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Kat Foster

El estár varias horas caminando de aquí para haya me tiene totalmente exhausta, por fin después de estar varias horas como loca caminando por toda la editorial con estás zapatillas me estaba matando.

Toda la empresa estaba hecha un desorden, todas las personas estaban totalmente corriendo como si su vida dependiera de ello, y era entendible, el CEO había llegado al país, y era algo nuevo por qué a pesar de ser dueño de varias editoriales en el mundo, nadie conocía su rostro. O eso pensaba yo.

Horas antes

Mi alarma como normalmente hacia, sonó exactamente a las 4:30 am lo que me dio el tiempo necesario para hacer mi mañana normal.

Estiré mi cuerpo para después ir al baño y ducharme, sentí como el agua caliente mojaba y relajaba mi cuerpo desnudo termine de ducharme 20 minutos después para empezar a secar mi cabello y ondularlo, use el maquillaje más natural y lo único que dejaba a llamar la atención eran mis labios pintados de un rojo llamativo, me coloque una falda tuvo hasta las rodillas color blanca y mi blusa rosa pastel, la tela era traslúcida pero dejaba bastante a la imaginación y no era tan reveladora. Coloqué mis zapatillas negras, antes de bajar al primer piso observé la hora, 6:40 am si pensaba aún tenía un poco de tiempo para desayunar algo en casa pero mejor me decidí por tomar alguna fruta y hacerlo de camino a la editorial.

A paso lento comence a bajar las escaleras como lo hacía de lunes a domingo, tome mi bolso y guarde las llaves de casa y tome las del auto junto con las agendas.

Mi puesto en la editorial era el ser secretaria del CEO, a los ojos de todos era la secretaria perfecta, siempre a tiempo, fría, calculadora, perfeccionista, servicial y con un buen humor cuando quería. Era la secretaria de en sueño.

Todos pensaban que yo conocía al CEO, pues era su secretaria, pero la verdad era que no sabía absolutamente nada de mi jefe, a excepción de que siempre nos comunicamos por E-mails. Estoy a su servicio 24/7 y en muy rara ocasión hemos hablado por llamada. A lo que se, es que es asiático y su editorial comenzó en Corea y poco a poco se fue expandiendo.

7:10 am es cuando llegó a la editorial, en cuanto mis ojos dejan de estar enfocados en mi reloj veo como un tsunami de gente corre de lado a lado y papeles vuelan por todas partes, a paso tranquilo y con determinación paso el lobby, las personas me miran y parece calmase por un momento, toda su atención está puesta en mi y en cuanto entró al ascensor y se cierran las puertas se que hay algo ocurriendo y lo averiguaré en cuanto llegue a mi oficina.

A paso tranquilo aún llegó a mi oficina, dejo mis cosas y abro mi correo, al entrar inmediatamente llega un correo de mi jefe, y no puede ser cierto... El está aquí.

Tiempo actual

Cuando recién iba entrando a la editorial no pensé que tal catástrofe se avecinaba, después de charlar con todos los empleados pude poner a todos en orden, pude hacer eso pero no pude hacerlo conmigo cuándo la gente se tranquilizó empezó a correr el tiempo para mí, tenía que tener absolutamente todo en orden en la oficina de mi jefe antes de el que llegara.

Mi carrera comenzó buscando y acomodando todos los documentos, de los más recientes hasta los más antiguos y todo tipo de documentos de ventas y publicaciones de cada libro, sentía la adrenalina fluir por mi cuerpo al momento en que inicie a organizar todo, al final después de varias horas por fin tenía todo en orden y pude darme un descanso.

El estár varias horas caminando de aquí para haya me tenía totalmente exhausta, por fin después de estar varias horas como loca caminando por toda la editorial con estás zapatillas me estaba matando.

La gente ya se había calmado, y todo volvió a la normalidad, excepto por una cosa, quedaban exactamente unos minutos para conocer al hombre que le dio vida a esta editorial y no me quedo de otra que volver a levantarme y ir a baño para arreglarme y volver a ser la perfecta secretaria ante todos.