndome nostálgica de tener que abandonar Monserrat.

Unas lágrimas rodaron al suelo cuando me sentaba en la terminación del porche. El tedioso sonido del celular interrumpió mi meditación con sabor a tristeza. Era un número desconocido respondí de inmediato pensando que podría ser Tian.

- ¿Hola? – dije con cautela temiendo que no fuera él.

-Hola, hermosa – mi corazón dio un salto al escuchar su voz - ¿Cómo estás? ¿Lista para partir?

-Bien, bien, pero algo nerviosa también triste por tener que abandonar mi casa. No es fácil irse sin pensar en todo lo que pase aquí ¿Tú te encuentras bien?

-Sí, muy bien – puedo jurar que sonríe – solo te extraño demasiado.

-Yo también, aunque por un momento creí que ya no regresarías al haber cancelado la boda con Emma – dije viendo un picaflor que se asentaba en la flor amarilla para absorber el polen.

-Ya sé que no he sido el mejor cumpliendo mis promesas, pero esta vez va a ser diferente – por su agitación siento que se mueve – Entiendo, que hayas dudado y me ha quitado un peso de encima saber que Emma canceló la boda.

- ¿Cómo te enteraste? – preguntó ya que nadie podía comunicarse con él.

-Romeo me hizo llegar la noticia por medio de Nicolás, el ayudante de campo de la hacienda de mi madre.

-Ahhh

- ¿Qué ocurre? ¿Estás enojada conmigo por no llamarte antes?

-En realidad, no. Aunque empezaba a preocuparme porque no tenía noticias tuyas.

-Tuve problemas para contactarlos. Aquí es difícil encontrar señal, es un lugar bastante retirado de la ciudad.

- ¿Y porque no buscaste otro lugar más cercano?

-No quería que nadie me encontrara y el aire fresco del campo es bueno para reponer energías – hace una pausa - ¿O querías que me casara con Emma?

-Claro que no – mordí mis uñas – no estaría hablando contigo de ser así.

-Bueno, bonita te dejo para que empieces a acomodar tus cosas.

-No tengo mucho por hacer, pero debo levantar a mi hermana – un nudo en mi garganta se instaló dificultando el habla – Te quiero, Tian.

-No llores piensa que todo estará bien y en unos días nos veremos ¿sí?

-Sí, no te demores mucho ¿De acuerdo?

-De acuerdo, te quiero muchoooooooo – dice provocándome una risa tonta.

-Te quiero hasta el infinito y más allá – dije sin pensarlo.

-Ya somos dos. Te adoro, Martina nos vemos pronto.

-Adiós.

Él colgó despejando mis dudas que en el transcurso de la noche volvían para perturbarme. Sonriendo y sintiéndome ridícula fui a despertar a Lucia.

Al principio se quejó, pero cuando le dije la hora dio un brinco echándome la culpa a mí por no hablarla a tiempo. Fue flash arreglándose para partir rumbo al aeropuerto.

Solamente llevábamos dos maletas cada una y muchos recuerdos que se quedaran en nuestros corazones. Preferí evitar que los chicos vinieran a acompañarnos porque no me iría nunca.

Los extrañaría de una forma que no se podría explicar, pero mi abuela necesita nuestro cariño en sus últimos días de vida. Estaba segura que ella amaría vernos a su lado.

A las siete y media por los altavoces daban el ultimo llamado antes de cerrar la puerta de embarque. Nos acomodamos una al lado de la otra porque ese era el orden de nuestros pasajes de aviones.

Lucia se aferraba en mi brazo quitando su vista de la ventanilla. No quería ver cuando dejáramos atrás esta ciudad, sin embargo, sería inevitable ya que nuestro destino nos espera.

Cambiamos la forma de viajar porque era muy tedioso ir en autobús. En cambio, un vuelo directo estaremos en menos de 2 horas en puerto Iguazú.

Papá nos llamó para recordarnos que debíamos llamarlo cuando aterrizáramos para que nos fuera a buscar. Cuando iba a despegar tuve que sujetarme de mi asiento creyendo que se caería.

Puerto Iguazú es una ciudad de la provincia de Misiones, en el extremo nordeste de la Argentina. Se encuentra situada a 14 km de las cataras del Iguazú, una de las siete maravillas del mundo.

Mi abuela Irma Rogers Castillo vive en el Puerto Esperanza, es cabecera del puerto Iguazú a 60 km de las cataras del Iguazú y a 5 km del embarcadero sobre el río Paraná. Ese será nuestro hogar, mejor dicho, nuestro antiguo hogar.

Lucia no lo pensó ni dos veces en quedarse dormida sobre mi hombro. Yo por más que lo intentaba no podía cerrar mis ojos. Sentía un vacío enorme y unas poderosas ganas de llorar. Tenía la necesidad de ver a Tian cuánto antes no importaba como o donde, pero la desesperación me hacía delirar de amor por él.

Él estaba lejos sin saber que lo extrañaba horrores. Pensando estupideces con lágrimas en los ojos obligue a mis ojos dormir.

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Durante las casi dos horas que duraba el viaje dormimos, en realidad, mi hermana lo hizo. Yo a la hora ya estaba abriendo los ojos de nuevo.

Una voz sonó en el interior anunciando que el avión aterrizaría en unos minutos. De inmediato avise a mi padre que ya estaba en camino. Lucia parecía perdida cuando se frotaba sus ojos.

-Pensé que era un mal sueño estar dentro de un avión – hizo una mueca triste.

-Ojalá lo fuera, pero ya ves que no lo es.




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